Amable, sencillo y mordaz son tres palabras que definen a Richard Ford, un hombre aparentemente común, pero que en realidad no tiene nada de eso, aunque él es enfático en afirmar que eso de personas ‘ordinarias’ o ‘extraordinarias’ no existe, “solo personas dignas de atención”. Viste de camisa, jean y reloj deportivo. Es inevitable no ver que sus ojos son de ese color azul que transmite calma y que la forma de estos delata la herencia de su madre, quien siempre estuvo muy orgullosa de sus raíces indígenas.
El escritor de 73 años visita por primera vez Colombia en el marco de los 30 años de la FILBo. Ford es muy enfático en afirmar lo que quiere: hoy ha pedido que no le tomemos fotos (aunque sí podemos grabar video) y si la pregunta no le gusta o no le interesa, rápidamente pasa a la siguiente.
Este escritor norteamericano, quien fuera alguna vez periodista deportivo, sufre de dislexia y no había leído nada prácticamente hasta los 18 años. Luego de que lo despidieran de su trabajo en la revista ‘Inside Sports’, decide convertirse en escritor e ingresa a la maestría de escritura creativa en la Universidad de California. Alguna vez afirmó: "publiqué mi segunda novela, y tuvo buenas críticas, pero nadie la compró. Entonces cogí un trabajo de periodista deportivo. Y pensé que, si podía conservar aquel empleo, lo haría para siempre. Era divertido, era fácil, estaba bien pagado, viajabas por todo el mundo... era perfecto”. Sin embargo, lo esperaba un futuro en las letras.
Su éxito llegaría al escribir sobre Frank Bascome -un personaje que también es periodista deportivo- y quien protagoniza varios de sus libros. Su esposa le había recomendado que escribiera sobre alguien feliz y así lo hizo. Ford niega que su alter ego sea Bascome. Lo que sí es seguro es que gracias a este personaje comenzó su prolífera carrera por la que se ha ganado el premio Pulitzer (por ‘El día de la independencia’) el premio Faulkner (por ‘El periodista deportivo’) y el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2016.
En entrevista con Radio Nacional nos habló sobre su carrera, su último libro ‘Between Them’ (acerca de sus padres), su esposa, su relación con la vida y sobre el arte de escribir.
Después de tantos años de experiencias como escritor, qué opinas: ¿es más difícil escribir sobre gente común o sobre personajes excéntricos y sombríos?
Todos hemos sido personas comunes, aún si somos ricos, políticos, excéntricos o criminales. Supongo que la idea de ser una persona común es una experiencia que todos tenemos. Todos ponemos por la noche la cabeza en la almohada. No hay personas comunes, solo personas, y cuando escribo sobre ellas lo que quiero decir es que estas personas merecen nuestra atención y que valen la pena.
El crítico Ernesto Ayala-Dip (aunque no te interesa mucho lo que los críticos digan), alguna vez afirmó que Richard Ford “nos habla de un mundo que nos pertenece”, ¿cómo has logrado reflejar ese mundo?
Siendo un lector, sobre todo, y entendiendo las formas en que la literatura nos lleva de nuevo a la vida y nos hace responsables a través de esta, que es nuestro mayor recurso. De nuevo, las nociones de humanos aislados o separados, o como dicen algunos que el infierno son otras personas, para mí no existen. Yo digo que de alguna manera el paraíso son los otros y esa es la relación que tengo con el mundo y con las otras personas a través de los libros.
¿En qué cree Richard Ford?
Creo en la literatura, en el arte y en la imaginación, pero eso lo sabes porque me paso la vida escribiendo libros.
En varios de tus libros, como por ejemplo Canadá, los niños son personajes centrales, seres de una inteligencia o audacia única, ¿por qué te interesan los personajes de los niños en tus libros?
Porque parece que ellos están en todas partes y si voy a escribir sobre el mundo, es muy difícil evadir el escribir sobre ellos. Los puedo evitar en mi vida, no teniéndolos, pero los niños son la esperanza del futuro, su sobrevivencia es la de la humanidad. Escribir sobre ellos es inevitable. Ellos son algo graciosos y puedes hacer que digan cosas como si fueran adultos. Es bueno para mí escribir sobre niños, en vez de tenerlos y criarlos, o desperdiciar mi vida pagando sus cuentas.
¿Cómo ves el rol de los niños con respecto a sus padres?
No puedes generalizar sobre eso, las personas tienen niños por diferentes razones, pero fundamentalmente tener un niño significa que tú quieres que el mundo sobreviva, que haya un futuro en el que crezcan, vivan y prosperen, y eso es bueno. Hay otras razones narcisistas como replicarse, distraerse, o por razones que ellos mismos no entienden, pero tener un niño significa que tú crees que el futuro es posible.
En varias entrevistas has hablado sobre la importancia de tu padre en tu vida, ¿cómo fue tener que afrontar su muerte a los 16 años ?
Acabo de escribir un libro sobre eso. Afectó mi vida de maneras que no tendría el tiempo de explicarte. Perder tu padre cuando tienes 16 años, cuando vas a entrar a tu vida adulta, significa que estarás sin guía y yo estuve sin esa guía. Mi madre quedó destruida con la muerte de mi padre y significó que, al no tener un guía, tuve que hacerlo yo mismo y creo que lo hice bien, pero fue una cosa mala, sobre todo, porque mi padre perdió su vida. No fue solo malo porque nos afectó a mí o mi madre, sino porque su vida terminó a una edad muy temprana.
