En las veredas del río Napi en el Cauca, es tradición que las fiestas patronales sean amenizadas por grupos de chirimía, conformados por bombos, redoblantes, triángulos, maracas y flautas. Se diferencian principalmente de la chirimía chocoana, ya que en esta se utilizan instrumentos de viento como el clarinete.
En la vereda Belén, el maestro Rito Erasmo Cuero conformaba la Chirimía Rio Napi de los mayores, pero estaba preocupado por el relevo generacional; ¿quién iba a preservar este legado cuando ellos no estuvieran? La respuesta llegó a sus oídos, mientras un grupo de niños y jóvenes jugaban con los instrumentos tradicionales. Talento había, pero era necesario encauzarlo: “Un buen día yo estaba sentado en la puerta de la iglesia, yo sabía que a ellos les gustaba la música desde pequeños y les dije que los iba a acompañar”, comentó Don Rito.
Mientras tanto, Ruth Valencia García, conocida con cariño como ‘Nani’, música y gestora cultural, trabajaba en su Escuela de Arte y Cultura Tejiendo Saberes en Guapi. Ella también vio el talento de los niños y jóvenes de las veredas y se reunió con el maestro Rito para consolidar un grupo que conservara la chirimía tradicional, pues era un legado ancestral que se estaba perdiendo.
Por su parte, un grupo de jóvenes de Belén ya venían preparándose en las músicas tradicionales, y estaban en el proceso de perfeccionar sus conocimientos en diferentes instrumentos. Habían escuchado los relatos del maestro Rito y su visita al Petronio en 1996, habían oído de los pañuelos blancos y del gran escenario.
El debut llegó en 2007 cuando el grupo de chirimía de mayores tuvo que viajar a Bogotá. La responsabilidad de amenizar las fiestas patronales de Belén recayó sobre estos jóvenes músicos, que desde la infancia se habían preparado para este momento. Su primera presentación fue muy bien recibida por la comunidad y se consolidó el grupo Chirimía Yaré del Río Napi.
Actualmente el conjunto está conformado por: el maestro Rito Erasmo Cuero como director, Jacinto Cuero, Pedro Jiménez y Hernán Castro en las flautas, Celso Villa en el bombo, Juan Carlos Perlaza en el redoblante, Hener Alfonso Villa en las maracas y William Perlaza en el triángulo.
Desde el 2016, el sueño de Ruth Valencia ‘Nani’ era, no solo rescatar estas melodías ancestrales, sino fortalecer las escuelas y consolidar una nueva modalidad en el Festival Petronio Álvarez. Ella se encargó de realizar los papeleos y las gestiones pertinentes. Mientras tanto los chicos debían competir con las chirimías de clarinete provenientes del Chocó, una expresión artística distinta por el tipo de instrumentos que se usan.
Sin embargo, comenzaron a llegar los premios. En 2017 Jacinto se llevó el título como ‘Mejor intérprete de Flauta’ y el sueño tomaba cada vez más forma. “Este es un proceso de generación en generación y no ha tenido modificaciones, la originalidad está allí… La idea no era hacerlos a ellos más comerciales con otros instrumentos para que pudieran participar en el festival. La idea era acercar el festival a estos sonidos ancestrales”, comenta Ruth Valencia ‘Nani’ sobre esta expresión musical.
Para que el Petronio tome en consideración abrir una nueva modalidad, es necesario que se inscriban y participen varios grupos. Empezó entonces el proceso de convocar músicos en las veredas, motivarlos y organizarlos. Muchos de ellos trabajan en la agricultura y en la minería.
Fue así como llegó la gran noticia: para 2019 la categoría ‘Conjunto Chirimía de Flauta de Carrizo’ era un hecho y el grupo Chirimía Yaré del Río Napi llegaba al festival como uno de los finalistas. Ruth Valencia ‘Nani’ cuenta que fue una alegría enorme tanto para ella como para el grupo. “Ha habido dificultades. La felicidad más grande es cuando ellos lleguen al pueblo, nadie es profeta en su propia tierra y hay mucha gente no creyó e incluso se burló. A estos muchachos les pasó como a Egan el ciclista, no podían creer que fueran finalistas”, explicó.
El grupo
Los pupilos de Rito Erasmo Cuero que conforman la Chirimía Yaré del Río Napi, tienen entre 23 y 34 años. El maestro cuenta que siente mucha emoción al escuchar a sus muchachos. “Esta música me corre por las venas, desde pequeño me ha gustado mucho el folclor”, indicó.
Todos son de la misma vereda. Cuentan que se sienten muy bien juntos y que no importa si les toca dormir en la misma cama o comer del mismo plato. Un fuerte sentimiento de hermanada los une, ya que varios se conocen desde la infancia. Concuerdan con que mirando a los mayores se interesaron por estas sonoridades.
Jacinto Cuero empezó a tocar la flauta cuando tenía 10 años. Cuenta que las flautas se hacen de carrizo (madera) o pvc, que solo los mayores saben hacerlas a ojo. El necesita tener otra flauta como guía para poder construirlas.
Pedro Jiménez vive en Bogotá y toca la flauta desde los 5 años. Dice que han luchado mucho por salir adelante y que está muy agradecido por esta oportunidad. Espera que en el futuro haya muchos más grupos de jóvenes que participen en esta modalidad.
Hernán Castro inició como flautero a los 6 o 7 años. Le gustaba mirar tocar a los mayores y construía sus primeras flautas con tallos de papayo, a los cuales les hacían orificios para poder tocarlos. En su día a día es agricultor.
Celso Villa toca el bombo desde los 5 años. Se dedica a la minería de oro y a la agricultura. Explica que según el reglamento, los grupos en esta categoría deben estar conformados por 8 o 10 integrantes, contando dos voces que suelen ser femeninas pero que este año no los pudieron acompañar.
Juan Carlos Perlaza interpreta el redoblante hace 23 años. Empezó tocando con galones de aceite imitando a los adultos. Junto a su hermano William se han interesado por la percusión desde que eran niños.
Hener Alfonso Villa se inclinó por las maracas desde los 10 años. Su papá es músico. Cuenta que las maracas para esta chirimía deben ser de calabazo. Alguna vez tuvo que usar maracas de orquesta que eran de cuero y definitivamente no daban el brillo que el quería.
William Perlaza toca el triángulo y tiene conocimientos en diversos instrumentos. Para el, el triángulo le da brillo a esta expresión musical. Explica que una chirimía sin triangulo, es como si le faltara sabor a la comida.
Todos manifiestan sentirse agradecidos con el maestro Rito y con ‘Nani’, y aunque este año no se llevaron el ‘Bombo golpeador’, máximo reconocimiento del Petronio, ya son ganadores por haber abierto el camino para una invaluable muestra de tradición musical de su territorio.