Bajo un profundo sentimiento de fervor y misticismo, miles de feligreses se dieron cita en las calles del centro de Pasto para vivir en Semana Santa la tradicional procesión del Santo Sepulcro.
Esta colosal imagen con más de 300 años de historia y un peso cercano a los 1.380 kilos, requiere de los hombros de 10 personas para ser cargada, pero más de 20 para levantarla del piso, así lo explica el presidente de la Sociedad del Santo Sepulcro de Pasto, Jairo Santacruz.

“Se estima que en 1720 salió el Santo Sepulcro por primera vez en una procesión. El fervor y veneración que despierta esta imagen no tienen comparación”, asegura.
Además, mientras acompaña como cada año este solemne recorrido con su traje elegante y su fe imperturbable, Jairo Santacruz explica que el propósito de la sociedad que preside es uno solo: convertir el Santo Sepulcro en un patrimonio religioso e histórico de Pasto. “Esta es nuestra principal lucha y no vamos a descansar hasta lograrlo”, agrega.

Arte y espiritualidad
Según el relato del magíster Teódulo Alfonso Camacho, el Santo Sepulcro es una cámara con una urna, donde reposa la imagen del cuerpo de Jesús en edredones de terciopelo y cubierta por un sudario. En la parte superior e inferior de la cámara se exhiben dibujos, relieves, tallas de madera, torrecillas y esculturas de arcángeles, que portan insignias de la Pasión de Cristo.
Todo el conjunto está revestido en laminilla de oro. La cámara descansa en una plataforma sostenida porcariátides, una verdadera reliquia tallada en madera, obra del maestro nariñense Alfonso Zambrano.

En la procesión del Santo Sepulcro también participan autoridades locales, asociaciones religiosas, bandas de paz de diferentes instituciones educativas y más de 20 imágenes religiosas que ratifican a Pasto como la Ciudad Teológica de Colombia.