Bellanir Montes Matoma, coordinadora del colectivo ‘Nayibe’ llegó con su familia cuando aún era una niña a Bogotá desde su querida Natagaima (Tolima) buscando nuevas oportunidades. Sus primeros años los vivió en los barrios La Alquería y Las Ferias. A los 14 años se convirtió en madre y a los 16 ya lideraba un comité de mujeres en Ciudad Bolívar.
“Cuando nos radicamos en La Cumbre, a los pocos meses comencé a organizar a las mujeres y también a los hombres para arreglar la entrada del barrio porque eso era terrible, bajaba toda el agua, eso era un barrizal. No había servicios públicos. Nos tocaba ir a lavar a la vereda de Quiba que está pasando esa cordillera. Para el agua teníamos que caminar mucho y a veces había que pagar para que nos la trajeran en burros desde el barrio Tunjuelito”, señala Bellanir.
El barrio contaba con una sola línea de luz que sacaban de un poste de la junta de acción comunal del barrio San Joaquín, el cual permitía que cada familia contara únicamente con un solo bombillo. Para cocinar los alimentos tenían que hacer una fila desde las tres de la mañana para que les vendieran un galón de cocinol. Mucha gente se quemó con este combustible. A Bellanir se le incendió su casa.
“La mujer ancestral y milenariamente hemos sido violentadas y aquí en el borde periférico de la localidad, donde hay pobreza, marginalidad, donde la mayoría somos mujeres cabeza de familia (por no decir que todas), no es la excepción. Entonces queríamos tener un espacio de reflexión y de formación. Un lugar que nos diera la oportunidad de realizar una labor y poder potencializarlo”, afirma.
Bellanir se trasladó en 1989 al sector Vencedores del barrio Tesoro. En el paro cívico de 1993 integró la mesa negociadora. También fue madre comunitaria durante 8 años. Luego formó el grupo ‘Mujeres Líderes Pensantes’ en donde realizaron un proceso muy significativo sobre el tema de la mujer y género. Hace 18 años, con siete hijos, Bellanir se divorció de su esposo por los maltratos físicos y psicológicos que sufría.
“Yo vengo participando desde esa época en diferentes comités. Empecé a darme cuenta de que las mujeres tenemos una fuerza, que, si nos proponemos algo, lo logramos porque somos creativas, perseverantes, no nos da pena golpear puertas para conseguir algo. Todo lo que vemos hoy es un desarrollo, no completo, porque faltan todavía muchas cosas, pero tenemos al menos lo más básico que es el agua, la luz, colegios y una ruta de transporte”, dice.
En 2011, la hija de Bellanir, Nayibe Reyes, de 26 años, con tres hijos, trabajadora social de la Universidad Distrital y quien había heredado el temple de su madre en la lucha en defensa de las mujeres, fue asesinada cuando se disponía a defender a una mujer de la agresión física de su pareja.
Al año siguiente, las mujeres del colectivo, como un homenaje, sugirieron cambiar el nombre del grupo por el de ‘Colectivo Nayibe: Mujeres, Política, Voces y Encajes’.
Entonces, comenzaron a trabajar en el tema de la mujer y el género en cuatro ejes estructurales: formación política y social, que tiene que ver con el tema de prevención de la violencia, todo lo que implica la política pública de la mujer y el género; el tema del emprendimiento, el tema cultural y todo lo que es el acompañamiento y asesoramiento a mujeres víctimas de violencia.
"Hemos ejecutado iniciativas enmarcadas principalmente en el tema de prevención en las que las mujeres participan. Le hemos apostado mucho al tema formativo, porque consideramos que una mujer preparada es una mujer que argumenta, que se defiende, que conoce las herramientas institucionales. Eso es lo que pretendemos con las mujeres, que sepan a dónde acudir", asegura.
Durante esos 36 años de trabajo social y comunitario en la defensa de la vida y los derechos de la mujer, Bellanir ha logrado capacitarse. Es tecnóloga en atención a la infancia y adolescencia. Tiene dos diplomados: uno en gerencia social y el otro en proyectos y gestión pública.
En estos momentos, se encuentra terminando psicología. Además, hace parte del Movimiento Social de Mujeres en Bogotá y también a nivel nacional. Asimismo, ha participado en encuentros internacionales con una agenda propia de mujeres de su localidad.
El colectivo Nayibe, que actualmente está integrado por 15 mujeres, donde se encuentra una politóloga y una abogada, también interactúa con organizaciones de mujeres rurales haciendo intercambios de saberes en el marco del emprendimiento y la artesanía.
Igualmente, han logrado participar en unas seis iniciativas en su zona y en un espacio que se llama el Comité Operativo Local de Mujer y Género. Además, hacen parte de un proceso que se llama la Red de Mujeres en la localidad.
"El principal logro que hemos tenido es el posicionamiento del colectivo como proceso organizativo. Yo me siento muy orgullosa de nuestra labor porque hemos logrado empoderar a las mujeres, mujeres que saben cómo defenderse, que saben quiénes son y tienen autenticidad y autonomía en sus decisiones. Nosotras tenemos mujeres de diferentes barrios y también de la localidad que conocen nuestro trabajo y por eso acuden al colectivo porque conocemos las rutas institucionales", afirma.
Bellanir conserva los rasgos que heredó de su madre, quien pertenecía al cabildo indígena pijao y quien falleció hace un año. Su padre, quien también falleció hace muchos años, era del Valle del Cauca. Tiene siete hermanos que todavía están vivos. Todos ellos pertenecen a la iglesia evangélica pentecostal al igual que sus padres.
"Soy como la oveja negra de la familia, no porque sea atea, sino porque tengo mis posiciones sobre la religión. Tengo fe ciega y creo en lo que puedo lograr y ser capaz, eso siempre me ha acompañado. He logrado educar a siete hijos excelentes (en ese tiempo no se permitía planificar y una tenía que someterse al marido), pero después me di cuenta de que todo eso era mentira", asegura.
Sobre el Día de las Madres, Bellanir opina que es un tema comercial creado por el sector empresarial y que el Día de la Madre es todos los días, al igual que el Día del Hijo y el Día del Padre.
"Recibo un presente de un hijo el día que él quiera. Prefiero pasar más tiempo con ellos para charlar y ver una película. Les diría a las madres que nos sentemos y reflexionemos sobre lo que significa ser mujer. ¿Cuál es la importancia que tenemos en esta sociedad? Considero que las mujeres somos responsables del 90 por ciento del desarrollo de los territorios porque somos las que más conformamos los procesos sociales, pero además hacemos esa triple jornada: participar, ser madres y ser esposas", concluye Bellanir Montes Matata.