Dado que no prosperó en la Asamblea Nacional la destitución del presidente Guillermo Lasso, el mandatario tendrá que seguir capoteando el paro nacional liderado por la Confederación Nacional de Organizaciones Indígenas del Ecuador (CONAIE).
“Defendimos la democracia y ahora debemos recuperar la paz. Pese a los intentos golpistas, hoy prevaleció la institucionalidad del país. Queda en evidencia quiénes trabajan para las mafias políticas. Mientras tanto, nosotros seguimos trabajando por el Ecuador”, escribió el jefe de Estado en su cuenta de Twitter.
¿Se cierran las puertas del diálogo?
Lo relevante ahora es que ayer, mientras el Legislativo debatía la destitución de Lasso, Ecuador era notificado de que el conflicto parecía confinarse de nuevo en un aparente callejón sin salida, debido al rompimiento del diálogo que había tomado vuelo durante el pasado fin de semana.
Al comenzar hoy el décimo séptimo día del conflicto, la CONAIE afirmó que “el movimiento indígena permanece en pie de lucha” y sentenció que “el paro, no para”. En un vídeo se mostró al líder Leonidas Iza tocando flauta y cantando alusiones al pliego de peticiones de diez puntos.
El mensaje de la CONAIE parece responder a lo afirmado por Lasso, en un video que difundió la Presidencia, con traducción simultánea en quechua, en el cual explicó la causa del rompimiento de los diálogos.
“El Gobierno no se puede sentar a dialogar con quienes pretenden secuestrar la paz de los ecuatorianos”, dijo Lasso, en alusión al ataque a un convoy militar que protegía el transporte de combustible en Sushufindi, durante el cual murió el sargento José Chimarro y quedaron heridos doce miembros de la Policía Nacional de las Fuerzas Armadas. Los atacantes usaron armas de fuego y lanzas.
¿Diálogo sí, pero sin Leonidas Iza?
En su mensaje, Lasso reivindicó la disposición del Gobierno para entablar un diálogo “fructífero y sincero” y dar respuestas concretas a las demandas de “nuestros hermanos indígenas”. Advirtió que no se sentará a dialogar con Leonidas Iza “quien solo defiende sus intereses políticos y no los de sus bases”. Dirigiéndose a ellas, Lasso expresó que “se merecen más que un oportunista como líder” pues “los ha engañado a ustedes y a todo un país”.
¿Está infiltrada la protesta?
En un vídeo difundido en redes por el medio ‘La Barra Espaciadora’, Iza reconocía que el ataque al convoy militar entorpeció el diálogo y llamaba a las bases a “mantener la paz”, mientras reiteraba que la protesta indígena podría haber sido infiltrada por grupos violentos con el objetivo de desprestigiarla.
“No acepto a quienes estén ahí con ideas individualistas. Hay una decisión de los dirigentes y esa decisión se tiene que cumplir. Y el que no esté de acuerdo, entonces vamos a traerlo acá para que pueda hablar de dónde mismo es (y) quién es, porque si no también se está aceptando mucha cuestión de infiltración acá adentro”.
Durante todo el paro, el Gobierno no ha vacilado en responsabilizar a los líderes de las protestas de los episodios de vandalismo. El Ministro de Defensa ha dicho que, a diferencia de lo ocurrido en 2019, “ya no proceden las excusas de que son otros los violentos”.
“Si en cada protesta social se infiltran personas que destruyen bienes públicos y privados, causan heridas, incendian patrulleros, agreden a periodistas, extorsionan a las empresas y ciudadanos, es evidente que actúan con consentimiento de quienes organizan las movilizaciones”.
La contra réplica de Iza y la CONAIE es que “nadie ha salido a desafiar la Ley”, que lo han hecho “porque el hambre y las injusticias ha tomado cada uno de nuestros hogares” y que “la Ley ha desafiado al hambre” deteniendo a quienes luchan contra la carestía, a quienes exigen condiciones para el ingreso de los jóvenes a las universidades o a quienes no pueden vender sus productos agrícolas.
¿Pierden legitimidad el movimiento y los liderazgos indígenas?
María Paz Jervis, decana de Ciencias Humanas y Jurídicas de la Universidad UISEK declaró en Radio Nacional de Colombia que “no es una protesta pacífica ni social” porque sus líderes han patrocinado el desperdicio de alimentos como la leche, han amedrentado a trabajadores agrícolas, han amenazado a obreros textiles y les han impedido transportarse o ingresar a las fábricas. Son “actividades vandálicas que están permeadas por el crimen organizado”.
A su juicio, esas expresiones violentas han deslegitimado los grandes logros de los movimientos sociales, y especialmente de los pueblos indígenas, durante la década de 1990, cuando se consolidó su reconocimiento y su organización política, por ejemplo, con el partido Pachakutic, hoy con representación en la Asamblea Nacional.
Jervis lo atribuye, en parte, a los efectos del proceso de cooptación de liderazgos sociales e indígenas por el Gobierno de Rafael Correa que, simultáneamente, apeló “a grupos pandilleros porque necesitaba fuerzas de choque y una masa”.
