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Elizabeth Santamaría, la única piloto de helicóptero en Putumayo

La teniente de Navío Elizabeth Santamaría Salcedo ha cruzado las selvas de la Amazonía colombiana atendiendo las necesidades humanitarias de las comunidades indígenas.
Juan Miguel Narváez Eraso

En el municipio de Leguízamo, Putumayo; se encuentra la única mujer piloto de helicóptero, cuya aeronave surca los cielos del sur de Colombia a más de 24.000 pies de altura; los cuales equivalen a unos 7.000 metros.

Se trata de la teniente de Navío Elizabeth Santamaría Salcedo, de la especialidad aeronaval de la Armada Nacional de Colombia, quien a sus 35 años de edad ha cruzado las selvas de la Amazonía colombiana para atender las diferentes necesidades humanitarias de los pueblos indígenas y de las Fuerza Armadas.

“Ser la primera mujer piloto de helicóptero es un orgullo personal, familiar e institucional, porque tengo en mis manos una gran responsabilidad social para con los pueblos que me necesitan. Si bien es cierto mi padre y mi madre sienten mucha felicidad al saber que estoy cumpliendo con un compromiso que redunda en bien de la sociedad, a nivel institucional se percibe ese crecimiento humanitario a favor de las mujeres”, expresó.


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Elizabeth nació en Sogamoso; Boyacá y desde hace 9 años tiene la misión de pilotear el helicóptero de la casa fabricante Bell UH1N el cual asegura que tiene la capacidad de realizar operaciones de interdicción, búsqueda y rescate o transporte de tropa.

Está la única mujer piloto de helicóptero en Leguízamo, Putumayo

“En muchas ocasiones utilizamos la aeronave para evacuaciones y asistencia médica, cuyas labores favorecen a nuestras comunidades que viven en apartadas zonas de la Amazonía colombiana. Todas las misiones y vuelos son diferentes, por eso es indispensable la conexión de los 5 sentidos”, dijo.

A la vez subrayó que en cada operación es indispensable la madurez emocional y profesional que permitan buenos resultados, debido a que en cada vuelo se presentan contratiempos que en su mayoría asegura que suelen ser generados por la lluvia o el viento.

“Sin embargo las capacitaciones, el apoyo de mis compañeros y el respaldo de la Armada Nacional han sido vitales para que cada vuelo sea exitoso. Por ello hemos evacuado vía aérea niños, niñas, embarazadas y adultos mayores que pese a sus delicados quebrantos de salud residen en apartadas veredas de Leguízamo”, afirmó.

Expediciones

Las habilidades humanas y técnicas permitieron también que la teniente Elizabeth Santamaría participará en expediciones internacionales. Una de ellas fue a la Antártida, en el verano austral de los años 2017 y 2108.

“En los 3 meses que duró la expedición, viví una experiencia muy bonita porque en el continente blanco se exaltó a la institución y desde luego a la bandera de Colombia”, argumentó la Teniente.

Frente a esos logros obtenidos a favor de la comunidad y de la Armada Nacional, Elizabeth está convencida de que para las mujeres no hay ninguna dificultad y que todo se consigue con perseverancia y sobretodo con mucha voluntad.

Está la única mujer piloto de helicóptero en Leguízamo, Putumayo

“Definitivamente las mujeres, en el ámbito en el que nos encontremos jamás perderemos nuestra esencia como seres humanos. Ahora que tengo la misión de cuidar desde el aire nuestra riqueza hídrica y desde luego nuestros territorios, es importante la determinación para lograr que los demás estén bien, de esa manera se aporta a la construcción de la paz”, sostuvo.

Trayectoria

Desde el 2007 Elizabeth; comenzó su formación como cadete en la Escuela Naval de Cadetes almirante Padilla en Cartagena y desde el 2013 inició su formación como piloto de la Armada Nacional.


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“Desde niña me llamó la atención la Armada y sentí que en dicha institución se conjugaba la disciplina, debido a que esa cualidad hace parte de los principios que en todos los quehaceres diarios hacen parte de mi familia”, expresó la Teniente.

A medida que iba creciendo, recuerda que empezó a diferenciar las diferentes Fuerzas Militares de Colombia y con el paso del tiempo comprendió que lo suyo era la Armada Nacional.

“Cuando decidí ingresar a la Armada estaba estudiando ingeniería electrónica en la escuela de ingenieros Julio Garavito de la ciudad de Bogotá. Una vez pausé mis estudios decidí continuar mi formación como oficial naval”, subrayó.

Una vez ingresó a la entidad se enfocó mucho en los buques y cuando se graduó permaneció durante años a bordo de la fragata misilera ARC Caldas en Cartagena.

“En ese entonces tuve la oportunidad de interactuar en diferentes operaciones aeronavales que realiza la Armada Nacional. Además, hice parte de la División de Apoyo y Cubierta Aeronaval y cuando terminé los dos años a bordo de la fragata fui trasladada a la patrullera ARC Valle del Cauca en Bahía Málaga”, afirmó.

Recuerda que allí tuvo la oportunidad de conocer los beneficios sociales que ofrecían las diferentes operaciones en el Pacífico colombiano, teniendo en cuenta que es una zona muy necesitada de apoyo aeronaval.

“Una vez se habilitaron los procesos de incorporación, el Comandante confió en mí y me brindó su apoyo”, concluyó.

 

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