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¿Cómo nos cambió mayo del 68?

El poder del movimiento estudiantil llegó a su cumbre el París durante mayo de 1968. Y allí mismo encontró su mayor decepción.

Por: José Perilla (Archivo Señal Memoria)

“La imaginación al poder”, una de las más recordadas consignas de mayo del 68, quiere decir que la juventud estudiantil quiso derribar todas las estructuras sociales y económicas del momento, sin saber muy bien qué quería a cambio.

En mayo de 1968, llegó a punto de ebullición la mezcla de varios ingredientes. Sin embargo, no se cocinaron en revolución, a pesar de la fuerza del ímpetu juvenil.

A nivel nacional, había un inconformismo generalizado en cuanto a condiciones laborales. El movimiento de mayo estuvo asociado sobre todo a la juventud. Y, sobre esa base, la protesta estuvo animada por reivindicaciones más amplias que los aspectos económicos.

El modelo familiar conservador de la Francia de postguerra estuvo en la mira. Y, a partir de allí, toda figura de autoridad empezó a ser cuestionada. Padres y madres, patrones, gobernantes, policías, profesores. Y estos últimos, en la universidad, fueron los primeros que sintieron la embestida.

Un poco de la historia

Con la llegada de Charles de Gaulle al poder en 1958, Francia se embarcó en un plan desarrollista. La educación universitaria fue planteada para tal fin. Diez años más tarde, lo planes de estudio generados y enfocados desde una perspectiva tecnocrática fueron cuestionados duramente por el movimiento estudiantil.

Por otro lado, en un marco más amplio, esta crisis local francesa coincidió con el caldeado ambiente internacional. La Guerra de Vietnam aunó protestas a nivel mundial. La liberación fue consigna en el origen de muchos grupos guerrilleros del llamado “tercer mundo” que tuvieron a la Revolución cubana por ejemplo y al Che Guevara como ícono del heroísmo.

Antes de Francia, se tuvieron movimientos de protesta con consignas similares: en Berkeley, EE.UU, Berlín, Holanda y España el movimiento estudiantil había logrado visibles avances en su cohesión.

La tendencia política de izquierda fue la constante. Pero parte fundamental para el desarrollo del conflicto en Francia, fue la distancia que tomó el movimiento en relación con partidos establecidos y sindicatos. Se trató de una “nueva izquierda” de la que tomaron parte diversas tendencias y agrupaciones que, de manera despectiva, el establecimiento político denominó los “grupúsculos”.

El movimiento

Estos grupúsculos, con todas sus diferencias, se unieron en la acción y, en poco más de 30 días, llegaron a poner en jaque al gobierno gaullista y la estructura social francesa.

El detonante fue una protesta estudiantil contra la guerra de Vietman desarrollada el 20 de marzo en la Universidad de Nanterre. Tras la reacción políciaca y seis arrestos de líderes estudiantiles, se organizó una toma de la institución el 22 siguiente. Surgió entonces el “Movimiento 22 de marzo”. Los cerca de 200 estudiantes agrupados en marzo, sumaban más de mil para los primeros días de abril.

El 13 de abril fue un día premonitorio. Dos días antes, en Alemania se produjo un atentado contra Rudy Dutchske, líder estudiantil. La protesta en París sumó 5.000 manifestantes. Allí se tuvo el primer choque con la policía. El movimiento siguió desarrollándose en Nanterre, hasta que el gobierno decidió ordenar el cierre de la institución el 3 de mayo. Pero entonces, el movimiento buscó apoyo en la Universidad de La Sorbona, y lo encontró.

El 3 de mayo organizó un mitin en la Sorbona que acabó con el ingreso de la policía y seis horas de enfrentamientos. Un agente acaba con conmoción cerebral tras recibir un adoquín en la cara. Sube la temperatura y las movilizaciones que se dieron en días siguientes contaron con un número creciente de jóvenes obreros inconformes con las directrices sindicales y la forma en que se guiaban las protestas de trabajadores que también se estaban dando en ese momento.

Dentro del movimiento estudiantil, se consolidaron las figuras de líderes como Daniel Cohn-Bendit (1945), Jacques Sauvageot (1943-2017) o Alain Geismar (1939), entre varios otros.

El 9 de mayo el movimiento recibió el espaldarazo de influyentes intelectuales asociados a la izquierda y la crítica al sistema, dentro de los que se contaron Jean-Paul Sartre y Henri Lefebvre. Pero, así mismo, los sindicados comunistas continuaban intentando por varios medios, disipar el fervor juvenil.

Las barricadas

El 10 de mayo se convocó una protesta bajo las consignas: liberación de Universidades tomadas por la policía; liberación de universitarios presos; libertad de expresión política dentro de las universidades. Entre estudiantes universitarios, bachilleres, jóvenes trabajadores y algunos profesores, a las 6.30 pm, en la plaza Denfert-Rochereau, se sumaban 60.000 manifestantes. Luego de una extensa marcha, se llegó a las inmediaciones de la Sorbona. La decisión fue tomar el Barrio Latino y recuperar la Sorbona. Entonces se inició la “Noche de las Barricadas”.

De allí proviene buena parte del imaginario que hoy se tiene del “mayo francés”. La lucha duró hasta el amanecer. La policía desalojó la Sorbona el 13 de mayo y, pocos días más tarde, la huelga general en Francia sumaba 10 millones de trabajadores.

