En el corazón de la región de Urabá se forjaron los inicios de una de las atletas más importante en la historia de Colombia, Caterine Ibargüen. Las calles del barrio Obrero fueron la primera pista de lo que posteriormente sería la primera medalla olímpica de oro para Colombia en el deporte rey.
Sería en 1997, durante una visita del entrenador Wilder Zapata al Colegio San Francisco de Asís. Caterine cursaba el sexto grado y comenzaría a escribirse una historia marcada por la disciplina y la dedicación. Esfuerzos que en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 se convertiría en medalla de plata en el salto triple.
“En el momento que la vi desplazarse a grandes velocidades me di cuenta que era muy buena porque tenía 13 años y le ganó a las niñas de 15 y 16 ese día. El sábado de esa misma semana hubo unas competencias a nivel nacional y ella ganó salto alto”, recuerda el entrenador antioqueño.
Caterine pasó varios años practicando pruebas múltiples, en las que, a pesar de registrar buen rendimiento, no eran lo suficientemente buenas para clasificar a los Juegos Olímpicos. Aquí se marca un punto de inflexión definitivo en la carrera de Ibargüen y es donde conoce a Ubaldo Duany en Medellín. El entrenador cubano la lleva a Puerto Rico y comienza a competir en salto triple, la prueba que la ha llevado a convertirse en un referente mundial del atletismo.
En 2011 gana medalla de bronce en el Mundial de Atletismo disputado en Daugú y desde ese momento, Caterine lo ha ganado todo, Ligas Diamante, Mundiales de Atletismo y la medalla de oro en Río 2016.
Caterine fue elegida en 2018 por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) - hoy convertida en World Athletics - como la mejor atleta del mundo, un reconocimiento a su carrera y a su tenacidad, por ser un ejemplo para las nuevas generaciones que han visto en ella, la inspiración necesaria para comenzar en esta disciplina.
Caterine anunció que Tokyo 2020 será su última competencia en Juegos Olímpicos, por lo que quiere despedirse con una medalla de oro, y de alcanzarla, sería su tercera presea en olimpiadas de verano y la segunda dorada.