Las músicas gitanas de España, por un lado, y el jazz, por otro, le deben mucho al saxofonista Pedro Iturralde. Esos dos géneros coexistían en el mundo pero poco se habían mezclado. La excepción es quizá un disco de John Coltrane llamado ‘Olé’ publicado en 1961. Ese documento es, digamos, el reconocimiento de la música flamenca desde la orilla norteamericana. ¿Y en la orilla europea? No hay que buscarlo mucho: cualquier experto nos dirá que se trata de los ejercicios discográficos de Pedro Iturralde durante los años 1967 y 1968.
Hace unos días, cuando se supo la noticia del fallecimiento de Iturralde, a sus 91 años, los medios aclamaron esas grabaciones como su máximo legado. Además se mencionó un detalle de mucha importancia para los académicos: fue gracias a él que se inauguró la cátedra de saxofón en el Conservatorio Real de Madrid. Porque fue precisamente él quien demostró que ese instrumento que venía del jazz servía maravillosamente para interpretar músicas autóctonas de España.
Pedro Iturralde había nacido en un ambiente campesino. Era el nieto de un molinero de Navarra. De niño tuvo una bronconeumonía y el médico recomendó que, para ejercitar sus pulmones, le dieran a soplar un saxofón. Con el tiempo se hizo diestro en el instrumento, integró una banda y se fue de gira por países del norte de África como Túnez y Marruecos. Allí encontró esa raíz arabesca del flamenco.
Con el tiempo fue logrando un lenguaje y un repertorio propios, que grabó para el sello Hispavox en dos volúmenes bajo el título de ‘Jazz Flamenco’. Vale la pena destacar una curiosidad: en esos discos lo acompaña en la guitarra Paco De Lucía. Pero por problemas contractuales (Paco grababa con Philips, que era competencia de Hispavox) el guitarrista no podía usar ese nombre, de modo que en los créditos aparece como “Paco De Algeciras”.
Mientras tanto en los Estados Unidos, John Coltrane se apagaba y nadie retomó esos experimentos que, a la manera de ‘Olé’ (apenas un disco de su vasta obra, hay que decirlo), mezclaban jazz y flamenco. Iturralde se quedó como el pionero en Europa, inspirador de una siguiente generación a la que pertenecen nombres como el pianista Chano Domínguez y el saxofonista Jorge Pardo.
Sin embargo, años después, en 1980, Pedro Iturralde tuvo oportunidad de reconocer el aporte de John Coltrane al lenguaje del saxofón en general. Lo hizo de una manera curiosa: como invitado del grupo pop Los Falcons en una composición titulada “Querido John Coltrane”. El solo de saxofón que enciende los últimos 90 segundos de esta canción es otro de esos testimonios de bravura que nos deja como oyentes una huella imborrable. ¡Olé, maestro Iturralde!.