Valledupar es célebre por sus leyendas e historias contadas por juglares y artistas. Además de la música, el muralismo busca transformar la cara de la capital del Cesar y ser referente en el Caribe colombiano como un lugar colorido que engalana calles y callejones.
El puente del balneario Hurtado, principales avenidas, calles tradicionales, callejones del Centro Histórico, fachadas de colegios, del aeropuerto y el interior de edificaciones se visten de color y cuentan historias sobre naturaleza, música y tradición de la región.
Que Valledupar sea una galería a cielo abierto, donde todos se sientan como en casa, es el principal anhelo de la artista visual y muralista Yarime Lobo Baute, quien ha intervenido varios de esos espacios de la capital del Cesar.
Ella, con diversas técnicas, ha convertido en parte de un gran acordeón el puente que custodia el río Guatapurí y fue la encargada de dar la bienvenida a visitantes en este punto de la ciudad con uno de sus murales. Además, al llegar a la ciudad se observa desde lo alto el homenaje a la diosa nativa Mareigua, esto por contar algunas de sus obras.
“Valledupar es historia, hemos tenido pintores y artistas como Jaime Molina, célebre amigo de Escalona y Germán Piedrahita, gestores y artistas gráficos. Queremos que los muros hablen y expresen lo que nace del alma, hemos intervenido con pinturas, vinilos y acrílicos para revitalizar espacios”, cuenta Lobo Baute, quien, apoyada por sus amigos y la empresa privada, plasmó en la parte exterior de la Cárcel Judicial un mural de 100 metros cuadrado llamado Alas de Libertad.
Más murales
En el Callejón de La Purrututú un tradicional sector del Centro Histórico de Valledupar, siete artistas plásticos: David Santiago, Jacobo Solano, Juan Ruiz, Danilo Mindiola, Jader Montoya, Carlos Gutiérrez y Yarime Lobo, desarrollaron un proyecto de pintura urbana en el que se refleja la música vallenata, mitos, personajes y elementos de la naturaleza.
En este espacio de calles adoquinadas rodeado de casas de bahareques con techos de tejas y patios cercados en madera, los vecinos cedieron sus fachadas y paredes para dar vida a los murales llamados ‘La mirada de Gabo’ ‘El Amor Amor’, ‘Nació mi poesía’ ‘Fuerza’, ‘La Leyenda de Francisco el Hombre’, ‘Corpus Christi’, ‘Bajo del palo e’ mango’, son algunos de los murales que plasman las historias y resaltan el patrimonio cultural de este espacio de calles adoquinadas, casas de bahareques con techos de tejas y patios cercados en madera.
Otro espacio convertido en referente turístico en Valledupar es el mural ‘Nació mi poesía’, el más grande de la ciudad, tiene una extensión de cerca de los 100 metros de largo elaborado por el Colectivo Pata Pintá con técnicas de grafiti y aerosoles.
Cuadras más adelante, en la Carrera 7 se aprecian ‘El Cachalandrán amarillo’ y ‘El almirante Padilla’, realizado por el colectivo artístico Somos Once, quienes se idearon el Festival de Muralismo ‘Valle de Mil Colores’.
Para Carlos Liñán Pitre, jefe de la Oficina de Cultura Municipal, la estrategia de muralismo hace parte del plan de embellecimiento de la ciudad, entre 2020 y 2021 a través de convocatorias públicas salieron beneficiados 17 artistas para elaborar el mismo número de murales en Valledupar.
“Los murales representan en la ciudad una resignificación de los lugares más emblemáticos como los callejones y el Centro Histórico. Representa una nueva oportunidad para la ciudad a través del color plasmado en los muros, de esta manera impulsamos la ciudad”, dijo Liñán Pitre, quien precisó que desde la Alcaldía de Valledupar se seguirá apoyando a todos los artistas urbanos para que existan más intervenciones.
Uno de los propósitos es impulsar a la ‘Ciudad de los Santos Reyes’ en un referente turístico, que no solo reciba visitantes en el marco del Festival Vallenato sino todo el año gracias a las obras de arte en los muros que reflejan una invaluable riqueza cultural con elementos representativos únicos de esta zona del país.