La doctora colombiana Sara Mendoza Crespo, se convirtió en la primera mujer en implantar un corazón artificial en Latinoamérica, tras liderar con éxito el procedimiento a una menor de 11 años con una falla cardíaca avanzada que necesitaba un nuevo corazón.
El dispositivo implantado en la menor, conocido técnicamente como HeartMate III, es una alternativa para los corazones que no tienen la capacidad de bombear la sangre hacia todo el cuerpo. Su uso se contempla cuando los medicamentos ya no controlan la falla cardíaca y la posibilidad de un trasplante es nula en el momento.
“Fue un gran reto, porque el dispositivo está diseñado principalmente para adultos y tiene un tamaño estándar que debe entrar en el pecho de la niña. Es una situación que no es fácil de controlar, porque no se sabe con exactitud con cuánto espacio contamos”, aseguró Mendoza.
Explicó que del dispositivo emana un cable y atraviesa la pared abdominal para conectarse a una minicomputadora, del tamaño de un celular, externa que monitorea el funcionamiento de la máquina.
La cirugía se realizó el 13 de junio y tras siete horas de trabajo el resultado fue muy positivo. “En ningún momento lo coloqué pensando en ser la primera, simplemente lo hice porque era necesario. No me lo esperaba, pero me siento contenta, porque cada vez más se va rompiendo la brecha entre hombres y mujeres en el campo quirúrgico”, añadió la doctora Mendoza, quien se formó como médica, cirujana general y cirujana cardiovascular en la Universidad Javeriana.
El procedimiento fue realizado a Sofía González Valencia, oriunda de Medellín, quien a los siete meses de vida fue diagnosticada con miocarditis viral, una condición que dilata el corazón e impide el bombeo de sangre con normalidad. Con medicación se mantuvo estable gran parte de su vida, hasta que en octubre de 2021 empezó a sentir fuertes dolores en el estómago y fatiga al realizar cualquier actividad.
“En niños, la asistencia ventricular se emplea como puente para un trasplante en el futuro. Por ahora ella debe rehabilitarse, aprender a manejar el dispositivo y seguramente en dos años o más se podría considerar para el trasplante”, indica la doctora Sara Mendoza.
Para Ana Lucía Valencia Agudelo, madre de Sofía, los avances ya son más que evidentes. “Ella se cansaba muy fácil y después de comer casi siempre vomitaba por la misma descompensación que le provocaba la falla cardíaca. Ahora, afortunadamente hemos ido superando todos esos síntomas y está regresando mi hija juguetona y traviesa”.