Al menos 524 especies de árboles y plantas crecen en época de verano en los bosques de galería inundable o de tierra firme así como en los “bancos” o los morichales, que llegan a 670 en épocas de lluvia, en el Distrito Nacional de Manejo Integrado Cinaruco, que además es el hogar de unas 83 especies de mariposas, 178 especies de aves, 40 babillas, de incontables reptiles, del jaguar, del oso hormiguero, del puma, de la danta o del ñeque, la lapa y el chigüire.
Luego de un proceso de cuatro años, en el que se analizaron las condiciones naturales de más de 331.848,359 hectáreas de extensión de sabanas inundables o esteros, como se conocen en los llanos, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el 31 de julio de 2018, declaró por primera vez un área continental como protegida; el Distrito Nacional de Manejo Integrado Cinaruco.
El distrito está ubicado en el departamento de Arauca en las cuencas de los ríos Caño Negro que en la parte baja toma el nombre de Capanaparo y el río Cinaruco, los cuales son los únicos afluentes directos del río Orinoco de origen llanero, es decir que nacen en la sabana mal drenada como característica única de la cuenca y comprende cinco veredas en el municipio de Cravo Norte; Lejanías de Juriepe, Juriepe, Buenos Aires, Cinaruco y La Virgen; en Arauca, municipio capital, alcanza dos veredas, Matal de Floramarillo y Cinaruco.
El área tiene una conectividad estructural con el sistema del Parque Nacional Santos Luzardo en Venezuela debido a que las aguas de estos dos ríos desembocan en el Orinoco del otro lado de la frontera.
Duberney Mulato, es el coordinador del Distrito Nacional de Manejo Integrado Cinaruco, es quien se encarga de los procesos de restauración ecológica participativa que se desarrollan en la zona protegida, “lo estamos haciendo con la gente, estamos fortaleciendo el tejido social de esas comunidades, tenemos viveros comunitarios apoyados por parques nacionales, pero en el futuro la misma comunidad los manejará, esto, para la recuperación de la capa vegetal que se ha deteriorado por las quemas, la tala o la extracción de madera”. Allí los pobladores locales mantienen las costumbres llaneras que se asocian al trabajo de llano.
Alrededor de este bello paisaje, giran las actividades de conservación de las fuentes de agua y de la biodiversidad, fortaleciendo los sistemas de producción para disminuir las presiones externas hacia los ecosistemas y los bosques riparios, es decir, los que bordean esas cuencas.
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Allí se establecen especies nativas, esas que han sido identificadas y que en alguna época estuvieron en el sector afectado. Las cinco que se reconocen como de alto valor de importancia para su conservación en el área son el moriche, que ya está recibiendo un tratamiento prioritario de conservación en la Orinoquia, el congrio, el saladillo, el laurelito y la flor de mayo.
En la reserva se han hecho dos expediciones biológicas, la primera se hizo en el año 2015 previo a la declaratoria como área protegida y la segunda, siete años después; y aunque aún no hay grandes diferencias en lo que se ha observado, las imágenes satelitales tomadas confirman que el ecosistema se mantiene en sus condiciones iniciales y que ha mejorado considerablemente la vegetación.
Mulato indica que “han disminuido las presiones hacia la cacería y en la pesca no regulada, además, con los procesos de restauración ecológica realizados durante al menos tres años, hemos aislado ecosistemas vitales para que no se afecten por las actividades externas, sin embargo, no tenemos todavía una medición que nos indique un porcentaje de recuperación”.
Parques Nacionales trabaja en un nuevo programa de restauración y monitoreo para empezar a hacer las mediciones que permitan poner en cifras el avance de la recuperación de la zona; este seguimiento se hará especialmente a las aves y a los felinos que habitan el Distrito, para evitar las presiones que se generen hacia su hábitat y que los afectan directamente.
“El jaguar es una especie sombrilla porque nos demuestra que hay buena conservación, por eso trabajamos en mejorar las condiciones del ganado, para evitar que el felino lo ataque ya que en verano es presa fácil porque está amontonado y este puede hacer su caza” explica el coordinador, Mulato.
Para ello han establecido los potreros de maternidad, que reciben ese nombre por estar ubicado cerca de las viviendas y están encerrados con cerca eléctrica para proteger los terneros recién nacidos. También se han construido acueductos ganaderos para que los animales no se alejen en busca de agua y se enfrenten al peligro que suponen los jaguares para ellos y los campesinos puedan continuar con la actividad ganadera.
“Estamos encontrando venados, marrano cerrero, zainos, y otras especies que años atrás eran abundantes, ahora era difícil verlos, pero ya están apareciendo. Si mejoramos los ecosistemas mejora la calidad de vida de la gente a su alrededor” destaca Mulato.
Como medidas de adaptación al cambio climático, en épocas de sequía se están usando las aguas subterráneas, se han instalado bombas sumergibles con paneles solares o electrobombas solares para mejorar la calidad del agua, estos son acuerdos de conservación para mejorar la calidad de vida de los habitantes del sector.
Para lograr mantener el equilibrio en el ecosistema ya está casi listo el Plan de Manejo del distrito que se implementará durante cinco años; esta será la ruta que permitirá dar cada paso debidamente planeado y lograr que el Cinaruco sea otra vez, una reserva de vida natural.