Por: Richard Hernández
De los 115 pueblos indígenas que existen en Colombia, diez están ubicados en el resguardo Caño Mochuelo, en el corazón de las sabanas inundables de la Orinoquía, donde confluyen los ríos Meta y Casanare, en el extremo oriental de Colombia. Para visibilizar su cultura y cosmovisión, se inaugura mañana una exposición virtual de pinturas que retratan a las comunidades.
‘Resguardo indígena Caño Mochuelo: universo en peligro’ es una iniciativa de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la fundación Grupo Liebre Lunar y el resguardo indígena, que inaugurarán la muestra de arte en un portal web creado para salvaguardar la historia de las comunidades. El programa cuenta con el apoyo de algunas entidades privadas.
Para conocer detalles sobre lo que tendrá esta plataforma, hablamos con Jerónimo Rodríguez, abogado de la Universidad de los Andes, quien ha sido asesor de la Unidad de Parques Nacionales Naturales, secretario general del IDEAM y subdirector del Instituto Humboldt. Y en la actualidad es el subdirector del Programa Riqueza Natural de USAID, que lleva a cabo este proyecto.
¿Cuál es el papel del Programa Riqueza Natural de USAID en Colombia?
El Programa Riqueza Natural de USAID busca apoyar al gobierno de Colombia en la protección de dos de los ecosistemas más amenazados, como son el bosque seco tropical en el Caribe y las sabanas inundables y bosques de galería de la Orinoquia colombiana.
Con este esfuerzo se busca disminuir las amenazas a dichos ecosistemas mediante iniciativas de protección de la biodiversidad como la declaratoria de áreas protegidas, con la implementación de mejores prácticas productivas y de gestión del territorio que permitan al mismo tiempo mejorar las condiciones de vida de las poblaciones.
En ese contexto el Resguardo Indígena de Caño Mochuelo, en el departamento de Casanare, resulta una oportunidad para trabajar por la protección de un patrimonio cultural y natural de la humanidad.
¿Qué se busca con este portal web?
El portal web es una herramienta mediante la cual buscamos, por una parte, fortalecer organizacionalmente al resguardo y visibilizar su problemática. El objetivo es la sensibilización de la sociedad y de las autoridades encargadas de dar respuesta a las solicitudes que durante décadas han venido haciendo estas poblaciones.
Así, en el portal encontrarán información sobre cada uno de los pueblos que componen el resguardo y su riqueza cultural. También se menciona la riqueza natural de los ecosistemas que habitan con una galería de fotos bastante extensa.
De igual modo, encontrarán un centro de documentación virtual, con los estudios que se han adelantado sobre estas comunidades, así como los datos de contacto del resguardo y sus autoridades por cada comunidad.
También se podrá apreciar el recorrido virtual a la exposición ‘Resguardo Indígena Caño Mochuelo: universo en peligro’ y la información sobre el taller ‘Oro vital’ que realizamos con esas comunidades en 2019 y que dio inicio a esta iniciativa.
¿Cuáles son las características de este resguardo indígena?
Caño Mochuelo fue uno de los primeros resguardos multiétnicos del país. De las casi 95 mil hectáreas que lo componen, cerca del 80% permanecen inundadas ocho meses al año, por lo que el territorio se ve reducido significativamente.
Ese territorio, que en 1974 fue reservado para cuatro pueblos indígenas como un lugar para protegerlos de las matanzas y persecuciones que enfrentaban, se convirtió en un refugio para los demás pueblos de la Orinoquia. En la actualidad alberga 10 pueblos con lenguas y culturas distintas.
La densidad poblacional hace que, sin contar la circunstancia de la inundación, cada familia indígena habite el equivalente al 15% de lo que el Estado ha definido como el área mínima que requiere una familia para sobrevivir en esta región (Unidad Agrícola Familiar).
¿Cuál es la situación actual del resguardo?
La situación es dramática, pues las condiciones de hacinamiento han puesto a todos esos pueblos en peligro. Cuatro de ellos se encuentran en riesgo inminente de extinción física y cultural al tener menos de 200 miembros.
