La Universidad de Caldas cambió su Política Lingüística para que estudiantes indígenas, raizales, palenqueros e integrantes de la comunidad Rrom que hablen su lengua nativa puedan graduarse acreditando el requisito de bilingüismo que exige el centro de educación. La medida beneficia a 400 estudiantes que tiene hoy la universidad y que pertenecen a alguna de estas comunidades.
Esta reforma responde a la normatividad en el ámbito nacional e internacional, que reconoce la importancia de la diversidad lingüística e insta a las instituciones a promover y organizarse de acuerdo con una política inclusiva y respetuosa. Así lo afirmó el profesor de Antropología, Juan Manuel Castellanos, quien tuvo esta iniciativa.
"La Constitución prohíbe los tratos desiguales y discriminatorios. Las universidades, en su autonomía y en su búsqueda por oportunidades para los estudiantes, han desarrollado políticas de formación bilingüe que han estado orientadas a las lenguas extranjeras. Sin embargo, en Colombia existen 68 lenguas: 65 nativas, dos raizales y una de origen europeo, que es el rrom. Al no reconocer el patrimonio cultural al cual pertenecen y sus capacidades bilingües, se están desconociendo los derechos de los estudiantes indígenas, raizales, rrom y palenqueros, para quienes el español es su segunda lengua en muchos casos".
El nuevo acuerdo y la modificación reglamentaria no impiden el aprendizaje de lenguas extranjeras, sino que incorporan las otras lenguas habladas por ciudadanos colombianos como opción para certificar el bilingüismo.
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El profesor Castellanos señala que, para los estudiantes de pregrado, este requisito es necesario para obtener el título universitario y que se refuerza mediante una política que aún es discriminatoria, la del Icfes. En esta prueba, se exige a los estudiantes de grado 11 presentar una prueba Saber 11 en inglés y a los estudiantes de pregrado una prueba Saber Pro en inglés.
El caso que impulsó este cambio en la política institucional es el de Rodrigo Dagua, estudiante de licenciatura en educación con énfasis en ciencias sociales de la comunidad Nasa, quien tomó sus clases en una sede que tiene la Universidad de Caldas en el Cauca.
"Este fue un proceso con la ayuda del profesor Juan, quien me ayudó a hacer esa solicitud. Lo que sucede es que nunca había llegado un indígena a hacer un posgrado en la Universidad, por lo que no tenían en cuenta esta situación. Yo quería estudiar un posgrado en etnoeducación, y cuando llegué me pidieron presentar el examen de admisión junto con mis compañeros. Argumenté que hablo, escribo y leo en mi lengua materna", dijo Rodrigo Dagua.
Este cambio en la política lingüística también incluye a los usuarios de las lenguas de señas y manuales. Juan Felipe Orozco, docente de planta en el departamento de Ciencias Jurídicas y parte de la Clínica Sociojurídica de interés público que apoyó a Rodrigo Dagua y a Juan Manuel Castellanos en la argumentación jurídica para lograr este cambio, afirma: "Quedé muy contento, porque es un paso fundamental para llevar a la práctica un propósito que aún no hemos logrado cumplir en las universidades del país, que es implementar adecuadamente con acciones contundentes la política de educación inclusiva e intercultural del Ministerio de Educación Nacional. Además, esta política fue adoptada gracias a la presión ejercida por la Corte Constitucional Colombiana, la cual identificó que las universidades no estaban cumpliendo con esta tarea, así como por la suscripción de acuerdos internacionales que reconocen los derechos diferenciados de las personas en situación de diversidad física, neuronal, etc."
La Universidad destaca que, con la implementación de este nuevo acuerdo, el Semillero de Investigación Contextos Interculturales de Aprendizaje del Departamento de Antropología y Sociología de la Universidad de Caldas ha publicado un formulario para identificar a los hablantes de lenguas nativas y raizales colombianas en la institución. Esta encuesta preliminar tiene como objetivo caracterizar la diversidad lingüística dentro de la Universidad y así apoyar el cumplimiento de la norma y promover y fortalecer su uso académico.