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La retirada de USAID hace vislumbrar un futuro incierto para la cooperación internacional

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
La retirada de USAID hace vislumbrar un futuro incierto para la cooperación internacional
Foto: The Conversation
Borja Santos Porras, IE University

La decisión del gobierno de Donald Trump de suspender durante 90 días a los trabajadores de USAID y congelar la mayor parte de su trabajo de ayuda internacional ha sacudido los cimientos del sistema de cooperación global. La noticia, que ha generado una profunda preocupación en la comunidad internacional, amenaza con desestabilizar regiones vulnerables y frenar décadas de progreso en desarrollo, salud y derechos humanos.

Desde su creación, en 1961, USAID ha sido el pilar fundamental de la asistencia humanitaria estadounidense. Opera en aproximadamente 130 países, proporciona apoyo esencial en crisis humanitarias y emergencias sanitarias y brinda ayuda al desarrollo económico de las regiones más vulnerables.

Su posible retirada plantea una pregunta crucial: ¿quién llenará el vacío dejado por una de las mayores agencias de cooperación internacional del mundo?

El impacto de los recortes en USAID

El cumplimiento de esta medida supondrá una disminución de alrededor de 40 000 millones de dólares en ayuda internacional, lo que tendrá graves consecuencias en algunas áreas clave:

  • Crisis humanitarias y seguridad alimentaria: en países como Yemen, Sudán del Sur y Siria, donde millones de personas dependen de la ayuda internacional, la reducción del financiamiento pone en peligro la seguridad alimentaria, la asistencia en desastres naturales y las intervenciones sanitarias. Las agencias de cooperación internacional han advertido que la reducción del financiamiento llevará al colapso muchos programas de asistencia en zonas de guerra.
  • Salud pública y prevención de enfermedades: programas esenciales como la prevención y tratamiento del VIH/sida, las campañas de vacunación y la atención maternoinfantil sufrirán reducciones drásticas. La desaparición de programas como el plan presidencial de emergencia para el alivio del sida (PEPFAR) dejará sin tratamiento a 21 millones de personas, revirtiendo muchos de los avances alcanzados. Pio Smith, director general del UNFPA para Asia y el Pacífico, ha advertido que, sólo en Afganistán, la ausencia de apoyo estadounidense puede llegar a provocar, entre 2025 y 2028, 1 200 muertes maternas y 109 000 embarazos no deseados adicionales. En regiones como el África subsahariana y el Sudeste Asiático, la retirada de fondos supondrá un debilitamiento de los esfuerzos para contener enfermedades infecciosas, dejando a millones de personas sin acceso a servicios médicos esenciales.
  • Desarrollo económico y empleo: miles de pequeños negocios y comunidades perderán acceso a microcréditos y financiamiento. Esto reducirá oportunidades laborales y frenará el crecimiento económico en países de bajos ingresos. Sin el respaldo de USAID, muchas comunidades vulnerables perderán oportunidades de empleo y crecimiento económico. También están las más de 10 000 personas que trabajan para USAID en todo el mundo, cuya estabilidad laboral es ahora mismo incierta.
  • Democracia y derechos humanos: la retirada de USAID debilitará la lucha por la gobernanza democrática y el respeto a los derechos humanos en países donde la sociedad civil enfrenta crecientes amenazas. Los programas de educación e igualdad de género han sufrido un duro golpe, pues con la suspensión de USAID se han recortado proyectos diseñados para mejorar el acceso a la educación de niñas y comunidades marginadas.

Según datos de la ONU, el gobierno de Estados Unidos financió en 2024 cerca del 47 % de los recursos humanitarios a nivel global. La suspensión de USAID deja un vacío enorme en la ayuda humanitaria.

La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación al anuncio del nuevo gobierno estadounidense. Abby Maxman, CEO y presidenta de Oxfam América, ha descrito esta crisis como “una maniobra política cruel y destructiva que tendrá consecuencias mortales para millones de personas que sobreviven en medio de graves emergencias humanitarias y en extrema pobreza”.

¿Quién ocupará el vacío dejado por Estados Unidos?

