Por: Edgardo Ochoa García – Radio Nacional de Colombia, San Jacinto Bolívar
"He comprendido que mi bienestar sólo es posible cuando reconozco mi unidad con todas las personas del mundo, sin excepción”: León Tolstoi.
Dicen que después de cada tormenta llega la calma, pero para cerca de los 12 mil damnificados que dejó la lluvia que convirtió las calles - recién pavimentadas- de El Carmen de Bolívar en arroyos, una vez dejó de llover comenzó su verdadero calvario.
Miles de afectados ahora tienen otras preocupaciones además del tercer pico del Covid-19, tratar de reponer lo que el agua se les llevó y resolver el día a día que ahora se torna más difícil. Pero en medio de la tragedia surgen personas dispuestas a entregarlo todo por los demás, se trata de héroes sin capa que de lo poco que tienen, sacan algo para apaciguar la situación (aunque sea un poco) a sus coterráneos.
José Lora Viaña
Es un joven trabajador que, a sus propias luchas, le agregó otra, la de ayudar a los demás. Con su voz tímida cuenta: “yo dono almuerzos todos los domingos a los niños más necesitados, de los barrios más vulnerables de esta población. ¿Cómo lo hago?, haciendo actividades, rifas, donaciones de la comunidad, del comercio, de amigos, conocidos y de todo aquel que quiere aportar y sumarse. Ahora con la cuestión del aguacero también recojo colchonetas, alimentos no perecederos, cosas de aseo, lo que me donen, para así llevárselo a los damnificados”. José asegura que el mejor pago que recibe es ver la sonrisa de un niño cuando recibe lo que él desinteresadamente les lleva.
Loly Luz Vergara Anillo
La población infantil es la que más sufre en una calamidad, por eso, Loly Luz Vergara Anillo, madre soltera de tres mujeres adolescentes, armó su combo ‘Lolytell’ y a través de su fundación ‘Vivan Los Niños’, todos los días sale y recoge entre sus amistades para armar las meriendas y mercados que lleva a los niños habitantes de los 34 barrios que resultaron afectados con la inesperada creciente.
“Lo que nos ha motivado a ayudar ha sido la necesidad y el don de servir a nuestra comunidad, siempre queremos trabajar en pro de ella ayudando al más necesitado, siempre haciendo el bien sin mirar a quien. Nuestra mayor satisfacción es que sabemos que, gracias a nuestro esfuerzo, por lo menos algún niño se acostará sin hambre”, sostiene esta mujer que se gana la vida vendiendo minutos de celular.
Fred Torres Gutiérrez
En estos tiempos, donde las redes sociales están inundadas de jóvenes sedientos de mostrar sus egos, en El Carmen de Bolívar un grupo de ellos liderados por Fred Torres, un joven que sueña con una tierra de placeres con más oportunidades, se pusieron las botas y también salieron a sumar su terroncito de arena. Su trabajo se centra en repartir, además de mercados, útiles escolares para las comunidades menos favorecidas.
“Realizamos esta actividad porque es nuestra vocación solidaria, en pandemia estuvimos en todos los rincones, llevando ayuda humanitaria y ahora que tanto nos necesitan, seguimos acompañando a nuestro pueblo y lo único que esperamos a cambio de esto es concientizar a la ciudadanía de que juntos podemos trabajar, de que junto podemos hacer grandes cambios”, explica Fred mientras limpia el barro de sus botas.
Estas son solo tres historias, pero como ellos hay muchos héroes anónimos, que se han unido a los esfuerzos gubernamentales para tratar de ayudar sin esperar nada a cambio, más que la satisfacción del deber cumplido.