Háblanos sobre tu último libro ‘Between them’…
Este libro es una memoria hecha de dos partes, una sobre mi madre y otra sobre mi padre. Escribí la memoria sobre mi madre hace casi 30 años y me di cuenta que en algún momento tendría que escribir sobre mi padre. Lo quería como escritor, no solo como hijo, para mostrar la vida de una familia que tuvo una buena vida, aunque nada inusual. Mis papás se amaron y me amaron a mi. Éramos felices juntos, no tuvimos hermanos o hermanas, era algo así como una vida ideal, aunque uno pudiera pensar que fueron pequeños y no importantes, pero al escribir sobre ellos podría decir que su pequeñez o aparente invisibilidad, no significaba que no tuviera virtudes.
¿Eres una persona nostálgica?
No, porque pienso que la nostalgia significa anhelar algo imposible de tener. Significa admitir todas las partes complicadas y esas son las que no me interesan.
Muchas de tus novelas están ubicadas en Estados Unidos, ¿cuál es tu escenario favorito en ese país?
Donde sea que esté mi esposa.
¿Y fuera de Norteamérica?
No tengo que elegir. He estado en muchos lugares y ha sido maravilloso porque he encontrado muchísimas cosas interesantes. Siempre estaré en América, cuando nací no lo elegí, pero ahora elijo estar allí.
¿Recuerdas cómo fue la experiencia de escribir tu primera novela ‘Un trozo de mi corazón’?
Fue magnífico. Mi esposa creyó que era una muy buena idea y una forma de usar mi vida y tiempo libre en algo que no había hecho antes. Era embarcarme en un proyecto que no sabía que podía completar. Fue pasar la vida y las experiencias a las páginas y trasmitir con el propósito de que el lector encontrara belleza. Cuando la escribí estaba muy feliz todo el tiempo.
¿No fue difícil empezar?
Si eliges ser escritor, no tienes derecho a quejarte. Todo lo que tienes que hacer es callarte y hacer el trabajo.
¿Cómo te sentiste cuando te despidieron de tu trabajo como periodista deportivo en ‘Inside Sports’?
Me sentía terrible porque no sabía lo que haría. Había tratado de ser novelista y no había resultado muy bien. No tenía otras habilidades más que escribir y ahora este era el único trabajo que tenía, que realmente me gustaba, y era feliz. Lo habría hecho alegremente toda mi vida, pero de repente ya no me necesitaban y tenía 37 años y poco dinero. Puedo decirte que si no me hubieran despedido, si hubiera seguido siendo periodista deportivo y no tuviera ninguna novela, eso también habría estado perfecto.
¿Cómo ha sido tu larga relación con el personaje de Frank Bascome?
Tienes el resto de tu vida para que te responda esa pregunta…
¿Crees que todos los escritores tienen un alter ego en sus libros?
Algunos escritores lo tienen, creo. Yo no, no estoy interesado en ser un personaje en mis libros. Me interesa usar mi imaginación para crear personajes distintos a mí y a veces uso algunos recursos de mi vida para diferentes personajes, pero son diferentes a mí. Soy mejor en eso, que escribiendo sobre mí mismo. Hay personas que me preguntan en qué soy diferente de Frank Bascome y les respondo: él es mucho más amable que yo.
¿Por qué escribes?
Escribo porque leo.
¿Cómo es tu rutina diaria para escribir?
Escribo solo cuando quiero. Trato de no crear para mí una vida que sea como la de un abogado o un banquero. Voy al trabajo cuando quiero y me voy cuando lo deseo. Trabajo el tiempo que me apetece porque mi interés es sacar lo mejor de mí mismo. A veces trabajo seis o cinco horas al día, nunca más. A veces dos o tres horas al día. Si no voy a hacer millones de dólares, no voy a trabajar tan duro como esas personas que lo hacen.
¿Cómo ha afectado tu vida el tener dislexia?
Me ayudó a ser empático con las personas y a entender algo sobre mí mismo y era que iba a tener que trabajar realmente más duro que los demás para hacerlo bien. Eso fue algo bueno que aprendí y como escritor me hizo sensible a distintos aspectos en la vida porque leo muy lento y estoy atento a cómo se ven los libros, cómo se escuchan en mis oídos y cuántas vocales o sílabas tienen. Estas cualidades son importantes. Aprendí eso al ser un lector lento y soy un lector lento porque tengo dislexia.
¿Qué escritor en español lees?
Muchísimos, por ejemplo, Juan Rulfo, pero tendrías que pasarme una gran lista para decirte cuáles son.
¿Cómo crees que la literatura ayuda a las personas?
Video: Óscar Romero.
La literatura es una forma de renovar los sentidos y la vida emocional. Una manera de descubrir el mundo. Eso es lo que hace.
¿Alguna vez pensaste cómo hubiera sido tu vida si siguieras siendo periodista deportivo o un abogado, carrera que estudiaste por algunos semestres?
Hubiera sido maravilloso. No soy una de esas personas que creen que por ser escritor todo es mejor. Si hubiera sido abogado, me habría hecho una buena vida, una vida útil. Si no hubiera escrito ningún libro no habría mucha diferencia.
Por último, nos hablaste de cómo los medios públicos hacen un país, ¿qué piensas de eso?
En un país tan gran como Estados Unidos, en el que tenemos 48 estados en los que hay rivalidades -y en donde no creen que Washington D. C sea la capital del país- tener una institución como la radio nacional pública crea una coherencia en la comunidad y un sentido de que todos vivimos en un espacio unido con los mismos valores.