Considerado el último intérprete afro de gaita negra de su generación en el país, el veterano Sixto Silgado “Paíto” nació el 5 de abril de 1939 en Flamenco, corregimiento de María La Baja Bolívar, población con la influencia indígena de la Sierra Nevada y del paso de trabajadores cubanos que hicieron patria en la época de los ingenios azucareros en Sincerín y San Basilio de Palenque.
Las primeras lecciones del instrumento se las dio su padre, Román Silgado, quien quería que se dedicara a la gaita macho, pero Paíto terminó consagrándose en la ejecución de la gaita hembra luego de irse a residir a Barú, Islas del Rosario, a finales de la década del 60. Allá fundó, en 1969, la primera formación de sus Gaiteros de Punta Brava, al lado del tamborero Encarnación Tovar ‘El Diablo’ (1933 – 2000). El grupo se convirtió desde un principio en representante mayor de la gaita instrumental, el porro, la cumbia, el merengue y la puya.
A lo largo de su vida, Silgado combinó su arte con los de la agricultura, la carpintería y el oficio de techar las casas con hoja de palma; y mantuvo un día a día sin muchos sobresaltos hasta entrada la década del 90, cuando diferentes productores y gestores culturales se interesaron en que esa manera suya de asumir la música de gaita llegara hasta el mundo entero.
Cuenta Luis Daniel Vega en esta misma web: “Gaitero desde niño, Paíto hizo su aparición fulgurante solo hasta 1990 cuando, junto al legendario tamborero Encarnación Tovar ‘El Diablo’ hicieron su aparición en un festival de gaitas del barrio El Cabrero en Cartagena. Desde ese momento, dicen los expertos, nada fue igual en el ambiente gaitero, pues la fuerza cósmica que emanaban estos dos personajes ejerció una profunda influencia en las nuevas generaciones de gaiteros”.
El gestor Rafael Ramos llevó a Paíto y sus Gaiteros de Punta Brava a Bogotá en agosto de 1999, para dos conciertos en la Academia Luis A. Calvo y la Media Torta. Urián Sarmiento, percusionista, gaitero y productor bogotano, recordaba lo que eso significó para él, de esta manera: “La visita fue potente y reveladora. Punta Brava nos mostró que con los instrumentos de un conjunto de gaitas se podía tocar música distinta y nos expuso una faceta puntual de la intrincada red de relaciones que se tejen entre las músicas afroamericanas”.
Esa reflexión la escribió Sarmiento en el libro de memorias de su grupo, “Curupira, pa’lante pa’trá”, de 2020. Justamente parte de la responsabilidad de la llegada de Paíto al epicentro de la world music la tuvo Curupira al invitarlo a participar de su álbum “El fruto”, de 2002. Con la agrupación de Urián Sarmiento y Juan Sebastián Monsalve, Paíto grabó una versión libre del “Very Very Well” de Carlos Román rebautizada “El gallo” (con solo de marimba del gran José Antonio Torres “Gualajo”) y una improvisación que luego se tituló “Llegó Paíto”.
Tras de ello, la carrera del gaitero bolivarense se catapultó, hasta llegar a diferentes escenarios internacionales. Ciudades de toda América y Europa han visto al veterano ejecutante darse lo que él mismo llama “un champú de gaita”, y desde su grabación fundacional con Curupira ha lanzado tres trabajos discográficos en CD, uno con el sello francés de world music Ocora – Radio France (2012) y dos con la disquera independiente bogotana Sonidos Enraizados, “Gaita negra” (2004) y “La flor de melón” (2015), más un sencillo en vinilo de siete pulgadas, ese mismo año.
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Hoy, aún con las dificultades propias de la edad, Paíto no deja de dar conciertos con sus Gaiteros de Punta Brava, en donde lo secundan algunos de sus ocho hijos como Daniel Silgado “El Nane” y Joanis Silgado, “El Coso”.
En Radio Nacional celebramos los 85 años de vida del gran Sixto Silgado "Paíto", nuestro Artista de la Semana.