Por: Richard Hernández
El cine colombiano sigue en medio de la emergencia por el Covid-19. Esta vez con una curiosa historia que tiene a un quijote como protagonista. Se trata de ‘Un tal Alonso Quijano’, una producción de estudiantes de la Escuela de cine y televisión de la Universidad Nacional de Colombia y Red Collision, dirigida por Libia Stella Gómez Díaz, que se estrenó el 1 de julio en plataformas digitales de forma gratuita.
El filme cuenta la historia de un Quijote, que según su directora “se pasea entre las estéticas del barroco y el punk, entre la realidad y la imaginación, entre los años 80 y el tiempo actual, entre la risa y el llanto, entre la revelación y el ocultamiento”.
Luego de cuatro años de trabajo, este equipo de jóvenes cineastas se unió a reconocidos actores colombianos como Álvaro Rodríguez, Carmenza González, Humberto Dorado, Orlando Valenzuela y Consuelo Luzardo para llevar a cabo esta historia.
También estuvo con ellos Manuel José Sierra, un actor del teatro que encarnó el papel de Alonso Quijano y que lamentablemente murió durante el tiempo de rodaje. En su reemplazo se escogió al actor Iván Álvarez de ‘La libélula dorada’.
Para conocer sobre la historia de esta película hablamos con su directora, Libia Stella Gómez Díaz, realizadora de Cine y Televisión y Magíster en Teoría de la Historia del Arte y la Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia. Entre sus películas se encuentran ‘La historia del baúl rosado’, ‘Arista son’, ‘El traje nuevo del emperador’ y ‘Ella’.
¿Cómo surgió la historia de ‘Un tal Alonso Quijano’?
Cuando yo era estudiante de Cine vi una electiva que se llamaba ‘Cervantes y el Quijote’, que la dictaba un profesor de apellido Aguirre. Era una clase muy divertida, el profesor entraba caracterizando a Don Quijote. Ahí empecé a fantasear con que un día el profesor iba a entrar vestido de Don Quijote y corrido de la teja creyéndose el personaje. Allí surgió la idea.
Entonces, como mis películas siempre hablan en el fondo de lo que pasa en este país, empecé a imaginar cómo podía relacionar esta idea con nuestra realidad, y cuando encontré cómo unir las dos cosas, ahí ya estuve lista para enfrentar la escritura del guión.
¿De qué se trata y en dónde se lleva a cabo?
Es la historia del profesor de literatura Alonso Quijano. Un día se rompe el delgado hilo entre la cordura y la locura y aparece caracterizado de Don Quijote y creyéndose el personaje, lo trastorna el amor que está empezando a sentir por una estudiante punk, Lorenza, a quien ve como Dulcinea del Toboso.
El cómplice de Alonso y empleado de veterinaria, Santos Carrasco, debe hacer un viaje por el pasado del maestro para descubrir el origen de su locura. La historia se desarrolla en varios lugares de Bogotá y especialmente en el campus de la Universidad Nacional de Colombia.
¿En la película también aparecen los principales personajes del Quijote?
Claro que sí, tenemos a Don Quijote, Sancho Panza y a Dulcinea, que es la estudiante punk. Rocinante y el Jumento son dos viejas motocicletas Vespa en donde se mueven nuestros personajes y que tienen la cabeza de Rocinante y el jumento. Tenemos en esta película a Don Quijote y Sancho Panza moviéndose entre el tráfico y los Transmilenio en sus motocicletas -un claro homenaje a la película ‘La Gente de la Universal’-.
¿Cómo se vinculan los estudiantes a la película y cómo fue esa experiencia?
La película nació como un proyecto de investigación, el cual consistía en llevar a los estudiantes al rodaje profesional de una película de largometraje de ficción para que ellos vivieran esa experiencia. En su formación regular, ellos siempre trabajan con cortometrajes dirigidos por ellos mismos. El resultado fue muy satisfactorio, los chicos dieron la talla.
Para mí como maestra fue muy emocionante, no solo comprobar el nivel de calidad de la formación que impartimos en la Escuela, sino también aprender a producir con muy poco dinero y muchas ganas. Además, aprender de sus ideas y sus soluciones, no solo aprendieron ellos, el aprendizaje para mí también fue enorme.
¿Por qué les tomó cuatro años plasmar esta historia?
Fue un largo proceso para conseguir el dinero. Rodar una parte, conseguir más dinero, rodar una parte más y así. Para cada proceso tuvimos que buscar la financiación. Terminado el rodaje, tocó buscar plata para la post producción. Luego terminado este proceso buscar recursos para finalizar y por último también conseguir dinero para exhibir. En fin, no ha sido fácil, ha sido un largo camino, pero estoy muy contenta con el resultado final.
¿Qué sensación le da estrenar una película de forma digital y no en una sala de cine?
Al principio no estaba segura. No es una película que de origen se haya hecho para los lenguajes de lo digital. Sin embargo, su temática entretenida, su trasfondo en relación con nuestra realidad violenta y esa frescura que le aportaron los muchachos, la hace una película óptima para verla en familia y en casita.
Al estrenarla gratis y virtual, ¿cómo van a recuperar la inversión que hicieron?
No tenemos compromisos de recuperación económica, para la Universidad Nacional de Colombia el beneficio es de formación y de difusión. Aunque el momento es difícil para todos, le sacamos el mejor provecho y salimos con una película, promocionando el cine colombiano. La gente está volcada a las plataformas viendo producto extranjero, nuestra propuesta conecta con el cine colombiano, de tal suerte, son otro tipo de beneficios.
¿Usted cree que esta pandemia va a cambiar la forma de hacer cine?
Creo que por un tiempo las historias tendrán que evitar las escenas de cercanía de los actores. Creo que las ventanas digitales de exhibición que venían tomando protagonismo con lentitud aceleraron su posicionamiento. Ahora hay que pensar un cine hecho para esas ventanas. Por un tiempo de transición podemos pensar un cine que puede circular bien en la pantalla de cine o en la pantalla del computador, pero tenemos que ir pensando en historias hechas para este formato y para esta nueva forma de ver cine.