“Para el pueblo negro, un muerto no es solo un cuerpo sin vida, un muerto es la pérdida de un ser del territorio”. Desde la ancestralidad bonaverense, Diego Portocarrero, del Consejo Comunitario del Bajo Calima, habla sobre el significado que tiene la primera búsqueda de personas desaparecidas en el mar, allí en Buenaventura, en el Pacífico colombiano.
Colombia ha vivido procesos para encontrar a los desaparecidos en el marco del conflicto, situación que ha golpeado por décadas a distintas regiones del país. En Encuentros, programa de Radio Nacional de Colombia, nos acercamos al trabajo adelantado por La Comisión de la Verdad, la JEP y la UBPD en Buenaventura, sellando el Pacto por la Búsqueda de Desaparecidos en zona marítima en el Estero de San Antonio.
Años de desaparición
Datos de la Fiscalía General de la Nación indican que, entre 1997 y 2001, se registraron 1.128 procesos por desaparición forzada en Buenaventura.
Para tener el contexto, hay que recordar que el Instituto Nacional de Vías (Invías), abrió una licitación para un dragado de profundización en el Estero, un ecosistema manglar ubicado en el suroriente de la ciudad, pero tan solo en el 2019 se adjudicaron algunos contratos para ejecutar la obra.
Este dragado de mantenimiento, tenía como intención despejar el cuerpo de agua a partir de la remoción de rocas y sedimento, lo que permitiría tener mejores condiciones de navegabilidad para embarcaciones de pesca.
En ese sentido, las voces de familias y organizaciones de la región se han venido pronunciado, señalando que esta obra impediría la búsqueda de personas desaparecidas, pues este dragado podría mover y terminar de desaparecer los cuerpos sin identificar que se encuentra en las profundidades.
“El acompañamiento psicoespiritual es primordial para que los que siguen vivos continúen su camino, esta gente hasta que no tenga los huesos de sus seres queridos no van a descansar, asegura Portocarrero, quien señala que es esencial ese ritual propio del pueblo negro: “necesitamos esa conexión mágico espiritual que tenemos nosotros, así como celebramos el ritual de la vida, celebramos el ritual de la muerte”.
Para la oficina de Derechos Humanos de la ONU en Colombia, según cifras con corte al mes de abril de 2021, en Buenaventura han ocurrido 41 homicidios, 13 desapariciones forzosas y más de 8 mil desplazamientos.
Verdad, memoria y ancestralidad
“Estar en Buenaventura y conectarse con la economía mundial, tener conexión con Asia, con el Pacífico Asiático, generó dinámicas que atrajeron guerrillas a partir de los años noventa”, bajo ese paso por la historia de esta región, Adriel Ruiz Galván, director de la Corporación Memoria y Paz, (Cormepaz) y la Casa Social, Cultural y Memoria, resume lo que para ellos ha sido la situación de violencia.
Para este líder, lo que ha vivido Buenaventura es una triste disputa por el territorio donde varios grupos de paramilitarismo son responsables. “Hablamos de que esta población tiene más del 50% de la población como víctima directa de fenómenos como desplazamiento, asesinato, desaparición forzada, reclutamiento y despojo de tierras”, comenta Galván quien agrega que esta es una lucha histórica entre el desarrollo de un puerto y los territorios.
El pasado 12 de abril, organizaciones, familiares y representantes de la UBPD, la Comisión de la Verdad y la JEP, estuvieron navegando en cinco balsas por las aguas del Estero de San Antonio, como acto simbólico de esta búsqueda de desaparecidos, sellaron un pacto, esperando reconstruir la memoria con la esperanza de que la verdad aparezca, anhelando que estas aguas del Pacífico, que sienten propias, no se lleven a quienes aún esperan para honrarlos.