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El encanto del vinilo en Bogotá: corazones a revoluciones por minuto

Hay un formato que a todos nos hace volver al pasado: el disco de vinilo o LP.

Por: Diana Leal

Hay un formato que a todos nos hace volver al pasado: el disco de vinilo o LP. Un formato que incursionó en el mercado desde finales de los años 40 hasta los 80, y que no tardó en llegar a Colombia para quedarse.

Seguramente, quienes fueron jóvenes por la década de los 70 y parte de los 80 visitaron alguna vez la calle 19 del centro de Bogotá, y recordarán que entre las carreras octava y décima, había todo un corredor que sonaba al ritmo de rock, balada, bolero, salsa y cualquier género que quisieran encontrar.

Y es que el “boom” del lugar llegó gracias al vinilo. Melómanos, libreros y coleccionistas fueron quienes moldearon la calle 19 para hacerla musical. Inició en 1970 con las ventas ambulantes en los andenes y con el tiempo, se movieron a casetas azules de aluminio, en las que los elepés, los libros y las revistas eran protagonistas.

Una de las cosas que más llamaba la atención de los bogotanos, es que este corredor era el lugar perfecto, para encontrar los acetatos de las famosas bandas de rock que sonaban por esos días con fuerza en Estados Unidos y Europa.

“La 19 era mágica en ese entonces, porque en las casetas se encontraba de todo, cada caseta tenía su género, era un espacio único para la música y había comunidad, eso la hacía única. Allá uno no era solo cliente sino amigo, familia. Uno compraba sus elepés y además conversaba sobre la música, sobre la vida y compartía momentos, eso la hacía tan especial… Y ni hablar de los viernes en la noche ¡era un espectáculo!”, recuerda con nostalgia Vicente Rendón, coleccionista y comerciante, dueño de Discos Vicente en este sector.

Sin embargo, las casetas no alcanzaron a festejar sus 20 años. En 1989, el entonces alcalde de Bogotá, Andrés Pastrana, deliberó que las casetas eran una invasión al espacio público y que interferían con la movilidad de la ciudad.

Fue así como un día viernes se desalojó el lugar y llegó la maquinaria pesada que acabó con aquellas casetas, cuya caída coincidió con el atentado que segó la vida del entonces candidato a la presidencia Luis Carlos Galán, en Soacha, Cundinamarca.

Pero la historia no terminó ahí. Los comerciantes que fueron desalojados del lugar, empezaron a ocupar locales en los pequeños centros comerciales de las 19. El centro comercial OMNI, ubicado en la carrera octava, fue de los primeros en acoger la música, y al día de hoy, luego de más de 30 años, sigue nutriendo a la capital.

Casi al mismo tiempo, hubo un segundo momento en el que el LP perdió fuerza, no solo en la capital, sino en el mundo. La llegada del CD logró impresionar al público, sobre todo por su diseño compacto y portable.

“El LP fue protagonista y rey incluso en las emisoras, pero con la aparición del CD hacia el año 91, esto empezó a cambiar. Ahora los LP reposan en las bodegas, pero durante mucho tiempo la radio fue puro vinilo”, cuenta William Vergara conocido como ‘el maestro Willi’, melómano y una de las voces más conocidas de la radio colombiana.

Pero la nostalgia por lo clásico vuelve a surgir. Actualmente hay quienes se han dado a la tarea de desempolvar estos grandes discos de vinilo de 30 centímetros, poniéndolos a girar de nuevo en la tornamesa.

“El LP siempre estuvo presente, estuvo relegado un tiempo por el CD, pero volvió a tomar fuerza en los últimos años y eso fue algo nuevo para quienes no lo conocían, y significó un redescubrimiento lleno de nostalgia para otros. Ahora sí parece que hay un boom del vinilo”, afirma el maestro Willi.

Según Vicente, que lleva décadas en el mercado, fue aproximadamente en 2009 y 2010 que el vinilo volvió a cobrar importancia. Primero, señala el redescubrimiento que hicieron los jóvenes al interesarse nuevamente por este formato, pero también resalta que, en Colombia, particularmente “los extranjeros llegaron con gran interés por la música afrocolombiana. Uno les ofrecía CD de Totó la Momposina o Petrona Martínez, pero ellos tenían claro que querían LP”, esto también ayudó a que se reactivara la producción aquí en el país por parte de los grupos.

Si bien el precio de un LP puede triplicar el de un CD, esto no detiene a los amantes de este formato que comprenden que hay ondas que no se pueden convertir a lo digital, por ejemplo, en el elepé no hay espacio para los silencios totales y aunque hay ondas prácticamente imperceptibles, quienes prefieren el vinilo, afirman que el sonido ‘tiene más profundidad’ y es más envolvente y cálido en este formato análogo.

Actualmente, músicos y productores en Colombia se han interesado nuevamente por prensar su música en acetatos. En el país hay productoras y sellos disqueros que trabajan con las uñas para sacar música en vinilo e innovar en la escena. Sin embargo, el proceso puede significar grandes inversiones debido a la inexistencia de una prensadora en el territorio colombiano, por lo que este proceso solo se puede concretar en el exterior.

En la capital no solo se volvieron a vender discos, también la vida nocturna empezó a incluir el vinilo nuevamente para musicalizar las noches. Y la alcaldía por su parte empezó a apoyar proyectos como ‘La ruta del vinilo’.

El LP ha demostrado ser un formato lo suficientemente resiliente como para seguir ambientando el mundo, casi 80 años después de haber sido creado.

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