Guaquería de piezas precolombinas: ¿Asunto del pasado?
La búsqueda ilegal de objetos de culturas precolombinas y el tráfico ilícito de esos bienes culturales han sido durante muchos años fenómenos delincuenciales que han trascendido las fronteras nacionales en Colombia y muchos otros países, y que hoy no solo son objeto de una intensa lucha que libran instituciones, ciudadanos y autoridades para recuperar elementos sustraídos, sino que han golpeado a amplias zonas de riqueza arqueológica, como ocurre en San Agustín, en el sur del departamento del Huila.
En esa región, en medio de las verdes montañas del macizo colombiano, entre cuyos valles y cañones nacen varios de los ríos más importantes del país, existió una poderosa cultura cuya presencia ocupó un extenso territorio, y cuyos vestigios generan una amplia admiración en medio del misterio de su legado.
Pero esa misma admiración de investigadores y del público en general ha convertido también a esta riqueza en objeto de tráfico hasta tiempos recientes, al punto de que no hay acuerdo entre si este delito continúa o no, y en qué magnitud.
“Yo considero que la guaquería ha disminuido muchísimo. No ocurre a gran escala como sucedía en el pasado, hace muchos años. Por la guaquería, lamentablemente salieron muchas piezas de nuestro territorio, del sur del departamento”, indica Isidro Ortega, administrador del Parque Arqueológico de San Agustín.
En la región, operan los parques arqueológicos de San Agustín, Alto de las Piedras y Alto de los Ídolos, bajo la custodia del Instituto Colombiano de Antropología e Historia.
“En el pasado existían redes que hacían contacto desde esta zona con grandes ciudades, como Bogotá, Medellín y Cali. Pero gracias a los controles y muchas personas han ido tomando conciencia de que este tráfico, que es ilícito, y que se pierde nuestra cultura, se ha reducido”, agrega el funcionario.
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Ortega subraya que “San Agustín es una cultura de importancia mundial. No tiene un valor económico sino cultural inmenso. Al ponerle un valor económico al patrimonio, se convierte en tráfico ilícito”.
En la zona urbana del municipio de San Agustín funciona el Museo precolombino Villarreal, que administra Libardo Sotelo Meneses. Su padre, Rosiverio Sotelo, encontró varias piezas de la cultura agustiniana en su finca en la vereda Mesitas. Luego, trabajó “en el Parque arqueológico como ayudante de Luis Duque Gómez y Julio César Cubillos, y allí aprendió a preservar el patrimonio”, asegura Sotelo.
Sotelo reconoce que “hubo una ola de guaquería en los años 80 y 90 (del siglo pasado). Luego, en 1997 se expide la Ley General de Cultura que frena la guaquería.”
“Y la guaquería se extinguió, porque ahora se judicializa a quien se encuentre realizando esas actividades o a quien tenga en venta artefactos arqueológicos. La ley es bastante fuerte. No solo se decomisa, sino que se judicializa a la persona”, indicó.
El investigador Luis Alfredo Ceballos no es tan optimista. “El saqueo de piezas precolombinas ha sido permanente. Sin embargo, a partir de la legislación, que es más fuerte, ha hecho que la guaquería haya disminuido, pero es posible que no haya desaparecido. Tal vez ha tomado otro cariz que permite que se maneje de maneras más sutiles”.
Y explica que “San Agustín comprende un área demasiado grande, hay muchísimos caminos y vías. Aquí se siguen encontrando objetos precolombinos de manera permanente, tanto de cerámica como líticos, y esto es una tentación porque tiene un valor agregado simbólico que se convierte en económico”.
En Huila, como en otras regiones del país en las que existieron importantes culturas precolombinas, hay expectativa por el retorno, en especial de Europa, de piezas y elementos que salieron de manera ilegal.
Hoy, además, existe una mayor conciencia sobre la necesidad de proteger este invaluable patrimonio.