En entrevista con Sartre del 20 de mayo, Cohn-Bendit reconoció que el movimiento iba mucho más allá de la organización estudiantil. Pero por esos mismos días empezó la fragmentación.

A la lucha ideológica de los estudiantes, que querían acabar con el sistema y producir una verdadera revolución, se oponía el carácter reivindicativo de los trabajadores y los sindicatos que luchaban por puntos concretos (sueldo, horario, seguridad social…). Tras la aceptación de negociaciones con el gobierno por parte de los trabajadores, De Gaulle tomaba algo de terreno. Entonces vino una segunda noche de barricadas, el 24 de mayo, aún más violenta que la anterior.

El ocaso

Se ha dicho que esa noche del 24 de mayo fue “el canto de cisne” del mayo francés. A pesar del respaldo de buena parte de la sociedad (no toda) y el ímpetu que logró unir diversos grupúsculos en la acción de protesta y movilización, en el escenario político no hubo partido que respaldara la “toma de poder” revolucionaria. En el diálogo con Sartre, Cohn-Bendit observaba que, de contar con el respaldo de los trabajadores, la caída del poder sería cosas de dos semanas. Pero nunca llegó.

El 30 de mayo De Gaulle disolvió la Asamblea Nacional. Se despertaron también manifestaciones pro-gaullistas y se anunciaron elecciones legislativas. La izquierda aceptó el juego electoral y desde el Partido Comunista y los sindicatos se desarticularon las huelgas.

Entre los estudiantes surgió la consigna: “Elecciones: Traición”. Para el 6 de junio habían terminado buena parte de las huelgas y en las fábricas que continuaron, intervino la policía. El 10 de junio se produjo la primera muerte de un manifestante: el joven bachiller Gilles Tautain muere tras la represión policiaca. Luego serían dos trabajadores más.

El 11 de junio hubo una nueva movilización de cerca de 30 mil estudiantes por las calles de París. Esta acabó de nuevo en barricadas con 1.500 detenidos, cientos de heridos graves, automóviles particulares y de la policía incendiados, comisarías atacadas y un escenario asolador. Pero el saldo jugó en contra del movimiento que perdió el apoyo de la población.

Las manifestaciones fueron prohibidas y la última aparición del movimiento en las calles fue con ocasión del entierro de Tautain. El 13 de junio se decretó la disolución de varias organizaciones estudiantiles y se iniciaron persecuciones que obligaron a sus dirigentes a entran en la esfera clandestina. Finalmente, el gaullismo triunfó en las elecciones legislativas y la izquierda institucional, aunque derrotada, levanto banderas de triunfo por las concesiones logradas en el plano laboral.

Revolución aplazada

La falta de un partido revolucionario ha sido expuesta como una de las causas del fracaso y la frustración que produjo el “Mayo francés” en sus protagonistas. Sin embargo, las consecuencias del movimiento siguen presentes hasta nuestros días. Algunos militantes migraron de su país e intentaron tomar la vía armada, cuyo impacto se sigue sintiendo. Otros optaron por la “revolución interior” o “personal”, cosa que también ha venido a ser revalorada en movimientos actuales que suman al espectro de críticas el factor ecologista. La izquierda institucional, distante del ánimo revolucionario, también ha tenido alcance en el espectro democrático de diversas naciones del mundo.

A la distancia de los años, vale la pena detenerse en lo que sucedía en Colombia por aquellos años. Lo hemos hecho con base en los documentos que conserva el Archivo Señal Memoria: Mayo del 68: Intelectuales, políticos, revolucionarios.

Por otro lado, a falta de manifiesto o programa político del movimiento estudiantil de mayo del 68, quedaron las paredes de París, llenas de consignas que hablan del lejano alcance que tuvo la imaginación por aquellos días. El eco de su fuerza también llega hasta hoy. Tenemos una recopilación de frases ilustres en este “Manual del grafitero revolucionario”:

La imaginación, la revolución

“La imaginación al poder” (Consigna de movilización)

“Gozad aquí y ahora” (Sorbona)

“Decreto el estado de felicidad” (Sorbona)

“Cuánto más hago el amor, más ganas tengo de hacer la revolución” (Sorbona)

“Vivid sin tiempos muertos, gozad sin obstáculos” (Sorbona)

“He venido. He visto. He creído” (Sorbona)

“Olvidad todo lo que habéis aprendido. Comenzad por soñar.” (Sorbona)

“Todo es posible” (Consigna de movilización)

“Vivir sin tiempos muertos” (Barrio Latino)

“Un pensamiento que se para es un pensamiento que se pudre” (Sorbona)

“No trabajéis nunca” (Barrio Latino)

“Prohibido prohibir” (Barrio Latino)

La crítica al sistema

“Corre camarada, el viejo mundo está detrás de ti” (Odeón)

“Profesores sois viejos, vuestra cultura también” (Nanterre)

“Examen: servilismo; promoción social: sociedad jerarquizada” (Censier)

“La publicidad te manipula” (Barrio Latino)

“La mercancía es el opio del pueblo” (Barrio Latino)

“La sociedad es una flor carnívora” (Barrio Latino)

“Mira tu trabajo: la nada y la tortura participan en él” (Paredes de París)

“Los que trabajan se aburren cuando no trabajan. Los que no trabajan no se aburren nunca” (Paredes de París)

“Abajo el Estado” (Barrio Latino)

“Tenemos una izquierda prehistórica” (Ciencias políticas)

“Ni dios ni amo” (Barrio Latino)

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