La historia del Cesar, como la de varias zonas del país, es bien compleja. Allí el conflicto armado causó graves daños. En este departamento, que forma parte del Caribe colombiano, en donde hay un montón de gente que dicen que habla "canta’o", parece que la violencia de género se hubiese arraigado, o eso piensan quienes forman parte de la Juntanza de Mujeres del Cesar, un colectivo de más de 30 personas que residen principalmente en Valledupar y en los municipios de Curumaní, Manaure y La Paz.
El grupo de mujeres, que se formó el 15 de mayo del año pasado en pleno estallido social, organizó la primera gran marcha feminista en Valledupar. Con pancartas y diciendo arengas, caminaron cerca de ocho kilómetros desde la Gobernación hasta el Departamento de Policía del Cesar.
“Ha habido muchas manifestaciones en las que se rechazan los feminicidios y otras agresiones en contra de las mujeres, pero la de aquella vez tuvo una postura netamente feminista, fue extensa y mostramos nuestro inconformismo por medio del arte. Era distinta”, cuenta Nadia Umaña, docente e investigadora del programa de Sociología de la Universidad Popular del Cesar, una de las lideresas del colectivo.
Desde entonces, no han parado. Hace unos días realizaron una asamblea en la que discutieron sobre cuáles serán las principales acciones de este año. Y antes, el 25 de noviembre de 2021 (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer) denunciaron que, hasta esa fecha del 2021, 13 mujeres de esta región habían sido asesinadas y otras más eran víctimas de violencia sexual y de acoso callejero.
Se han tomado las calles de distintas formas, recientemente lo han hecho para exigir que se esclarezcan las muertes de Carmen Isabel Lozada y de Sindy Julieth Bustos, ambas de 37 años, cuyos cuerpos fueron hallados en avanzado estado de descomposición. Los restos de la primera fueron encontrados al norte de Valledupar el pasado 25 de enero, y los de Bustos los hallaron hace apenas unos días en la vía que de la capital del Cesar conduce al corregimiento de La Mesa. De acuerdo con la Juntanza, en lo que va del año ya se han registrado cuatro femicidios.
“Las prácticas y creencias machistas se han asentado en la región, se han naturalizado, y esto, en parte, es porque ha habido ausencia del Estado en las periferias, en regiones como la nuestra”, dice Oriana Rojas, estudiante del programa de Gestión Cultural y Comunicativa de la Universidad Nacional sede La Paz, quien también forma parte del grupo.
La propuesta engavetada
En 2018 se creó un borrador de la política pública de equidad de género en el Cesar. “Había una ordenanza y a partir de eso comenzamos a trabajar en siete ejes temáticos de investigación e incidencia. Recorrimos el departamento, al año siguiente hicimos una propuesta que fue aprobada ante la Asamblea Departamental, y posteriormente rechazada por la Gobernación, porque al parecer había muchos derechos para las personas LGBT”, cuenta Umaña, quien también era del equipo que formuló este borrador, que actualmente está engavetado.
El documento, que reconoce que hay fallas en la ruta de atención a víctimas de violencia basada en género, invita a no revictimizar a las mujeres que han sufrido agresiones físicas, sexuales y psicológicas; también solicita al equipo de funcionarios que forman parte de la ruta, a capacitarse más sobre estos temas para no seguir reproduciendo este tipo de violencias.
“En la mayoría de feminicidios que se han registrado en el Cesar hubo antes una denuncia que no se supo manejar, que hubiese podido salvar la vida de muchas mujeres. Acá ni siquiera hay un lugar para acoger a las víctimas”, afirma Dency Navarro, coordinadora de la Red de Mujeres Comunales de Colombia capítulo Valledupar, quien también forma parte del colectivo.
La Juntanza de Mujeres del Cesar exige que se apruebe por fin la política pública de equidad de género, que es tan necesaria para mejorar la atención de este tipo de violencias y prevenir que se repitan historias como las de Carmen y Sindy Julieth. “Estamos venciendo el miedo. Estamos resistiendo y yendo de frente para hablar de agresiones que nos han causado”, dice Jessica Amaya, estudiante de Sociología de la Universidad Popular del Cesar e integrante del grupo.
En esta región en donde mujeres como la exministra de Cultura, Consuelo Araujo Noguera; la activista política Imelda Daza; o Ruth Jiménez, quien trabaja con familias vulnerables que están al margen derecho del río Guatapurí (en Valledupar), han sido reconocidas por su liderazgo en distintos aspectos, la Juntanza de Mujeres del Cesar es un colectivo feminista que pide a gritos, y con pancartas, tizas, música y hasta capuchas fucsia, que en esta zona del país, en donde ha pasado de todo, se respete la vida de niñas, adolescentes, jóvenes, madres, hijas, abuelas, hermanas, nietas y amigas, que sin importar su orientación sexual, su origen étnico, su color de piel y creencias religiosas, puedan andar por las calles calurosas de este departamento, sin sentir temor.