El río Atrato es el afluente más importante del departamento del Chocó, fuente primaria de la población ribereña para la pesca y otros usos. Según la comunidad que habita la zona norte del Chocó, en municipios como Bojayá, Quibdó y Vigía del Fuerte en Antioquia, en los últimos años se ha percibido una disminución en la cantidad de peces que año tras año se podía sacar del mismo.
Jorge Eliecer Tabares, profesional en acuicultura, especialista en aguas y suelo, doctor en ciencias agrarias e instructor del SENA en la regional del Chocó, asegura que “la escases tiene varios factores: la principal es la contaminación que se está llevando el río Atrato a través de las distintas quebradas, ríos y riachuelos que caen en él (…) Es un río recolector de las explotaciones mineras, la deforestación, la desertificación de los suelos en el Chocó, así como la tala indiscriminada de la selva, la cacería indiscriminada, la pesca con las herramientas no apropiadas, la pesca en las épocas reproductivas de los peces”.
A pesar que en el año 2016 el río Atrato fue reconocido por la Corte Constitucional como sujeto de derechos, como respuesta a la necesidad de encontrar una vía jurídica para garantizar su conservación y protección, esto se hiso mediante la sentencia T-622 de 2016. Sin embargo, actualmente las autoridades continúan con las labores de desmantelar las minas ilegales que siguen contaminando el afluente
Dialogar con la comunidad que habita municipios como Bojayá es encontrar versiones similares en cuanto a las especies de peces que ya poco se consiguen en el río. La Boquiancha y el Caga son solo algunas de las especies que han disminuido su presencia en las aguas, según algunos pescadores.
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Actualmente conseguir Bocachico y Quícharo es más común que Doncella. “Debido a la escases, se están utilizando unas plantas que envenenan el agua y causan mortalidad completa de todo lo que está a su alrededor”, comentó Jorge Tabares.
“La escases de pescado en un fenómeno que se está dando a nivel mundial, tanto en ríos como en océanos, y la humanidad sigue creciendo, así como el consumo per cápita. Por ejemplo, el Chocó tiene un consumo alto de pescado solamente en subienda, el resto del tiempo el consumo es bajo porque falta seguridad alimentaria”, aseguró el experto, y deja claro que uno solución a la escases es la acuicultura, ya que con esta práctica se puede dar un repoblamiento de peces en el río y en las ciénagas.
Arnobio Ayín es un pescador artesanal del municipio de Bojayá. Para él, otro de los factores que ha disminuido los peces es el aumento de pescadores, pues al existir un aumento de población, aumenta el consumo.
“Cuando era niño el mercado era mucho mejor, porque los pescadores eran pocos, entonces según la producción asimismo era la entrada de los recursos (…) En Luna llena es difícil capturar peces, pero cuando oscurece, es la hora buena para pescar”, aseguró Arnobio.
No obstante, hay ciudadanos que hoy prefieren no comer el Bocachico, argumentando que el nivel de mercurio en el río puede causar afectaciones a la salud; y a pesar que la lucha continúa por parte de las autoridades para erradicar la contaminación en el Atrato, hasta el momento las labores parecen no tener mucha trascendencia.