La nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala se convirtió este lunes en la primera mujer y la primera africana al frente de la Organización Mundial del Comercio (OMC), una institución casi paralizada.
A los 66 años, esta nigeriana entra el restringido círculo de mujeres en altos cargos institucionales en el mundo. Es “un momento histórico", resumió la OMC tras su nombramiento.
“Motiva e intimida a la vez porque tomo las riendas de la OMC en un momento de grandes incertidumbres y desafíos", declaró Okonjo-Iweala, que asumirá sus funciones en marzo, para un mandato de cuatro años, renovable.
“Una OMC fuerte es esencial si queremos recuperarnos plena y rápidamente de la devastación causada por la pandemia de Covid-19", prosiguió.
“Nuestra organización enfrenta numerosos desafíos pero trabajando juntos, colectivamente, podemos hacer la OMC más fuerte, más ágil y mejor adaptada para las realidades actuales", añadió la nueva directora general de la institución, con 164 países miembros y sede en Ginebra.
Entre su larga lista de tareas, ha asegurado que sus tres principales prioridades en los próximos 100 días serán: la respuesta a la pandemia, las subvenciones a la pesca y el órgano de solución de controversias (el tribunal de la OMC) que fue torpedeado por el gobierno del expresidente estadounidense Donald Trump.
Su nombramiento fue rápidamente elogiado por otras mujeres, también al frente de poderosas instituciones.
“Felicidades a mi amiga Ngozi Okonjo-Iweala, que se ha convertido en la primera mujer directora general de la OMC", tuiteó Christine Lagarde, primera presidenta del Banco Central Europeo y exdirectora del FMI, alabando “su voluntad firme y su determinación (que) la llevarán a impulsar sin descanso el libre comercio en beneficio de las poblaciones de todo el mundo".
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo estar “muy feliz de ver una mujer de África a la cabeza de la OMC". Se trata de “un momento histórico para el mundo entero", afirmó.
Okonjo-Iweala era la única candidata que quedaba en la carrera, gracias a un amplio consenso y al apoyo de la Unión Africana y la Unión Europea, así como de Estados Unidos tras el cambio de autoridades.
A finales de octubre, el gobierno de Trump, que en cuatro años había hecho todo lo posible por debilitar a la organización, bloqueó el consenso que se esbozaba en torno a la nigeriana.
“No fue escogida por ser una mujer o porque es de África, sino porque (...) sobresalía como la candidata con las mejores calificaciones, experiencia y cualidades para esta tarea ardua", dijo a la AFP un diplomático europeo.
Dos veces ministra de Finanzas y titular de la cartera de Relaciones Exteriores de Nigeria durante dos meses, Okonjo-Iweala comenzó su carrera en el Banco Mundial en 1982, donde trabajó durante 25 años. En 2012 no logró convertirse en presidenta de esta institución financiera y el cargo recayó en el estadounidense-coreano Jim Yong Kim.
Ahora estará al frente de una institución que, desde su creación en 1995, ha sido dirigida por seis hombres: tres europeos, un neozelandés, un tailandés y un brasileño.
“Estados Unidos está impaciente para trabajar con la doctora Okonjo-Iweala para garantizar que esta institución esté a la altura de todo su potencial como un organismo que promueve el crecimiento económico justo en el comercio", afirmó el diplomático estadounidense David Bisbee en la reunión del lunes en Ginebra.
En Nigeria, el presidente Muhammadu Buhari señaló Okonjo-Iweala se lanza en una “ardua tarea al servicio de la humanidad", pero dijo estar convencido que “su integridad y su pasión por el desarrollo seguirán dando resultados positivos".
Su trayectoria académica y profesional impresiona, pero la nueva titular de la OMC también tiene detractores que la critican por no haber hecho más por erradicar la corrupción cuando estaba a la cabeza de las finanzas del país más poblado de África.
“Más que nada" para dirigir la OMC se necesita “audacia, coraje", dice ella a quienes consideran que le faltan conocimientos técnicos en un medio regido por normas bizantinas.
El arrojo será fundamental para sacar a la OMC, la única organización internacional a cargo de las reglas que rigen el comercio entre países, de su crisis casi existencial.
La pandemia ha dejado a la vista de todos las fracturas provocadas por la liberalización del comercio mundial, desde la excesiva dependencia de cadenas de producción dispersas, hasta los excesos de la deslocalización industrial o la fragilidad del tráfico comercial.