A propósito de la historia relatada por Gustavo Sara Escobar —quien tenía 10 años cuando fue abusado sexualmente por su padrastro— en el más reciente episodio de Relatos Amarillos, pódcast original de RTVCPlay, conversamos con la psicologa clínica María Alejandra LadróndeGuevara sobre las herramientas de prevención que podemos poner en marcha para prevenir el abuso infantil.
¿Por qué terminamos protegiendo a los abusadores?
En los programas de prevención de abuso infantil no existe ningún item —ni siquiera chiquito— para evitar que una persona se convierta en abusador. Esto debería ser el elemento central porque estos comportamientos quedan como un momento de descontrol que termina excusando al responsable de la agresión.
“Siempre es una cosa de que a uno se le salen los comportamientos y creo que es algo que nos pasa a todos, es imposible tener un control absoluto de los comportamientos, pero creo que está mal que como sociedad sigamos criando niños que piensan: ‘se me salió, qué vaina’”: María Alejandra LadróndeGuevara, psicóloga clínica.
¿Cuáles son las herramientas de las que disponen los cuidadores para evitar el abuso de menores?
Antes de mencionar algunas de las herramientas que pueden tener los cuidadores para evitar situaciones de abuso, es importante destacar que estas varían de acuerdo a la edad del menor en situación de vulnerabilidad.
Tener vínculos fuertes: es importante que la relación entre cuidadores —adultos en los que el niño o adolescente confía— y menores de edad sea lo suficientemente fuerte para que sientan la tranquilidad de contar cuando están expuestos a potenciales situaciones de abuso. Los cuidadores no siempre son mamá o papá.
“Es muy importante trabajar en los vínculos, que no sea una cosa que de repente solo se active en el momento del abuso porque no va a servir (...) por naturaleza está condenado a salir mal porque pues el niño no le va a contar a una persona en la que no confía o a una persona que lo regaña por sentir”: María Alejandra LadróndeGuevara, psicóloga clínica.
Asimismo, vale la pena recordar que una relación confiable con un adulto no debe estar mediada por los secretos.
Informar al menor: contrario a bombardear al niño con información sobre el abuso —hecho que podría resultar contraproducente—, es necesario explicarle cómo debería sentirse en sus relaciones interpersonales. Para ello, las situaciones de la cotidianidad son valiosas pues permiten agrupar los comportamientos que están permitidos para el menor.
“‘Mira mami que en el parque hoy me empujó fulanito porque él quería el columpio y yo estaba ahí’ (...) si mi hijo sabe que está mal que lo empujen para tener el columpio, va a tener mucha más claridad de qué es un límite. Eso funciona para los chiquitos”: María Alejandra LadróndeGuevara, psicóloga clínica.
Cuando el menor en situación de vulnerabilidad es un adolescente resulta importante afianzar el pensamiento crítico con ejercicios concretos que permiten visibilizar aquellas cosas que piensan en automático. En situaciones de potencial peligro, contar con esta herramienta permite acudir a los cuidadores para pedir auxilio.
¿Cómo prevenir que existan potenciales abusadores?
Para prevenir que un adulto pueda convertirse en un potencial abusador es necesario apostar porque la educación integral para la sexualidad no sea una charla de cuando en cuando en la que el miedo no sea el ingrediente principal sino un espacio semanal que permita desarrollar habilidades para enfrentar situaciones como el rechazo.
“Muchas veces, con lo que uno se encuentra en la clínica, es que esos abusadores son personas que no tienen idea de cómo tramitar sus emociones (...) y con los niños saben que pueden manipular fácilmente y de alguna manera no van a tener que lidiar con la frustración. Si de pronto ese abusador se enfrentará a un par e invitará a ese par a una cita, seguramente esa cita le puede decir: ‘no, no me interesa’, pero con el niño no, saben que lo pueden engatusar, hay un ejercicio de poder e intimidación muy importante”: María Alejandra LadróndeGuevara, psicóloga clínica.
¿Qué hacer para gestionar estos sentimientos de rechazo o frustración?
Es importante que los cuidadores aprendan a poner límites, pues sirven para ayudar a gestionar esos sentimientos. Esto sirve para formar adultos que en un futuro sepan hacerse cargo de sus emociones y sean responsables afectivamente.
¿Cómo garantizar que denunciar no sea más traumático que el abuso en sí?
Un niño no debería estar en dos procesos a la vez. En caso de que esté en un evaluación psicoforense, no es recomendable que inicie terapia con otro profesional. No obstante, la ruta para denunciar posibles situaciones de abuso ha evolucionado lo suficiente para que la víctima cuente lo ocurrido una sola vez. Esto permite explorar la situación desde otros vértices y evita caer en una revictimización.
En cuanto a los exámenes médicos que hacen parte del proceso debería ser normal que el profesional de la salud comunique el paso a paso del procedimiento para no invalidar el consentimiento del paciente.
*En caso de que usted enfrente o conozca una situación de abuso sexual infantil o juvenil recuerde que no está solo y puede denunciar en la línea 141 del Instituto de Bienestar Familiar.
Conozca los detalles de esta historia en Toma dos, el decimoséptimo capítulo de Relatos Amarillos, en www.rtvcplay.co o en su agregador de pódcast favorito. Aplausos de pie para Gustavo Sara Escobar por su valentía al contar lo que vivió cuando apenas era un niño para evitar que otros tengan que pasar por lo mismo.