Llevar la bandera de Colombia y sostener el diploma otorgado por la organización de los Guinness World Records en la cima del Santa Isabel fue un sueño que el deportista manizaleño Mauricio Salazar logró el pasado 3 de noviembre. Salazar, más conocido como el ultramán colombiano, logró a inicios de este mes el récord mundial en su carrera y también para Colombia, tras ser el primer ser humano en conseguir realizar el triatlón sprint a mayor altitud promedio del mundo.
Durante dos años estuvo acompañado de un equipo de profesionales que lo ayudaron y lo apoyaron en su preparación para reducir los riesgos a los que se enfrenta un deportista en el Parque Nacional Natural de Los Nevados, un escenario propicio para los deportes de aventura y como dice el deportista: “rompí la marca mundial prácticamente en el patio de mi casa”.
El récord se logró tras nadar con una temperatura inferior a cinco grados centígrados, 750 metros en la Laguna del Otún a 4.000 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m). Posteriormente tuvo que recorrer 20 kilómetros sobre una bicicleta de montaña en un trayecto escarpado pasado por lluvia, y la prueba finalizó con un trote en ascenso de 5.2 kilómetros hasta alcanzar la cima del Nevado de Santa Isabel, el cual se ubica aproximadamente a 5.000 m s. n. m.
Este recorrido tuvo una duración de 6 horas y 58 minutos y quedó consignado en el World Guinness Records como el único ser humano en conseguir este logro. Pero para llegar allí pasaron muchas cosas en la vida de este deportista. Tres años atrás se puso a prueba en una de las competencias de resistencia más duras en el planeta como la ultramaratón de Glocknerman, en Austria. Allí descubrió que estaba revestido de resistencia para enfrentar su nueva hazaña.
El recorrido
A las 6:00 de la mañana de ese épico día todo marchaba bien, a pesar de que la noche anterior estuvo pasada por lluvia, aun así, en su mente tenía el deseo y la convicción de ganar.
“La natación fue dura, pero la recuperación me ayudó mucho. El ciclismo fue muy complejo, casi no subo a La Asomadera y la bajada a Potosí, por el barro y la piedra grande, y después, en la travesía por el cascajo. Al glaciar llegué con calambres, rendido, no daba más, pero el apoyo del equipo me ayudó para hacer el tramo final que también fue difícil por cerrado y toda la carga que traía”, contó.
En algún momento este deportista pensó no lograrlo, la fatiga, la altura y la presión estaban en contra de él. “Dudé un par de veces, en el ascenso y la caminata, por los calambres, no tenía fuerza. Aun así, me ayudó mucho que durante ocho semanas estuve viviendo por encima de los 4.000 m.s.n.m y esto también fue un respaldo para superar la marca”.
Pero para obtener este logro, Mauricio Salazar recorrió otras pruebas personales que le generaron miedo. Hace cinco años este emprendedor y empresario con 15 años de trayectoria, abandonó la carrera que llevaba en el sector de tecnología para dedicarse a correr cinco de las carreras deportivas más exigentes del mundo.
En el 2015 se cumplió el plazo y ese mismo año dejó las reuniones y se instaló en una casa en la zona rural de Manizales.
“Empecé a vivir administrando el patrimonio que había reunido hasta ese momento”, cuenta. “Como no podía quedarme en el sofá sin hacer nada encontré en el deporte una opción que me permitía distraerme, aprender y seguir creciendo esta vez más como persona”.
Al triatlón llegó más por casualidad que por pasión, por recomendación de unos amigos suyos que lo practicaban de forma amateur. “Yo era malísimo en los tres deportes (ciclismo, atletismo y natación), pero me distraía mucho porque la exigencia física era alta y me enganché”, dice.
Gracias a su experiencia creó una cuenta llamada Renacer- Mauro Ultra, y cuenta con una comunidad en redes sociales que supera los 30 mil seguidores, donde comparte contenido para que las personas desafíen sus propios límites y puedan superar no solo retos deportivos sino de negocios, emprendimientos e incluso metas familiares.
“¿Qué viene para mí? Lo digo un poco en charla, pero es cierto, mi próximo reto será descansar, pues duré dos años concentrado en el Guinees Record. Ahora me tomaré un tiempo, cargaré baterías y me dedicaré a comer buñuelos y natilla, porque me tuve que restringir mucho la alimentación”, señala.
De empresario a deportista, para Salazar esta fue una oportunidad para establecer una marca mundial en su casa, con su familia, al lado de sus amigos.
“En un mundo que está lleno de ídolos y celebridades, espero hacer un homenaje y reivindicación a las personas comunes, quienes también somos capaces de hacer cosas extraordinarias y desafiar nuestros límites”.