El 23 de junio de 1822, los habitantes de la isla de Providencia, y casi un mes después los de San Andrés, voluntariamente decidieron adherirse a Colombia, tras la independencia del país.
Actualmente y pese a hacer parte del territorio colombiano, en el colectivo de las islas, sobre todo entre la población raizal, por décadas se ha tenido una percepción de abandono estatal.
El líder raizal, Pastor Augusto Francis, opina que la soberanía del Estado colombiano sobre el archipiélago se debe ver en tres aspectos, “es necesario realizar una reingeniería social, hay mucha gente que no está viviendo con bienestar y tampoco tiene una vida digna, es importante se les pueda generar seguridad alimentaria”.
El líder además enfatiza en que el Estado debe subsanar lo que propició décadas atrás: la avalancha de personas que llegaron a vivir en un territorio de 27 km cuadrados, situación que, asegura, ha propiciado la estancia de muchos irregulares en el territorio insular.
“Y la tercera, es ayudar a las personas que fueron afectadas con los tres últimos huracanes, pues hay muchas viviendas en pésimas condiciones y se obvió la reconstrucción; en Providencia hubo muchas ayudas, pero se olvidaron de ayudar a San Andrés”, afirma Francis.
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Para el artista y líder raizal, Elkin Llanos, históricamente el Estado colombiano ha tenido “una forma nefasta de gobernar y legitimar”, sobre todo sobre los territorios periféricos del país, tanto así que en Colombia se habla de política para las minorías. “No estaríamos hablando de eso si hubiera una buena relación política del Estado con las regiones, ni estuviéramos hablando de leyes de protección para las minorías étnicas”, asegura.
Llanos además afirma que esto se evidencia en San Andrés, entre otros aspectos, por el hecho de que décadas atrás en los libros de sociales en el mapa de Colombia no figuraba este archipiélago, y que en la descripción de las actividades económicas del país o de la cultura de las regiones, no hablaba de expresiones del archipelágico y muchas veces había conceptos errados sobre el territorio insular.
Pese a ello, en el archipiélago cada año se celebran las fiestas del 20 de Julio, que más allá de la conmemoración de la Independencia de Colombia se convierte en una excusa para mostrar la cultura y las expresiones musicales del archipiélago y en el que participan las diferentes instituciones educativas de las islas a través de una marcha con bandas de paz por las principales avenidas de la zona céntrica.
“Mostramos nuestros toques, bailes, esto va con nuestra idiosincrasia, lo hacemos porque a los niños les gusta”. asegura Nora Francis, coordinadora del colegio Brooks Hill Bilingual School.