Por: Luis Daniel Vega. Realizador de Los Vinilos y Músicas de Colombia.
Al otro lado del océano, casi cincuenta años después de su tímido estreno, el excéntrico sello portugués Pavillon Records, reedita por primera vez una de las grabaciones más buscadas del rock en Colombia. La noticia nos invita a conocer la historia detrás de Latinoamérica, el único disco de la banda bogotana Siglo Cero.
Los Speakers, quizás una de las agrupaciones más emblemáticas de la primera etapa del rock en Colombia, se disolvió a finales de 1968. Antes de la desbandada irreversible, Humberto Monroy y Rodrigo García –dos de sus miembros originales que para ese año aún sostenían con entusiasmo el proyecto- le dieron la bienvenida al baterista italiano Roberto Fiorilli y al guitarrista Óscar Lasprilla, quienes venían de otra banda legendaria: The Time Machine. Juntos grabaron The Speakers IV, cuarto disco de la banda y tercero prensado por el sello Bambuco. Si bien fue una grabación inusual –todas las canciones eran originales- el impulso no duró mucho y Lasprilla decidió armar maletas y probar fortuna en Europa. Los restantes tomaron un último aliento y se embarcaron en una transgresora aventura musical que dejó para la posteridad The Speakers en el maravilloso mundo de Ingesón, un disco conceptual que desde lo sonoro y lo gráfico marcó un precedente definitivo en la incipiente historia del rock local.
Lo que pudo ser el inicio de un tiempo esplendoroso apuntaló, más bien, el fin de la agrupación. Desencantado por la indiferencia y el poco impacto comercial que tuvo la osadía, Rodrigo García abandonó el país y regresó a su natal España de donde había salido a principios de los sesenta.
Mientras García se unía a los reputados Pekenikes, en Bogotá Monroy y Fiorilli se tomaron un breve receso musical y se enfilaron en la frenética movida hippie de Chapinero que entre 1968 y 1971 fue el epicentro del rock capitalino. Allí, en el Pasaje de la 60, se ubicaron discotecas, negocios de ropas exuberantes y tiendas de discos como Zodiaco, fugaz empresa de promoción y difusión que los dos últimos Speakers conformaron junto al promotor Edgar Restrepo y Álvaro Díaz, primer líder de los Young Beats, otra de las agrupaciones en las que Fiorilli tocó la batería. Pactaron ingenuamente con grandes disqueras lo que les significó el desengaño. Sin embargo, la impronta habría de quedar inmortalizada en la grabación de un vinilo que, dado su carácter experimental y su escasa circulación, se convirtió con el tiempo en un objeto de culto.
Se trata de Latinoamérica, el único disco de la efímera agrupación Siglo Cero que debutó el 31 de mayo de 1969 en el antiguo Teatro La Comedia, hoy Teatro Libre. Lo que comenzó como un trío conformado por Fernando Córdoba (ex Young Beat), Ferdy Fernández (ex Flipper) y Roberto Fiorilli se consolidó con la presencia del inefable Humberto Monroy, que se encargó del bajo. Ostentando el desconcertante rótulo “rock experimental progresivo” -que a todas luces resultaba retador en medio de la cándida escena rockera de la ciudad-, la banda tocó en el Teatro de Radio Sutatenza, en la Universidad Javeriana, en el Parque Julio Flórez (el llamado Parque de los Hippies) y en el Parque Nacional, este último, lugar donde se realizó el 27 de junio de 1979 el primer Festival de la Vida. Organizado por Monroy, Edgar Restrepo y Tania Moreno, el certamen fue el precedente de los grandes festivales de rock gratuitos y al aire libre que luego se llevaron a cabo en diferentes partes de Colombia. Contó con la participación de Aeda, Terrón de Sueños, Caja de Pandora y, por supuesto, Siglo Cero, quienes además de ser los anfitriones quisieron cristalizar una idea descabellada: grabar su presentación y editar un disco.
Llevaron el estudio móvil de Ingesón y registraron una larga sesión de improvisación donde participaron Jaime Rodríguez (órgano), Édgar Restrepo (percusión), Manuel Galindo (guitarra), Mario René (saxo tenor) y Margalida Castro (flauta). Al final, la grabación resultó inaudible lo que les llevó a repetir la sesión más tarde en los estudios Ingesón. Mezclaron el nuevo material con el sonido de los aplausos y el barullo de las 10.000 personas que fueron aquel día de junio al Parque Nacional. En consonancia con el jazz- rock de Bitches Brew, la intención latina de los primeros discos de Santana, el desparpajo psicodélico de Cream o la onda funk-progresiva de Buddy Miles o Rare Earth, lo de Siglo Cero fue un híbrido muy extraño si tenemos en cuenta que el rock en Colombia de esos primeros años de la década del setenta apenas despertaba del sueño almidonado de los chicos y las chicas ye yé.
Prensado y distribuido por Discos Zodiaco –en lo que es, también, la primera intentona independiente del rock colombiano- Latinoamérica fue, en su momento, apenas una curiosidad. Sin embargo, años después, y tratándose tal vez del único vestigio discográfico de las bandas que protagonizaron la disidencia rockera de 1970 en Bogotá (Glass Onion, La Gran Sociedad del Estado, Los Apóstoles del Morbo, Aeda, Caja de Pandora, entre otros que no grabaron discos) su sonido arriesgado nos revela algo del espíritu agitado y sicodélico de Chapinero a principios de los setenta. De la disolución de Siglo Cero, casi como si hubiese sido el laboratorio de incubación, surgieron dos de los capítulos más emocionantes del rock nacional: Genesis y Columna de Fuego.
Escuche todos los sábados de 6 p.m a 8 p.m, Los Vinilos de Radio Nacional con Luis Daniel Vega y Jaime Monsalve.