Ser cuadrillero, una herencia de valor histórico en San Martín de los Llanos, Meta
Las tradicionales Cuadrillas de San Martín, son una especie de ballet ecuestre, que tiene su origen en las prácticas de comunidades indígenas de la zona.
Dentro de los atractivos culturales y turísticos que posee el departamento del Meta, se encuentra uno que maravilla a los asistentes al Festival Internacional Folclórico y Turístico del Llano, el cual se realiza todos los años durante el mes de noviembre, en el municipio de San Martín de los Llanos, el cual está ubicado al sur del departamento, a aproximadamente 60 minutos de la capital, Villavicencio.
Las tradicionales Cuadrillas de San Martín, son una especie de ballet ecuestre, que tiene su origen en los juegos de los integrantes de comunidades indígenas de la zona y que buscaban rendir culto a las divinidades de la gran confraternidad Achagua.
También existe la creencia que las comunidades asentadas en las riberas de los caños Camoa, Iracá, Chunaipo y Corcovado, se reunían en épocas de verano con el fin de realizar actividades comerciales consistentes en el intercambio de productos, una costumbre que fortalecía los lazos de amistad entre estas comunidades y que, concluían en la realización de estos juegos, que de acuerdo con los historiadores, dieron origen a lo que hoy conocemos como Cuadrillas de San Martín.
Si bien no existe unanimidad en cuanto al origen de las Cuadrillas, lo que sí es cierto es que estas hacen parte de la tradición cultural del Meta. En ellas se puede apreciar el colorido e historia de cada elemento que conforma el traje de sus participantes.
La herencia
Esta centenaria tradición, es un legado que se transmite de generación en generación. Don Camilo Rey López, es un sanmartinero de 93 años, que tiene muy fresco en su memoria el recuerdo de cuando su padre, Víctor Rey, lo nombró su reemplazo para que participara en las Cuadrillas. Designación que llevó con orgullo durante más de 45 años, hasta cuando su edad no le permitió continuar “cuadrillando” al lomo de su fiel caballo, otro de los protagonistas de este espectáculo que se ha convertido en patrimonio inmaterial de la Nación desde el año 2011.
Don Camilo, al igual que su padre, heredó a sus hijos Leonel y William la responsabilidad de convertirse en cuadrilleros, ellos a su vez se la heredaron a sus respectivos hijos, con la consigna de continuar con esta actividad. Actualmente Leonardo, hijo de Leonel, es quien participa cada mes de noviembre en las famosas Cuadrillas de San Martín. Para don Camilo es todo un orgullo saber que a pesar de que siguen pasando los años, esta tradición cultural de su tierra se niega a desaparecer y que aún existen personas interesadas en mantenerla viva, como un recuerdo del legado de sus ancestros, quienes la convirtieron en una representación de las vivencias y costumbres de la gente de la época.
“Mi papá me nombró cuadrillero a mí, yo cuadrillé con orgullo hasta cuando el cuerpo no me dio más porque me caía del caballo o los achaques de salud me impedían participar. Fue ahí cuando yo le entregué a mis hijos Leonel y William el traje para que se volvieran cuadrilleros”, narra don Camilo.
Él se llena de nostalgia cuando relata su experiencia en las cuadrillas, aunque hoy en día no tenga edad para montarse a un caballo y “cuadrillar”, no se ha separado de la tradición, pues es quien se encarga de elaborar los penachos, los collares y demás adornos que hacen parte de los atuendos que llevan los cuadrilleros, en especial los ‘Guajibos’ y los ‘Cachaceros’ como parte de la indumentaria de este colorido show.
“Yo me dedico a fabricar esto porque me apasiona, porque es mi forma de mantener vivo el recuerdo de mi participación en las cuadrillas. Mis hijos no los fabrican, a ellos no les llama la atención la elaboración de estas piezas”.
Además de fabricar estos elementos artesanales como parte de su contribución a perpetuar las cuadrillas, don Camilo aprovecha para venderlos a los turistas y así percibir ingresos adicionales para su manutención.
William Rey, hijo de don Camilo, destaca el valor de su padre quien a pesar de su edad, continúa ligado a las cuadrillas y cada vez que puede le cuenta acerca de la belleza de estas a cuanto forastero llega a esa hermosa tierra.
“Mi papá se ha convertido en un ejemplo, no solo para nosotros sino para el resto de habitantes de San Martín, pues su vitalidad y lucidez le permiten contar esta hermosa historia y se convierte en una especie de “guardián” de la historia de las cuadrillas”, expresó William.