La Fiscalía General de la Nación incautó tres toneladas de carne de res y cerdo proveniente de mataderos clandestinos ubicados en el Magdalena Medio, desde donde se enviaban a distintas entidades y organizaciones de Antioquia y Santander.
Según la investigación, estos mataderos funcionaban a gran escala, sin los permisos de ley, y en medio de precarias condiciones de salubridad, allí fueron encontrados en corrales 44 cerdos, 24 vacas y un búfalo.
“Se estableció que la actividad ilegal afectó el suelo, y aceleró un proceso de perdida de vegetación y erosión por el abandono indiscriminado de pieles, cascos y otras partes de los animales. De igual manera, se evidenció que en los dos predios no había tratamiento de aguas residuales y las fuentes hídricas recibieron una carga contaminante producto del vertimiento de líquidos. A esto se suma la presencia se aves de carroña, insectos y malos olores”, explicó el director especializado para los Delitos contra los Recursos Naturales y el Medio Ambiente, Fernando Jiménez.
La Fiscalía finalmente estableció que estos centros de sacrificio operaban sobre un corredor ecológico para especies silvestres, como el manatí; y estaban ubicados en una Zona de Reserva Campesina, donde no se pueden desarrollar labores industriales.
Por estos hechos, la Fiscalía les imputó los delitos de contaminación ambiental; y corrupción de alimentos, productos médicos o material profiláctico.