La agencia estadounidense para la ayuda internacional no se ha destacado por adoptar plenamente los criterios de eficacia establecidos en la Declaración de París (2005):

  1. Apropiación: para un desarrollo verdaderamente sostenible, los países en desarrollo, con el apoyo de los países donantes, tienen que diseñar sus propias políticas y estrategias de desarrollo, y dirigir y gestionar sobre el terreno el trabajo.
  2. Alineamiento: los donantes tienen que alinear firmemente su ayuda con las prioridades perfiladas en las estrategias nacionales de desarrollo. Deben utilizar procedimientos e instituciones locales para gestionar su ayuda y que se construyan estructuras sostenibles en los países receptores.
  3. Armonización: los donantes tienen que coordinar su trabajo de desarrollo con el fin de evitar duplicidades y altos costes de transacción para los países pobres.
  4. Gestión por resultados: en la relación de ayuda, todas las partes tienen que centrarse en el resultado, desarrollando sistemas y herramientas que permitan medir el impacto de los programas.
  5. Mutua rendición de cuentas: donantes y receptores deben rendirse cuentas mutuamente sobre el uso de la ayuda. Y también a sus ciudadanos y parlamentos.

En la mayoría de los casos, USAID ha funcionado como un instrumento de asistencia alineado con los intereses estratégicos de Estados Unidos. Sin embargo, dado que el volumen de fondos que gestiona es enorme, será difícil encontrar donantes que ocupen su lugar.

Además, la retirada de USAID reconfigura el mapa geopolítico de la cooperación internacional. Con Estados Unidos replegándose, otros actores globales podrían ocupar su espacio.

Las opciones china y europea

La Unión Europa podría ser uno de los actores clave para mitigar el impacto de la retirada de USAID. Sin embargo, la comisión reconvirtió su enfoque de ayuda al desarrollo a otro de alianzas globales.

A través de Global Gateway, ha prometido 300 000 millones de euros en inversiones en sectores clave como salud, infraestructura y sostenibilidad entre 2021 y 2027. La UE tiene ahora la oportunidad geoestratégica de mostrarse como una alternativa fiable en momentos críticos.

China ha emergido en las últimas décadas como una alternativa en ascenso en cooperación internacional. A través de la iniciativa de La Franja y La Ruta, ha aumentado significativamente su inversión y presencia en África y Latinoamérica. Su excesivo financiamiento se ha criticado en algunos casos como “la diplomacia de la trampa de la deuda”.

Con la retirada de USAID, China tiene la oportunidad de expandir aún más su poder blando en países emergentes y de bajos ingresos, ofreciendo financiamiento y asistencia a países que antes dependían de Estados Unidos.

También los bancos de desarrollo (entidades como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o la Corporación Andina de Fomento) podrían asumir un papel más activo para compensar el vacío dejado por USAID, canalizando financiamiento hacia proyectos críticos en salud, educación e infraestructura. Aunque está por ver si se verá afectada la participación estadounidense en algunas de estas organizaciones y cómo será su influencia en ellas.

Al mismo tiempo, el sector privado podría ser pieza clave en amortiguar la crisis con más financiamiento y filantropía.

El nuevo panorama de la cooperación internacional

Más allá del debate sobre la eficacia de la ayuda externa, la retirada de USAID es un reflejo de los cambios en la política global. Estados Unidos parece dar la espalda a su legado de liderazgo en desarrollo y asistencia humanitaria.

Este nuevo escenario exige una respuesta coordinada. Si la comunidad internacional no actúa con rapidez, los retrocesos en salud, educación, seguridad alimentaria y derechos humanos en los países en desarrollo serán devastadores.

La pregunta ya no es solo quién llenará el vacío dejado por USAID, sino si el mundo está preparado para asumir colectivamente la responsabilidad de la cooperación global. En un contexto de crecientes nacionalismos y debilitamiento del multilateralismo, los valores que sustentan la cooperación internacional están en riesgo, al igual que el futuro de millones de personas.The Conversation

Borja Santos Porras, Vice Dean and Professor of Practice - IE School of politics, economics and global affairs, IE University

 

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