Tras sufrir en sus últimos días serios quebrantos de salud, falleció este miércoles en Medellín el obispo de la Diócesis de Garzón, en el Huila, monseñor Fabio Duque Jaramillo. El prelado católico, que cumpliría 72 años en mayo próximo, se había retirado en semanas recientes de su ejercicio pastoral mientras recibía atención médica.
La noticia del deceso de monseñor Duque Jaramillo causó dolor y consternación entre la amplia comunidad que regenta la Diócesis de Garzón que, con 22 municipios, es la más amplia y antigua del Huila.
“Después de Navidad (en diciembre pasado), monseñor Duque viajó a Medellín a descansar”, relató el sacerdote Héctor Trujillo, vicario general de la Diócesis de Garzón y párroco de la Catedral de San Miguel Arcángel.
El presbítero indicó que allí se practicó unos exámenes médicos de rutina y, tras algunas dolencias, se le ordenaron nuevos reconocimientos, que llevaron a la detección de cáncer hepático.
“Fue hospitalizado en la Clínica El Rosario, en Medellín. La enfermedad se lo llevó muy rápido”, reconoció Trujillo.
Su salud había sufrido altibajos en 2020, por lo que estuvo sometido a tratamiento y observación médica, pero luego pudo retornar a la actividad religiosa.
Monseñor Duque Jaramillo había llegado a Garzón -municipio al que se le conoce como la ‘capital diocesana del Huila’- en julio de 2012, por designación del papa Benedicto XVI, y tras presidir la Diócesis de Armenia, de donde era oriundo, durante nueve años.
Reconocido por su permanente interés intelectual, había adelantado estudios de Licenciatura en Filosofía y Teología en la Universidad San Buenaventura, en Bogotá, y posteriormente de doctorado en Sagrada Liturgia en San Anselmo, en Roma.
Además de diferentes dignidades y cargos en la Iglesia Católica, fue también decano de la Facultad de Teología y profesor de Liturgia y Patrística de la Universidad San Buenaventura en Bogotá, profesor del Instituto de Teología Misionera de los Padres Redentoristas, también en Bogotá, y profesor invitado de Liturgia en el Instituto “Regina Mundi”, en Roma.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, lo tuvo como integrante de la Delegación de la Santa Sede en las Conferencias Generales de 1999-2001 y 2003, y como jefe de la delegación de la Santa Sede en la Mesa Redonda de los ministros de la Cultura de los países miembros sobre “Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”.
“Era un hombre de Dios, muy inteligente, muy capaz, con el don de la palabra, con una vida espiritual profunda, preocupado por su clero”, concluyó el sacerdote Héctor Trujillo.