Habitantes de las veredas El 11, Coco Solo, Toporé e Iroká, en la Serranía del Perijá, denuncian que a diario arriesgan sus vidas al tener que cruzar el río Casacará, que no tiene un puente que garantice un paso seguro.
La comunidad, conformada por campesinos e indígenas Yukpa, aseguró que ha solicitado una solución durante más de seis décadas, pero no han tenido una respuesta de las autoridades locales ni departamentales.
“El cruce ya ha cobrado vidas humanas. Los niños son los más afectados, porque deben atravesar el río a diario para asistir a la escuela”, afirmó Enoc Pérez, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Iroká.
Según Pérez, la situación se agrava durante la temporada de lluvias, cuando el caudal del río aumenta.
En esos casos, los enfermos deben ser trasladados en costales y sujetos a una guaya que cruza de lado a lado del río.
“Ya hemos perdido varias personas que han sido arrastradas por la corriente”, lamentó el líder comunitario.
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Además del riesgo para la vida de las personas, la comunidad enfrenta pérdidas económicas debido a la imposibilidad de transportar sus productos agrícolas durante el invierno.
“Muchas veces, cuando intentamos pasar las cosechas de aguacate en las mulas, el río se las lleva. A veces salvamos los animales, pero la producción se pierde”, añadió Pérez.
Las veredas afectadas forman parte de una zona clave para la producción agrícola del departamento del Cesar, donde se cultivan frijol, maíz, cacao y café, entre otros productos.
La comunidad exige una pronta intervención por parte de la Alcaldía de Agustín Codazzi y la Gobernación del Cesar, con el fin de evitar nuevas tragedias y garantizar condiciones de vida dignas para las familias de la región.