Atravesada por un Caribe que dialoga con su cuerpo, Cindy Patricia Herrera Estrada, escritora cartagenera, participó como invitada en el Hay Festival Cartagena 2023, donde presentó su libro ‘El Manifiesto del espejo’.
Una compilación de 14 cuentos, que según su autora, son historias de dolor, duelo, alegría y cotidianidad, que tienen como motor los pensamientos íntimos de mujeres diversas y de personajes que aguardan un deseo vital de expresarse.
De acuerdo con Cindy, los relatos de su obra son principalmente, una conjugación del dolor, a través de los cuales buscó hablarse a sí misma, pero también hablarle a quien lee y aproximarse a comprender de forma genuina y mediante las investigaciones pertinentes, la fragmentación de los seres humanos, que por más que se vean en el espejo, con el trasegar de sus vidas no encuentran a una persona sin grietas y sin fracturas.
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Cindy estudió Producción de Medios Audiovisuales, becada en la Universidad de Bellas Artes en Cartagena de Indias, también estudió Lingüística y Literatura en la Universidad de Cartagena.
Ha sido bailarina, actriz, productora de radio, literata, promotora de lectura y docente. Acciones que ella convierte en apuestas políticas a las que se entrega desde sus lugares de enunciación. “Mujer negra, afrodescendiente, feminista y de barrio popular”, señala.
Sin temor a equivocarse, resalta que entre las ocho mujeres afro invitadas a esta versión del Hay Festival, es tal vez la única escritora local proveniente de los barrios populares de la ciudad, pues reconoce que las inequidades sociales hacen que no sea una tarea fácil abrirse espacio en eventos como este.
“Para poder entender los retos que tiene ser una escritora en Cartagena: mujer, afrodescendiente o negra y de barrio popular, es necesario entender que hay una interseccionalidad de raza, género y clase, que está atravesando absolutamente todas las dinámicas culturales y sociales que no permiten que todo el mundo tenga el acceso a la cultura ni derecho a la ciudad” reconoce.
De acuerdo con la autora, la cantidad de obstáculos que se deben atravesar para que las creaciones locales tengan un lugar en la industria editorial y en el ámbito cultural, es amplia.
La libertad de escribir
“Yo he escrito lo que me ha dado la gana”, fue una de las frases pronunciadas por Cindy durante una de las charlas del Hay Festival, en la que estuvo como invitada junto a María del Mar Ramón, también escritora colombiana y Mar Pichel, editora de la BBC. En el momento, la autora del Manifiesto del espejo hacía una sentida crítica sobre la industria editorial que encasilla la literatura escrita por mujeres en una línea distinta, como si las mujeres solo pudieran o debieran expresarse sobre determinados asuntos, o escribir en géneros literarios específicos para responder a modas o demandas del mercado.
Escribir ficción y sobre todo hacerlo en libertad, con seguridad y convicción, es una de las formas en las que Cindy Herrera responde a los desafíos impuestos por las inequidades.
La conversación entre las tres mujeres, que tuvo lugar el último día del Festival, se movió hacia lugares más íntimos con el público presente, al punto en el que cada una de las autoras señaló las complejidades que ha implicado sentir una verdadera aceptación en el mundo editorial.
Según Cindy, una de las causas de no sentirse realmente incluida en este ámbito, tiene que ver con las brechas sociales, reflejadas en la falta de acceso a la lectura y a la escritura en los barrios populares de Cartagena como en el que ella creció, situación que le hizo ver este tipo de posibilidades como ajenas y difíciles de alcanzar. “Aunque venía escribiendo hace muchos años no me sentía como tal (...) hoy el rótulo de escritora delante de todo este público, lo acepto”, asintió durante la presentación.
De las ocho mujeres afro invitadas al Hay Festival, además de Cindy, tres son escritoras: Paula Moreno Zapata, bogotana, ex ministra de Cultura y autora de los libros El Poder de lo Invisible y Soñar lo Imposible; Bernandine Evaristo, escritora británica cuya obra está soportada en la búsqueda por la equidad; Indhira Serrano, quien además de su reconocida carrera como actríz, también es autora de “Rosa la Crespa”, un libro dirigido especialmente a público infantil que aborda temas como el autorreconocimiento y el amor propio.
