Foto: cortesía Fundación Folclórica Festival de la Paletilla.
Humberto Carrillo
Uno de los eventos folclóricos más atractivos de la región Caribe, que se realiza hace 48 años en Becerril (Cesar), lucha por sobrevivir ante la expansión del Covid-19. Por tradición el Festival de la Paletilla se celebra del 2 al 6 de febrero, comenzando con la fiesta de la Virgen de la Candelaria, patrona del municipio.
Sin embargo, este año, nuevamente las autoridades locales y los miembros organizadores, determinaron aplazarlo. “Con el festival hemos tratado de conservar la cultura de nuestra región, pero preferimos aplazarlo porque los eventos son abiertos, masivos, y primero está la vida, tenemos que velar por ella, lo aplazamos para resguardar la vida de la comunidad”, dijo Facundo Rincones Martínez, presidente de la fundación organizadora.
Este evento folclórico fue creado hace 48 años por un grupo de becerrileros encabezados por el historiador, abogado, ambientalista y compositor, Tomás Darío Gutiérrez, como homenaje a los indígenas yucos o yukpas, que habitan en la Serranía del Perijá y que fabrican sus arcos y flechas para su defensa y caza de animales, con una planta llamada paletilla.
Desde sus inicios, incluía actos como la coronación de la Cacica, la Caciquita y la Reina de la Chicha; competencias deportivas que incluían tiro al banco, corralejas, tardes de gallos, presentaciones musicales, y el concurso de Voz Aficionada ‘Rafael Orozco’, en honor al cantante del Binomio de Oro, oriundo de Becerril.
Todos los años, cada 2 de febrero había una programación especial para celebrar el Día de la Virgen de la Candelaria, y se oficiaba la misa mayor con presencia del obispo de Valledupar, las autoridades eclesiales y municipales.
‘La mudanza’, epicentro del festival
Uno de los actos que más atraía espectadores era ‘La Mudanza’, una escenificación de la costumbre de los yukpas nómadas de cambiar su lugar de residencia, llevando un techo de palma amarga de una casa, en la que participaban centenares de familiares y amigos cargando los enseres del hogar.
Eran tres kilómetros de recorrido desde el lugar de partida, La Balastrera. Uno de los más antiguos habitantes del pueblo, Pedro Zacarías Romero, relata que “cuando las familias se mudaban, sacaban el barro de las paredes, desarmaban las vigas y trasladaban el techo de palma, con todas las vasijas arriba y hasta los sillones de los burros; cuando levantaban el techo de palma y alguien gritaba: ‘guepajeeee!’, arrancaba la mudanza. Era como ver una casa de palma caminando solo por la carretera”.
“Luego de tres horas, el desfile terminaba en la Casa Indígena, donde la muchedumbre llegaba al patio de arena, amarraba el techo sobre las seis vigas enterradas y levantaban la casa que servirá para darle sombra a los yukos que bajan de la serranía”, recuerda Romero.
Pero actualmente, según los habitantes mayores de Becerril y los creadores del festival, esa tradición se ha perdido, ha cambiado su rumbo y su esencia.
El historiador Tomás Darío Gutiérrez, a quien se reconoce como el gran gestor del Festival de la Paletilla, recuerda los propósitos para los cuales fue creado: “El objetivo que yo había pactado con la tribu de Genaro y con la mamá del jefe indígena de los yukpas, que ya murió, a mis 18 años en la serranía del Perijá, era luchar y hacer algo por ellos, pero hoy eso no se puede hacer porque ya son autónomos, era la reivindicación de los yucos o yukpas que estaban en el abandono total. Hoy las circunstancias son otras, lograron la autonomía y han hecho muchas cosas, tienen sus resguardos. En esa época no había nada de eso, se morían de hambre”.
El gestor cultural señala que con el festival y la colectividad de Becerril se lograron logramos cosas pequeñas pero simbólicas, entre estas, un pabellón a los indígenas en el puesto de salud de Becerril, además de llamar la atención nacional todos los años a través de la prensa y los noticieros de televisión que estaban presentes en el festival.
“Porque lo que buscábamos era algo plausible, loable, la reivindicación de una comunidad indígena desconocida y abandonada. Las flechas, las artesanías, la música, las danzas, la mudanza, las corralejas que se hacían desde la época de la colonia, todo lo esquematizamos, lo dramatizamos, y llegamos a tener un festival que fue considerado como una de las diez mejores festividades folclóricas de Colombia. Con el festival dimos a conocer a los yukpas. Creo que cumplimos con ese objetivo”, asevera Gutiérrez.
El folclorista reconoce también que con el pasar de los años y los cambios de administraciones municipales, se fue tergiversando la esencia del evento, afectado además ahora por la pandemia del Covid-19.
“Sin hacerle crítica política a ningún alcalde, ni actual ni anteriores, ellos se han descuidado en eso. El festival se hace hoy con no sé cuántos miles de millones de pesos, se contratan grandes conjuntos musicales, llenan la plaza con gente y pare de contar. Ese no es el objeto del festival, para eso no fue creado. Está bien que se enarbole nuestra música, pero lo mismo que se invierte para contratar a un conjunto que cobra 300 o 400 millones de pesos, con eso se hacen varios eventos más, que se promuevan y presenten las danzas del pilón, las artesanías de los yukpas, la mudanza, que puede organizarse como un evento de carácter internacional incluso, a eso le está faltando energía, fuerza, visión”, enfatiza el gestor del festival.
Por eso, Tomás Darío Gutiérrez propone hacerle una reingeniería a la celebración: “¿Cómo deberíamos hacerlo? Creo que tomando elementos de la identidad cultural y hacerlos emblemáticos del festival. Aconsejaría a cualquiera que estuviera en la Alcaldía, (si se dejaran aconsejar), hacerle una reingeniería al Festival de la Paletilla, volviendo a su esencia, y adecuándolo a los tiempos modernos”.
En eso coincide el presidente de la entidad organizadora, Facundo Rincones Martínez, al afirmar que “con el festival hemos tratado de conservar la cultura de nuestra región, tenemos que seguir haciéndoles honor a los hermanos yukpas, que bajan de la Serranía del Perijá, cuando pase esta pandemia nuevamente los vamos a recibir con una fiesta”.