La problemática territorial y la necesidad de búsqueda de alimento han producido conflictos con los vecinos e incluso entre las mismas comunidades. Esto igualmente genera problemas de salud pública de toda índole que requieren de una respuesta inmediata, tal como lo solicitó la Corte Constitucional en el Auto 004 de 2009.
Actualmente, el Covid-19 hace más necesaria la respuesta a las solicitudes del resguardo en la medida en que representa una amenaza para la subsistencia de estos pueblos. Además, por su condición de aislamiento, tampoco cuentan con las instalaciones de salud necesarias para atender esta emergencia.
Exposición virtual
También hablamos con el artista bogotano Pedro Ruiz, director creativo de la exposición y del taller. El hilo conductor de una gran variedad de las imágenes de sus obras plásticas y escultóricas refleja la relación entre naturaleza y sociedad, y algunas han tenido como escenario de inspiración la Orinoquía.
¿Cómo se montó la exposición?
El montaje fue un trabajo colectivo muy complicado, ya que la muestra une varios proyectos. Por un lado está ‘Oro espíritu y naturaleza de un territorio’, que el público podrá apreciar en Colombia después de haber representado durante mucho tiempo al país en el exterior. También están los trabajos realizados en los talleres ‘Oro vital’, que se realizan en diferentes lugares del país buscando abrir conciencia sobre nuestra riquezas naturales y culturales.
En esta ocasión se muestran los resultados del taller que se realizó en el resguardo de Caño Mochuelo propiamente. Los trabajos de los organizadores son documentos escritos, dibujos, artesanías y algunos cantos de los pueblos allí representados.
¿Cómo se llevó a cabo el taller Oro Vital?
En Caño Mochuelo el taller duró varios días durante los cuales se invitó a los habitantes a reflexionar sobre lo que ellos consideran su riqueza natural y cultural. Con ese objetivo los talleristas elaboraron un plan que incluyó el relato gráfico y oral de los mitos de origen de cada familia y la elaboración de cartografías corporales.
Dibujamos las siluetas del cuerpo de alguno de los miembros de cada grupo. Allí podían plasmar los conocimientos que más le representan. Todo con el objetivo final de realizar las obras finales, pinturas que se volverán parte del proyecto ‘Oro espíritu y naturaleza de un territorio’.
¿Cuáles son las características de las obras que salieron del taller?
Se podría decir que son un compendio de los diferentes aspectos de la vida cotidiana en el resguardo. Está representado mucho de su fauna y de su flora, pero también, y tal vez lo más importante, aspectos de su cultura, mitos y costumbres.
Son muchas obras y con muy variadas características. Por un lado, está el gran dibujo de Andrés Chaparro, uno de los talleristas, que plasmó infinidad de aspectos de todo lo que compartió con los participantes. También está la obra de Dumar Rodríguez, que plasma de manera clara y precisa sus ideas sobre su mundo acompañado de las pinturas de los niños.
Contemplando el conjunto de toda la exposición, se logra vislumbrar un aspecto de nuestra especie humana que me parece importante dignificar: la inocencia, una fuerza que usualmente malinterpretamos como debilidad.
¿Nos puede contar sobre las tres obras que usted creó?
La obra titulada ‘Riqueza natural’ es un retrato de varios de los abuelos del resguardo, representantes del conocimiento ancestral que esperamos sea transmitido en beneficio de todos nosotros. Están representados sobre una barca que además va cargando un morichal (grupo de palmas), emblema de la región. El fondo es dorado y lo vuelve una pieza más de la serie Oro.
Las dos obras, ‘Tierra’ y ‘Sol’, son retratos fotográficos de dos jóvenes del resguardo que intervine con óleos y acrílicos para convertirlos en figuras elevadas, que nos dan una idea de la importancia de valorar y preservar la existencia de estos pueblos.
El lanzamiento del portal web y la exhibición son oportunidades para que muchos colombianos nos acerquemos a este territorio desconocido y nos unamos para que no desaparezcan estos pueblos indígenas entre los que se encuentran: los Amorúa, Maibén-Masiware, Piapoco, Sáliba, Sikuani, Tsiripu, Wámonae, Waüpijiwi, Yamalero y Yaruro.