Los más recientes informes médicos sugieren que, mantener avivado el estado de ánimo de la ilusión tiene múltiples beneficios para la salud física y puede tener un impacto significativo en el área mental y emocional.
La esperanza, definida por la ONU como una actitud realista pero optimista hacia la vida, se establece como un factor crucial en diversos aspectos del desarrollo personal y social. Este estado de ánimo no solo implica la creencia en un cambio positivo posible, sino también la determinación activa de establecer y trabajar hacia nuestras metas.
En una de las más recientes emisiones de ‘El Atardecer’ se abordó un tema de gran relevancia para la vida humana: la esperanza. A propósito, además de la importancia de este tema en el panorama del bienestar humano, es de relevancia resaltar el pasado concierto de la Esperanza Latinoamérica Solidaria, que se llevó a cabo de forma gratuita en la Plaza de Bolívar el pasado 5 de julio con el objetivo de generar una reflexión en pro de los derechos humanos.
El doctor Andrés Felipe Fierro Trujillo, psicólogo clínico con más de diez años de experiencia y especialista en neuropsicología y terapia cognitivo-conductual, proporcionó una reflexión sobre el papel crucial de la alta expectativa en nuestras vidas.
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Fierro define el sentimiento como un estado emocional y un conjunto de creencias orientadas hacia el futuro. Además, explicó que la fe es esencial para la humanidad debido a la naturaleza del cerebro humano, que no solo nos permite recordar el pasado, sino también imaginar y predecir el futuro.
Este aspecto del cerebro humano es fundamental para el desarrollo de la ilusión, la cual puede generar tanto una sensación de agrado como una de preocupación o ansiedad.
Uno de los aspectos más destacados de la entrevista fue el diálogo sobre cómo el optimismo se construye a partir de un conjunto de creencias y metas que deben ser claras, específicas y realistas. La alta expectativa no es simplemente un sentimiento pasivo, sino un proceso activo que requiere esfuerzo y aprendizaje constante. Este proceso es vital para la acción humana, ya que la espera positiva influye significativamente en nuestro comportamiento presente y futuro.
El anhelo positivo tiene gran impacto en la salud mental y física. Investigaciones científicas han demostrado que niveles elevados de expectación están asociados con un mayor bienestar psicológico y físico, así como con una mejora en las relaciones interpersonales.
Por el contrario, la falta de espera, o la desesperanza aprendida, está estrechamente relacionada con la depresión y otros trastornos mentales. El doctor Fierro subrayó que mantener altos niveles de confianza, puede conducir a una vida más saludable y satisfactoria.
La importancia de cultivar el optimismo desde una edad temprana es de vital importancia. Los padres y educadores juegan un papel crucial en enseñar a los niños a establecer metas claras y realistas, y a desarrollar un sistema de creencias flexible y positivo. Según el especialista, el buen estado de ánimo se puede aprender y fortalecer a través de vínculos afectivos seguros y experiencias significativas de vida.
Andrés Fierro presentó cuatro creencias fundamentales para mantener la alta expectativa:
- Aceptación y compasión
- Resignificación del futuro
- Flexibilidad cognitiva
- Autoeficacia
Estas creencias permiten a las personas aceptar los obstáculos, visualizar el futuro con optimismo, buscar múltiples caminos hacia sus metas y creer en su capacidad para lograr sus objetivos. La autoeficacia, en particular, es esencial, ya que implica la confianza en la propia capacidad para superar desafíos y alcanzar el éxito.
La ilusión puede variar según las circunstancias y las perspectivas individuales. Algunas personas son capaces de mantener la fe incluso en situaciones extremadamente adversas, como enfermedades graves o situaciones de riesgo vital. En estos casos, la expectación se convierte en un factor determinante para la supervivencia y el bienestar.
Desde la autogestión hasta los logros académicos y laborales, las ganas de mantener la posibilidad, juega un papel trascendental. Mejora las relaciones sociales, fortalece la resiliencia frente a desafíos como el estrés y la pérdida, y ha demostrado reducir la incidencia de problemas de salud mental y física como la depresión y la ansiedad.
Desde una perspectiva histórica y religiosa, la esperanza ha sido considerada una virtud teológica fundamental, junto con la fe y la caridad. Según la doctrina cristiana y figuras como Santo Tomás de Aquino, implica una confianza absoluta en la promesa divina de bienestar futuro.
Finalmente, el doctor Fierro concluyó con una reflexión sobre la importancia de mantener la promesa viva. La ilusión es un estado interno que moviliza a las personas a actuar y perseguir sus sueños y metas. Aunque puede ser desafiante, mantener la alta expectativa es crucial para enfrentar las dificultades de la vida y seguir adelante con determinación y optimismo.
Es importante recalcar que este sentimiento fundamental influye en todos los aspectos de la vida humana. Desde la salud mental y física hasta las relaciones interpersonales y la realización personal, este estado de ánimo por decisión se reconoce como un pilar esencial para el bienestar y la resiliencia.