En menos de dos meses se acaba el año 2022 y todavía en Tamalameque, Cesar, no se sabe si la versión 29 del Festival Nacional de la Tambora y la Guacherna se realizará. Esto causa zozobra en los gestores culturales y en los amantes de este folclor ribereño, de riqueza étnica e histórica, que congrega las artes y los saberes de la depresión Momposina desde los años 70.
En el marco del cubrimiento especial de la Radio Nacional de Colombia del Festival Nacional de la Cumbia, en El Banco, Magdalena, el alcalde de Tamalameque, Luis Lascarro Tafur, manifestó que tenía como una de las últimas esperanzas poder pedirle a la ministra de Cultura, Patricia Ariza, que le apoyara de todas las formas posibles para que este evento cultural viera la luz en este año en el Cesar, pero todo parece indicar que la declaratoria de patrimonio inmaterial de la nación (Ley 2260 de 2022) no es garantía de que el problema esté solucionado.
“El municipio está en una situación financiera realmente difícil para hacer nuestro festival. No contamos con el apoyo del Gobierno nacional y del Gobierno Departamental a través de la Secretaría de Cultura y Turismo. Se nos hace imposible este año hacer el festival de tamboras nuestro”, dijo el mandatario.
Lascarro Tafur además recordó que en Tamalameque está en Ley 550, también conocida como ley de restructuración de pasivos, que no permite que estén disponibles los recursos para el evento o cualquier otra inversión local.
En la actualidad, el Festival Nacional de la Tambora y la Guacherna es un aglutinante de diversas visiones de la cultura tamborera, de la herencia negra, campesina y mestiza del Caribe. En el marco del evento se reactiva la economía y desde sus inicios ha sido un motor del desarrollo familiar, un espacio para los emprendimientos que tienen como foco la cultura musical y todo lo que en ella converge: gastronomía, maquillaje, vestidos, instrumentos musicales y demás productos y servicios que tienen a bien ofrecer a las miles de personas que visitan el municipio durante la época.
¿Cómo nació el Festival?
El Festival Nacional de la Tambora y la Guacherna nació en los años 70 cuando un grupo de cesarenses, gestores culturales, encabezados por Diógenes Pino Dávila, decidieron congregar en una fecha especial las manifestaciones culturales que fueron paridas a la orilla de la ciénaga de Zapatosa.
“Yo estudiaba en Cartagena y en los años 70 hubo una corriente de búsqueda de las raíces. Llegué a Tamalameque pensando en lo que encontraríamos. ¿Quiénes éramos? ¿De dónde veníamos? No había una conciencia del pasado. Si bien éramos un pueblo de oralidad, no teníamos una conciencia de origen. En esa búsqueda, tratábamos de encontrar algo insigne que identificara lo nuestro, nuestras tradiciones y costumbres. Conseguí dos grupos de ancianos que ‘hacían tambora’, entonces dialogué con ellos, parrandié con ellos, me enseñaron muchas cosas…”, manifestó el maestro Pino Dávila.
Tres amigos hicieron parte de esta gesta: Edgar Guerra, bailarín; Hernando Moreno, panadero; y Luis Gonzaga, docente de primaria. Todos estuvieron de acuerdo en que era necesario realizar el evento con un enfoque social y cultural que resaltara la búsqueda de los orígenes del pueblo y sus manifestaciones más profundas. De allí, hasta la fecha, mucha agua ha caído en la ciénaga y el festival, pese a los esfuerzos que se han realizado, ha perdido esencia, según el maestro Pino Dávila.
Este gestor cultural y sus compañeros de aventura cultural identificaron que en Tamalameque se tocaban 4 aires de manera simultánea, cosa que no ocurría en otros municipios de Bolívar, Magdalena´, Córdoba o Sucre.
“Aquí logramos que se universalizara el concepto de los 4 aires y les exigimos a los participantes que se montaran en tarima con mínimo tres aires”, agregó Diógenes al referirse al segundo festival, que se realizó a inicios de los 80.
En la actualidad, el festival goza de reconocimientos como el de patrimonio inmaterial de la nación, el de patrimonio cultural del Cesar a través de la Ordenanza 006 de 2005, también el de patrimonio cultural de Tamalameque según Acuerdo 007 de 2016, pero para los gestores del evento esto es una clara muestra de que de nada sirve lo que aparezca en el papel si no hay voluntad y amor por la cultura.
La comunidad habitante de los departamentos en dónde se ubica la depresión Momposina; es decir, Cesar, Bolívar, Sucre y Magdalena, espera que nuevamente se vuelvan a escuchar, ver, bailar y cantar los 4 aires del festival: tambora, guacherna, chandé y berroche, para que la tradición continúe, vuelva a ser, se enriquezca y perdure, tal y como lo soñaron sus creadores.