Rafael Correa “hizo lo propio con otros sectores que no eran delincuentes hasta aquel entonces, como el movimiento indígena, y cooptó a muchos líderes que sí han mostrado un perfil muy delincuencial”.
Leonidas Iza representa un liderazgo “muy tiránico y violento” inspirado en su concepción de un comunismo indoamericano: el indigenado está convocado a ejercer el poder por sobre el resto de la sociedad, apelando a la violencia si es necesario, como ocurrió en las protestas de 2019.
En el marco de las protestas de 2019, 60 personas fueron detenidas y judicializadas. Este año fueron amnistiadas por la Asamblea Nacional, dentro de un grupo de 268 líderes ambientalistas, sociales, indígenas y defensores de derechos humanos. Entre los amnistiados estuvo Leonidas Iza.
Consultada sobre las razones para el otorgamiento de la amnistía, María Paz Jerves no encuentra “explicación jurídica y política plausible”. Lo que cabe es “reconocer que los hilos del narcotráfico y de la violencia estructurada y organizada ha permeado a todos los niveles de la sociedad latinoamericana, y el Ecuador no es la excepción. El Ecuador es un país permeado por el narcotráfico de manera permanente”.
Roberto José Beltrán –director de la Fundación para el Desarrollo Empresarial y Social (FEDES) y titular de la Cátedra Unesco de Cultura y Educación para la Paz en Ecuador– afirmó en Radio Nacional de Colombia que las motivaciones de la protesta son justas ahora como en el pasado. Además, lamentó que no hayan sido escuchadas ni atendidas adecuadamente por los Gobiernos y que estén ocurriendo atentados contra la propiedad privada y parálisis del comercio y del transporte.
Aunque hay consenso ciudadano sobre el derecho a la protesta, crecen los reparos a medida que se sienten los efectos sobre la ya “delicada y escuálida” economía ecuatoriana, dijo.
Lo preocupante en medio de una crispación generalizada –lo constatamos en redes sociales– es que el movimiento indígena y sus líderes, especialmente Leonidas Iza, son calificados como vándalos, asesinos, saqueadores, terroristas o criminales, mientras se propagan llamados a eliminarlos físicamente.
¿Los narcos pescan en río revuelto?
Según el Ministro de Defensa, detrás de los actos violentos “está la mano del narcotráfico y la delincuencia organizada” que han sido considerada “como una amenaza al Estado ecuatoriano, a la soberanía y a la democracia” para lo cual se creó la ‘Fuerza de Tarea Conjunta’ y se decretó a Esmeraldas como zona especial de seguridad, en consideración a que en el vecino del norte (Colombia) los carteles de la droga están recolectando la tercera cosecha de hoja de coca y se han presentado enfrentamientos en Esmeraldas entre la Marina, delincuencia organizada y narcotraficantes.
En la perspectiva del Gobierno, las movilizaciones en el marco del paro nacional “están distrayendo el accionar de las Fuerzas Armadas” que estaban concentradas en la operación Júpiter contra “una organización criminal”, cuyo líder es responsable de las masacres carcelarias en Santo Domingo.
El Ministro del Interior responsabilizó a quienes participan en las marchas, concentraciones y bloqueos de favorecer la penetración, cada vez con más fuerza, del crimen organizado” porque “mientras las Fuerzas Armadas están empleadas en su gran mayoría en tratar de mantener y recuperar el orden, toda la otra fuerza criminal sigue operando”.
“Es un argumento bastante patético”, consideró María Paz Jirves, porque “quien tiene la obligación de proveer seguridad, quien es responsable por acción o por omisión, no puede salir a lavarse las manos a decir: bueno, si roban es porque estamos ocupados atendiendo a los manifestantes”.
¿Ecuador a la deriva?
A la decana de Ciencias Sociales y Jurídicas de UISEK no le sorprende el argumento “´pueril” del Gobierno cuya “tónica este año ha sido no entender al Ecuador, no conocer al país y no querer conocerlo”. Es consistente, enfatiza, con la “ausencia de liderazgo del Gobierno Nacional y su falta de acción. No sabemos, como ecuatorianos y ecuatorianas, a dónde vamos. Nos sentimos en un barco a la deriva”.
Hoy, la Asamblea Nacional tendrá que retomar su agenda habitual de trabajo. ¿Se calmarán sus aguas después del fracasado intento por destituir al presidente Lasso? No es fácil predecirlo.
Se trata de una Asamblea en la que cohabita “una extraña alianza” entre los representantes del movimiento del ex presidente Rafael Correa, la extrema derecha e indigenistas dispuestos a todo para descarrilar el Gobierno, al tiempo que hay una intrincada red de intereses entre corrupción, revanchismo y relaciones con el narcotráfico, según el diagnóstico de Jonathan Palma (‘Ecuador en busca de sí mismo), publicado en la plataforma periodística Connectas.