En un acto público, la Compañía de Jesús pidió perdón a la familia Llano Ramírez, que fue víctima de abuso sexual por el sacerdote Darío Chavarriaga, donde llamaron a que no se vuelvan a presentar estos hechos tanto en la iglesia católica, como en cualquier parte del mundo.
“Me presento ante ustedes, víctimas del abuso sexual perpetrado por nuestro hermano, quien debía ser guardián de la fe y la moral, y no el victimario de toda una familia”, dijo el padre Hermann Rodríguez (S.J.), quien encabezó el acto de perdón.
Así mismo, el padre calificó como “abominables” los actos cometidos por el sacerdote Eduardo Chavarriaga, que “quebrantaron la confianza depositada a la Compañía de Jesús y la iglesia católica”.
“La Compañía de Jesús acepta sus fallos en su deber de protección y cuidado hacia los más vulnerables, los más pequeños (…) Reconocemos el daño físico, emocional y espiritual que han soportado”, señaló.
El padre afirmó que “pedir perdón es el inicio de un camino largo y difícil”, por lo cual expresó perdón y reconoció el largo camino de perdón que ha atravesado la familia Llano Ramírez.
“Nos unimos en el llamado de ‘ya no más víctimas de pederastia’ y no solo en la iglesia católica sino en cualquier parte del mundo”, remató.
“Es como cerrar un capítulo doloroso”
Luis Fernando Llano, quien fue víctima del sacerdote Chavarriaga, recordó el capítulo que vivieron él y sus hermanas: “Jamás imaginamos la sombra oscura que se ocultaba en esa fachada de bondad”.
Durante su intervención, resaltó que “abrió un abismo profundo entre nuestra familia y la iglesia, una institución que hasta entonces habíamos respetado y en la que habíamos depositado nuestra fe”.
“Hoy, sin embargo, estamos aquí, gracias al amor inmenso que Dios ha puesto en nuestros corazones. Es como cerrar un capítulo doloroso, que durante mucho tiempo se sintió inconcluso, un nudo en la garganta que hoy comienza a deshacerse”, dijo.
Así mismo, Llano resaltó que el perdón “finalmente ha llegado en nuestras vidas, ha llegado como consecuencia del valiente reconocimiento y el sincero arrepentimiento de los más altos miembros de la comunidad jesuita”.