Este jueves llega a las salas de cine del país ‘Clara’, película documental de la directora Aseneth Suárez, en la que invita al espectador a ser testigo de los diálogos que sanarán la relación con su madre y la dinámica familiar.
Selfilm es una iniciativa de la casa distribuidora colombiana Doc:Co, que tiene como propósito presentar en diversas salas de cine y en plataformas de streaming 'En tránsito' y 'Clara', dos películas realizadas por mujeres que exploran, en retrospectiva, las dinámicas familiares.
“El documental colombiano desde hace mucho tiempo ha traspasado las puertas de la intimidad de muchas familias que nos han abierto sus casas y nos han mostrado que, a través de sus historias personales, podemos contar la memoria de quienes somos. Selfilm es un homenaje a todas las directoras y directores que nos hacen parte de sus vidas”, asegura Consuelo Castillo, directora de Doc:Co, sobre esta muestra cinematográfica.
'Clara' es un diario y un blog audiovisual. La diferencia es que en este último la familia está dividida, no por la enfermedad, sino por la ausencia de dos personas, el hermano y la tía de la directora Aseneth Suárez.
La película toma el nombre de la madre de la realizadora, Clara, una mujer que, como muchas en el mundo, dejó a un lado todo aquello que la definía como mujer antes de tener hijos: el amor, los sueños, las expectativas, el dolor. Por reparar su mente y su corazón, muchas veces estuvo ausente, y eso era lo que recordaba Aseneth de su infancia y adolescencia.
“Hacer Clara fue todo un viaje que empieza en la intimidad de la casa y sale a encontrarse con mi pasado de niña y de adolescente solitaria, que sobrevivió a muchas cosas en silencio porque su mamá Clara no estaba. Un viaje interior para entender, perdonar y perdonarme. Y al revés. Entendí que yo estaba sola porque mi mamá estaba ocupada reparándose, uno de sus hijos había muerto y había perdido al amor de su vida. Su error en adelante sería reprochado”, comenta la cineasta.
La idea de hacer un diario audiovisual familiar se gestó hace varios años, pero no por la necesidad o la intención de hacer una película, sino por aclarar el pasado para poder sonreírle al presente. La primera idea nació en 2022, cuando Aseneth Suárez se fue a vivir a Estados Unidos, pero su hermana censuró el proyecto.
Una década más tarde, en Budapest, vio Cuchillo de palo de Renate Costa y entendió que no necesitaba contar la historia de su familia, sino la de su madre Clara y su compañera Lilia, a quien durante muchos años llamó tía.
En esos años, Aseneth se forjó como realizadora audiovisual y junto a su esposo Patrick Adolphe realizó Parador Húngaro. En la mitad de sus treinta, cuando decidía si regresar o no a Colombia, y si tenía hijos, decidió que estaba lista para “mirar a la mamá, mirar el pasado, mirarme, pero no en ella. En lo que pasó”.
Así que cuando empezó a trabajar en Clara, Aseneth y su madre realmente se estaban reencontrando, en Colombia, en el hogar. La película no se planteó como una entrevista, sino como una charla que sostienen dos amigas cuando se visitan. Aseneth, como directora y como hija, escuchó, preguntó, miró y en ocasiones guardó silencio.
Finalmente, fue Clara quien tocó el tema que tenía guardado durante tantas décadas y el que se volvió en columna vertebral de la película: el amor vivido con Lilia. Ese fue el punto de partida para que el perdón y la sanación hicieran su aparición.
Después de tantos años, fue a través de la palabra que entendieron que no era la ausencia de la madre, ni la ausencia de Lilia lo que realmente quebró a la familia. Fue la tragedia de la muerte violenta de Adolfo, hermano de Aseneth, y la imposibilidad de todos de hablar sobre eso, y preferir el silencio. Eso fue lo que los distanció.
El camino de aceptación y reparación no fue fácil. A medida que la conversación fluía, Clara y Aseneth discutieron, lloraron, se distanciaron y se reconciliaron. Cuarenta horas de grabación reposaron varios años y fueron vistas una y otra vez hasta que la cineasta tuvo claridad de la película que quería presentar en público.
“Sus palabras se fueron transformando, las fui ‘entendiendo’, el diálogo se volvió real y reparador para las dos”, sostuvo.
'Clara', la película, es una mezcla de sentimientos, dolores, silencios, conversaciones y escuchas. El espectador es testigo de cómo esta familia sanó una deuda de la que huyó por años, y cómo la palabra fue la herramienta catalizadora del dolor.
“En esas charlas yo voy encontrándome con mi realidad y mi presente, ese al que ya no le puedo dar el quite. Cuando el pasado queda hablado, discutido y llorado; mi mamá me entrega una chaqueta y una película, donde en mi presente me permito pensar en mi como mamá y reconocer el amor infinito que quiero dar y sentir”, concluyó Aseneth.