Para nadie es un secreto la transformación que se ha vivido en la famosa Comuna 13 de Medellín, de ser un lugar de delincuencia, violencia y pobreza, a un polo de desarrollo desde lo cultural y social, así como uno de los atractivos más buscados por los turistas que llegan a la capital antioqueña.
Pero su impacto en esa recuperación del tejido social y la reinvención que se ha dado desde adentro hacia afuera de la propia comuna, ha sido un ejemplo para que otras zonas de grandes ciudades del país, que han vivido males similares, y que ahora se encuentran en pleno desarrollo de procesos en la ruta de la reconciliación, paz y convivencia.
En la actualidad, esto está ocurriendo en varias zonas de Ciudad Bolívar de Bogotá y en Siloé, la Comuna 20 de Cali, que cada día está llamando más la atención de locales que jamás pensaron en visitar la zona, así como extranjeros que siempre están en búsqueda de experiencias distintas en sus viajes.
En varios de estos lugares, buena parte del cambio se ha dado gracias al sistema de transporte de teleféricos, que en el caso de Cali, es el Mío Cable, con ocho años de operaciones, se ha convertido en la solución de transporte para buena parte de los habitantes de la Comuna 20, y el aliado perfecto para que los visitantes puedan subir y disfrutar de la oferta turística.
Lo usual es que los recorridos inician en la Estación Cañaveralejo del Mío, en la famosa Calle Quinta, en donde se puede admirar un gran mural en el cual se reúnen todos los elementos de la ‘caleñidad’. Hasta Andrés Caicedo anda por ahí.
El traslado hasta la estación Alberto Lleras Camargo es la oportunidad para disfrutar de una de las mejores panorámicas de la ciudad de Cali que se puede encontrar.
Lo mejor es que dicha panorámica los acompañará en buena parte del recorrido por la comuna.
En cada estación se puede encontrar una exposición de arte y cultura. En el caso de la estación Alberto Lleras Camargo, se puede apreciar una exposición de 24 fotografías de aves, como colibrís, tangaras, azulejos y gallito de roca. Del mismo modo, hay fotografías de felinos que se encuentran en la región.
Allí, en sus calles, el ambiente salsero es sin igual, con tributos al maestro Jairo Varela y toda la música realizada junto al Grupo Niche, además de murales y grafitis en tributo a otros maestros de este género musical que Cali adoptó como propio y luego le dio su identidad.
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En sus calles, plazas y callejones se entremezcla el arte urbano local emergente con el de grandes maestros del grafiti, quienes han llegado hasta allí para aportar con su arte un granito de arena en pro de esta notoria transformación social.
Aunque hay mucho grafitis y arte urbano exaltando la cultura salsera de Cali, con tributos a Piper Pimienta, por ejemplo, también está Marvin El Marciano y Bugs Bunny, así como aquellos que son felices pintando gatos.
También se pueden ver murales que sirven como testimonios de toda la población rural, mucha de ella dedicada a la minería, que a lomo de mula forjó esta comuna, y parte de ella es la famosa Siloé.
Es montaña, hay que hacer el recorrido despacio y saber que se requiere de cierta exigencia física para llegar a lugares como Silowood.
Es de esas típicas zonas de las grandes ciudades colombianas que se encuentran de manera directa con lo rural, por lo que no pueden faltar el sabor y el misticismo de sus leyendas.
Algunos visitantes llegan hasta Altos de Siloé, vía a Cristo Rey, que se puede ver desde distintos puntos de la Comuna 20. En el recorrido también se encuentra La Casa de la Serpiente, una construcción antigua que se dice fue creada por un asiático, y donde según algunos lugareños, se realizaban todo tipo de ritos oscuros.
Un trabajo liderado por los jóvenes de la Comuna, que ha empezado a tener el apoyo y la atención del gobierno de la ciudad, en la que no pretenden esconder el horror de la violencia del pasado, la problemática que aún se mantiene en el presente, pero si exaltar a sus agentes de cambio y su firme mirada en un futuro mejor para todos, en comunidad.