El afiche del festival nacional de gaitas de este año llama especialmente la atención.
El torso desnudo de un hombre y la figura de una súper luna, haciendo las veces de su cómplice y fiel compañera, invita a indagar por la historia de Julio Martínez a quien apodaron "El lobo"

Este apodo le fue asignado después de que le diera por entonar durante varias noches la misma mediodía: "Esta es la canción del lobo, el lobo, el lobo..." Pieza que después haría conocida la cantante Irene Martínez, la dueña de la música folclórica picante.
Palma caliente, Tambores del Caribe y el proyecto Pitahaya han sido solo algunos de los proyectos en los que ha trabajado este sencillo gaitero en su natal vereda de El Palmar a dos horas del municipio Ovejero.
Todos los años ha venido sagrada mente para compartir, enseñar y abrir con especial sigilo su caja de madera, vieja y rústica custodiada por un candado que guarda celosamente uno de sus secretos mejor guardados: Su gaita, construida e interpretada por él mismo.
Este año después de muchos ires y venires es el protagonista de este festival, porque esta versión, la numero 31 lo tiene como homenajeado.
Todos los honores para "El lobo" por ser un campesino y nunca dejar de serlo, por seguir fabricando sus gaitas de 35 y 38 centímetros, pero sobre todo por entregar parte de ese talento a las nuevas generaciones.