Aunque el título de esta nota pareciera la promoción de un nuevo servicio, la realidad es aún más cruel. El cuerpo de Bomberos de Bucaramanga, por vocación y no porque así lo planearon, han empezado a atender casos de crisis emocionales y sicológicas, no solo a través de las llamadas telefónicas, sino acudiendo en primera respuesta a las alertas de personas que están a punto de suicidarse.
El hecho no es nuevo. Múltiples escenas grabadas por video aficionados han mostrado la valentía de los uniformados cuando, amarrados solo a un arnés, caminan temerarios sobre las rejas de seguridad del Puente de la Novena en Bucaramanga y se abalanzan ante quien está a punto de saltar. En la mayoría de los casos, logran su cometido con una acción valerosa, seguida de aplausos de los presentes. En otros, son capaces de que la víctima se retracte de su decisión, mediante el diálogo.
Lo novedoso fue la revelación que hizo la directora de la entidad, Yelitza Oliveros, quien indicó que en el cierre de este 2023, en una realidad pos-pandemia, la gente en medio de crisis emocionales o psicológicas ha empezado a utilizar más la línea telefónica 119 para intentar encontrar consuelo.
“Tenemos indicadores altos de llamados, de auxilio mental, de rescates mentales”, explicó Oliveros al respecto. “Nosotros tenemos que preparar a nuestros bomberos porque ellos son los primeros respondientes, y deben tener algunas técnicas de manejo psicosocial, esas personas que están con alteraciones, cómo acercárseles, cómo llevarlos al diálogo”, dijo la directora.
Sin embargo, no desconoció el trabajo de los profesionales en esta área sicológica. “Obviamente, debemos tener claro que hay profesionales especialistas para esto, sin embargo, mientras ellos llegan a la escena de emergencia, nosotros debemos atender este tipo de situaciones”.
La directora también hizo énfasis en que, en medio de la acción de salvamento o diálogo, el bombero responde por instinto y humanidad, pero una vez culmina el episodio, es justamente el uniformado quien debe enfrentar ahora la situación que acabó de vivir, por lo que también queda afectado. “Eso no es normal, y ellos tienen que hacer una desactivación psicosocial, y a eso le apuntamos hoy en día”, explicó Oliveros.