Por: Sebastián Osorio Idárraga.
Para la obra ‘Memorias de un señor’, su director eligió 40 caleños del común no profesionales en la danza, con el fin de relatar la soledad y el dolor de un rey, a través de sus cuerpos.
Muchos, en algún momento, han soñado con descubrir cómo funciona el poder, atormentarlo y destruirlo. Sin embargo, no tienen en cuenta que quienes están en el poder sufren de soledad y desprecio, como se refleja en ‘Memorias de un señor’, una obra de danza contemporánea del francés Olivier Dubois.
Cinco días exigentes de residencia entre la compañía de danza y los bailarines, hicieron posible la presentación de esta obra en la 4ta Bienal Internacional de Danza de Cali. Allí, durante seis horas diarias, 40 caleños no profesionales de la danza, se convirtieron en el coro, el pueblo y los ideales, de un hombre soberano.
“A partir del momento que tu quieres hacer una obra con la gente que no es profesional, no puedes hacer una selección. La única selección es el deseo que tienen y a partir del deseo, la gente puede hacer muchas y maravillosas cosas”, resaltó Olivier Dubois, sobre la conformación de este grupo itinerante de bailarines, elegidos solo para esta presentación.
En ‘Memorias de un señor’, hay un solista de la compañía francesa, Remi Richaud, quien representa a un rey, a un soberano desaparecido y desposeído de su ser por la Nación. El propio Dubois, asegura que las emociones a partir de la obra involucran amor y muerte, fáciles de percibir, pero para esto se necesitaban hombres del común.
Para encarnar esas ideas se necesita mucha gente, según él, y por eso no quería trabajar con profesionales, porque se notaría en su cuerpo el saber y no se cumplía la finalidad de la obra, porque los cuerpos de los bailarines profesionales son los mismos.
“Qué pasa cuando tu hablas del poder o de la nación o la civilización, con un mismo cuerpo, no te da una idea de sociedad, eso es lo que te lo da el uso de una corporalidad y una vida diferentes. Es representar el mundo y la vida general. Si el bailarín es como tu, el contacto es muy directo”, explicó el francés.
La soledad del rey y su tiranía, están acompañados en el escenario por sonidos estridentes, que saturan y llevan al público al éxtasis, para luego llegar a la calma y al silencio, porque “los sueños y el amor matan”, señaló Olivier Dubois.
La confianza, la clave de este proyecto
Gabriel Pardo, Mario Perlaza y Carlos Quintero, son tres de los cuarenta obras que por varios días, se convirtieron en parte de la Compañía Olivier Dubois, en Cali. Un aviso en el periódico, un anuncio en redes sociales o el mensaje de un amigo, los llevó a bailar en ‘Memorias de un señor’.
Son artistas por pasión y sus actividades cotidianas poco o nada tienen que ver con la danza, al menos no la contemporánea que llega de gira a un teatro. Músico, periodista-actor y ginecólogo, en ese orden, son las profesiones de los tres artistas mencionados y que dejaron en el escenario del Teatro Calima, en la capital del Valle del Cauca, su esfuerzo, sudor y deseo, para una entrega única de esta obra.
Mario Perlaza tiene 22 años, aunque es caleño, vive en Bogotá y organizó todo para poder llegar a la residencia con la compañía francesa. Entre sus deseos estaba el volver a los escenarios, pues más joven hizo teatro y señala que “fue la Bienal la que brindó esa oportunidad. Se creó una fuerza entre la compañía y nosotros, que nunca había visto y se quedará siempre en la mente”.

La obra, sin duda, requería de mucha concentración y además, un buen estado físico. Los desplazamientos rápidos son parte esencial de los montajes de Olivier Dubois en la danza contemporánea, pues además construyen el ideal de desesperación en el que se encuentra el Rey durante 60 minutos de obra.
Dejar de correr no era una opción en varios de los actos o pinturas del montaje, pero también hubo momentos de completa quietud, en donde uno, dos o tres bailarines sobre otros, reconstruyendo las muertes masivas que se producen cuando un rey quiere cumplir sus sueños.
El médico ginecólogo, Carlos Humberto Quintero, acabó de cumplir 60 años, nunca había pensado en presentarse en un montaje de danza contemporánea y poco o nada había escuchado sobre Olivier, pero dijo que una vez escogido para la obra y de haber leído sobre quién fue su director por varios días, se entusiasmó mucho más.

Este rey en decadencia hizo que los 40 caleños fueran en el acto su civilización, su público, sus súbditos y su conciencia. Cada movimiento en el escenario reforzó la idea de que el arte es democrático, porque la legitimidad de ver la obra y las emociones que produce, son únicas en cada persona.
“Fue un trabajo humano y exigente. Nunca hubo un afán o presión por los pocos días de trabajo (...) una humildad enorme me llevo de la compañía, no hubo una relación de jerarquía, era solo un individuo que quería compartir un conocimiento”, expresó Gabriel Alberto Pardo, caleño de 31 años, al pensar en el resultado del trabajo colectivo.

Fue así como Olivier Dubois, nombrado en 2011 entre los 25 mejores bailarines del mundo por la revista Dance Europe, hizo una presentación sin precedentes en Cali, con un grupo ambulante de bailarines, “confiaron en mí y a quienes di mi confianza el día del espectáculo”, aseguró.