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El bongo de Bojayá

Esta historia nace en el departamento de Chocó. Entre ríos y el verde espeso de la selva se formó un talento que florece para el mundo. Este es el relato de Noency Mosquera Martínez, el bongo de Bojayá.

Por: Juan Ricardo Pulido.

El día había llegado, desde que fue invitada a representar a Colombia y al Chocó, se había desvelado muchas noches imaginando ese momento. Su música, sus letras y su simpatía, se habían presentado ya en Quibdó, Cartagena, Bogotá, entre otros muchos municipios de su departamento, pero nunca fuera de Colombia.

Ese 7 de junio del 2016, Noency Mosquera Martínez se levantó extrañando el Atrato. Le acompañaban otras aguas, ríos y lagos de nombres impronunciables, al menos para ella, se escuchaban a lo lejos en la provincia de Sogn og Fjordane. Estaba en Forde (Noruega), un municipio de cerca de 10.000 habitantes que se había convertido en su morada transitoria.

Había llegado un par de noches atrás junto con los sonidos de su pacifico. Esos que la formaron en su Napipí, los que están inmersos en sus más profundos recuerdos, en sus raíces. Esos que le ha brindado Chocó. Con todo eso montado en el bongo de Bojayá llegó a Noruega, llevaba consigo su voz, sus letras, chirimía, alabaos y gualís. Llevaba consigo su cultura.

Ms de 5.000 personas en el auditorio esperaban por ella, Noency estaba ansiosa, pero ante todo orgullosa, cargada de emoción. En muy breves instantes pasaron por su mente imágenes que llegaban del otro lado del mundo; Bojayá, Quibdó, el río Napi, su abuelo, los bongos de su Atrato, los colores de su tierra, el aroma a borojó, plátano y chontaduro. Los sabores de un buen bocachico a orillas del río y un pononó para el final de la jornada. De todo eso se había cargado ella. Subió a la tarima en medio de los aplausos y un imperceptible momento se grabó en su alma.

“Un canto a la vida, un canto a la paz, queremos en mi tierra, solo vivir en paz”

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