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También participaron en el evento: Mabel Lara, periodista colombiana; Aurora Vergara, viceministra de Educación Superior; Leris Zúñiga, líder social y comunitaria de Isla Fuerte Bolívar y Laura Romero, periodista y gestora cultural cartagenera.
Durante algunas de sus intervenciones, fue clara la intención de poner en el centro las discusiones sobre la necesidad de avanzar como sociedad en términos de equidad racial y de género, como ocurrió en el caso de la charla en la que estuvieron presentes Aurora Vergara y Paula Moreno el primer día del evento.
En el espacio denominado “Desafiando las Miradas de la Desigualdad”, la exministra de Cultura y actual presidenta de la corporación Manos Visibles, habló sobre la urgencia de ampliar y transformar las narrativas que tenemos como país, hacer una inclusión efectiva de las comunidades, pueblos e historias que han sido relegadas de los escenarios como el Hay Festival y en el circuito editorial del país.
En el caso de Bernardine Evaristo, quien durante el evento habló sobre su más reciente libro “Raíces Rubias”, a través del cual destaca la trata trasatlántica de forma distinta, creando un mundo donde los africanos esclavizan a los europeos, reconoció que su obra es una exploración dirigida a comprender el comercio de esclavos y el racismo como consecuencia, haciendo una invitación a quienes leen, a empatizar con el otro diferente y su historia.
Libertad de soñar
Cindy cuenta que su camino hacia a la escritura creativa fue tomando forma en el 2015, mientras adelantaba estudios en Lingüística y Literatura, y se vinculó al Taller de Escritura, Cuento y Crónica del Ministerio de Cultura, donde creó “Adela”, una historia de ficción que narra de manera poética las pasiones de una niña caribeña por el bullerengue, en medio de una vida plagada de machismo que restringe y juzga con dureza las libertades de las mujeres.
“El verso le salía al paso. Pilando el arroz, desplumando una gallina, brillando con ceniza los calderos tiznados o recostada en la ventana. Se ponía en pie, alzaba los brazos al cielo y meneaba las manos, invocando al viento, llamando a la tarde, y como en una oración, esperaba la noche a su canto”. Adela. En El Manifiesto del espejo.
Sin embargo, en ese momento para Cindy la escritura era una especie de pasatiempo, su ejercicio de rigor estaba centrado especialmente en la investigación literaria, y fue unos años más tarde, en el 2017 que se dio cuenta de la fuerza movilizadora de Adela y de sus letras. Fue cuando el proyecto La Cueva por Colombia la invitó a Pueblo Bello, en el Cesar, a un taller de escritura, en un colegio etnoeducativo que recibe a niños de la Sierra Nevada de Santa Marta del pueblo indígena arhuaco.
“Ese día, delante de 200 estudiantes, muchos de ellos niños arhuacos me tocó leer a mí Adela y cuando termino, una niña arhuaca se acerca y me dice: este cuento es un canto a la libertad de soñar. Y como a muchas de las mujeres, a nosotras, se nos ha privado de eso” destaca.
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Según Cindy, a partir de ese encuentro la escritura cobró mayor sentido para su vida, junto a la reafirmación del texto literario como la posibilidad de llegar y transformar las mentes de quien lo percibe y lo observa.
Las mujeres
Las mujeres de su vida son la principal motivación: sus abuelas, sus tías y su madre. Amas de casa, enfermeras, profesoras. Cindy las reconoce con respeto y admiración. “Siento que cuando las escucho, estoy escuchando toda mi vida.Yo soy ellas y ellas soy yo”, menciona.
Adela, su primera historia, aunque es ficción, tiene cierto nivel de inspiración en su abuela paterna: Adelaida, que cuando niña quiso ser bullerenguera, pero su padre insistió en que esos eran oficios “de prostitutas”, asumiendo, equivocadamente, que se trataba de actividades indignantes para su hija. Años después, Cindy, nieta de Adelaida, es bailarina, ha actuado para teatro y ha llevado la que podría ser la historia de Adelaida, a miles de lectores.
Cindy es una mujer afrocartagenera que está desafiando las miradas desiguales a través de la literatura, junto a otras mujeres negras del ámbito nacional e internacional que ponen como centro las discusiones sobre las inequidades raciales en escenarios culturales o que se abren espacios para que la participación cada vez sea más más plural, diversa e incluyente.