Foto: Facebook Orquesta De Instrumentos Andinos Caloto-Cauca
Rubén Darío Zúñiga
Los liderazgos que en los territorios realizan labores y procesos sociales en beneficio de sus comunidades, cobran protagonismo en el Día Internacional de la No Violencia, una fecha decretada por la Organización de Naciones Unidas para exaltar los esfuerzos de actores de paz en todos los rincones del mundo.
En el Cauca, uno de los departamentos colombianos más golpeados por el conflicto armado, los liderazgos de paz se levantan en medio de las tensiones, amenazas e incluso asesinatos, cometidos por grupos armados ilegales.
Música para la paz
Es el caso de la Orquesta de Instrumentos Andinos del resguardo Huellas, en Caloto cuyo trabajo, es, sobre todo, un canto de vida que contribuye a la sana convivencia en el territorio.
Su director Richard Escobar es un hombre visionario que ha fomentado la idea de construir otros mensajes, y por eso, la música, ha sido el mejor refugio para decenas de niños, niñas y jóvenes, que ven en esta agrupación un proyecto de vida para alcanzar sus sueños.
“El arte ha ayudado a mitigar la pérdida de familiares y amigos por culpa de la guerra. Este ha sido un espacio de desahogo para ellos, pero no es solo por ellos y para ellos, sino, incluso, para todo el pueblo colombiano. No componemos para un territorio sino para todo el país”, comenta este músico sobre la importancia de la labor de la orquesta.
El trabajo se ha centrado en el relato de historias de esperanza, unidad, trabajo en comunidad y la búsqueda de un nuevo país. “De hecho también tenemos un formato que habla de la situación política, sobre todo, por las complejidades en los territorios. Este ha sido un canal para eso: para el relato, para contar vivencias, para mostrar las realidades de las zonas apartadas”, dice Escobar.
La Orquesta de Instrumentos Andinos es el componente musical de la Escuela NASA de Arte y Música del Resguardo de Huellas Caloto. La Orquesta lleva 10 años brindando formación humana, social, artística y cultural a niños, jóvenes, familias y autoridades del resguardo.
La guardia indígena en los territorios
Mientras la música en Caloto propende por la reconstrucción del tejido social y la ocupación del tiempo libre para la prevención del abuso de drogas en el Cauca, la guardia indígena es un elemento clave para la armonía.
Así lo asegura Joe Sauca, uno de los consejeros mayores del Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric, al indicar que tiene como objetivo velar por la tranquilidad de las comunidades en cada una de las jurisdicciones rurales.
“Hace procesos de control territorial, los recorre y mantiene puntos para evitar que ocurran desarmonías por presencia de actores armados o personas externas a las comunidades. Es un actor que, además, se ha capacitado en Derechos Humanos y es auxiliador en casos donde el fuego cruzado afecta a nuestros comuneros”, expresa el líder indígena.
Y no sólo se trata de un trabajo para la vigilancia territorial no armada ya que la guardia solo porta bastones de mando. De acuerdo con las labores asignadas por las propias comunidades indígenas, “su tarea también es socorrer a la gente en el marco de emergencias por fenómenos naturales. Su capacidad de respuesta contribuye en momentos difíciles para la gente, por ejemplo, en temporadas de lluvias, donde los deslizamientos de laderas son comunes en los resguardos”, destaca Joe Sauca.
“La guardia ante todo es un actor que en medio del conflicto vela por la paz de su gente y ayuda a reafirmar la importancia del territorio”, recalca el líder indígena.
Erika del Río, un liderazgo por los derechos de la comunidad LGTBIQ+
Es una líder reconocida en Popayán. Mujer transgénero, fundadora y directora de la fundación ‘Eres’ que desde hace 25 años trabaja en favor de las personas diagnosticadas con VIH Sida y por la reivindicación de los derechos de la población LGBTIQ+ en Popayán.
“Nos encargamos de trabajar con esta población porque muchas veces no tienen ninguna respuesta o atención en las entidades respectivas. Aunque no somos un albergue velamos por sus derechos, los asesoramos y ayudamos a que tengan una mejor calidad de vida”, indica Erika al resumir en pocas palabras el trabajo de su fundación en una ciudad de talante conservador, como lo es la capital del Cauca, y cuyas barreras morales han ocasionado toda clase de dificultades, según comenta.
Para esta líder transgénero, los retos de esta labor son inmensos, pero el objetivo es propender por una mejor sociedad, una más tolerante y respetuosa con las diversas expresiones sexuales o de género.
“Antes creían que éramos enfermos mentales, por lo que se generan odios y estigmas sobre los demás. Eso es lo que debemos cambiar. Sin embargo, y pese a todos los esfuerzos seguimos siendo ultrajados. Aunque se ha avanzado, los pasos son cortos y hay mucho por caminar. Pero hay avances importantes a pesar de todo”, apunta.
Entre los avances que destaca Erika se encuentra el uso de un lenguaje no violento contra este sector de la población. “Lo que ayuda mucho para vivir en comunidad y generar mayor diálogo”, apunta Del Río.
Erika actualmente hace parte de la Red Nacional de Mujeres Trans de Colombia y trabaja en la Ley trans, que presentarán al Congreso para exigir el respeto a la vida de las mujeres trans, ahora que se eligió a un nuevo gobierno.
De esta manera, lideres y lideresas transforman los territorios. Una labor que merece ser reconocida todos los días, y que en esta fecha nos recuerda que la resiliencia y la unidad han sido ejes fundamentales para trabajar por la paz.