La introducción de la biografía que el investigador José I. Pinilla dedica a Jaime Llano González en su libro “Cultores de la música colombiana” es más que elocuente: “No soy la persona llamada a calificar la gloriosa obra realizada por el más grande de los intérpretes de la música colombiana en los últimos 45 años”. Habrá quienes antepongan los nombres de otros ejecutantes a la hora de hacer balances, pero nadie podría llegar a dudar de la popularidad y el alcance que tuvieron el pasillo, el bambuco y otros aires nacionales gracias a las labores del músico antioqueño como productor, arreglista y, por supuesto, intérprete del órgano.
Una vez entrado en detalles, el mismo Pinilla ponderaba así su ejecución: “Es fantástico ver y escuchar al organista de las manos de seda arrancándole notas al complicado instrumento. Sus dedos sobre el teclado se mueven como hormigas gigantes en huida, haciéndole verter voces casi humanas, las que impulsa por medio de las ondas radiales y plasma en discos para animar el alma inefable de la colectividad”.
Con la aparición de su primera grabación discográfica para el sello bogotano Vergara en 1961, Jaime Llano González se hizo pionero en la incursión del órgano en nuestros aires, un instrumento nada convencional en la música del país. Así se hizo figura de grata recordación no sólo en la música andina colombiana, sino también en los sonidos tropicales e instrumental internacional a través de más de medio siglo de carrera.
El productor discográfico e investigador Hernán Restrepo Duque mantuvo una amistad de años con Llano González, quien de hecho lo apoyó en la fundación de su sello Preludio, en 1975. Decía Restrepo Duque: “No creemos, sinceramente, que haya razones de peso que impidan el lucimiento del órgano electrónico en la música típica colombiana. (…) Desde luego para que eso ocurra y sea atractivo es absolutamente necesaria la habilidad, el gusto, el swing de intérpretes como Jaime Llano González”.
Desde mediados de la década del 50 Llano González, nacido en Titiribí, Antioquia, en 1932, venía dándose a conocer en Medellín como ejecutante del tiple, el acordeón y el piano, instrumentos que aprendió de manos de su madre, doña Magdalena González. Mientras se desempeñaba como vendedor de órganos Hammond, en Pereira, se enamoró del sonido de ese instrumento, del que se convirtió en su principal exponente nacional de manera autodidacta, pues todos los profesores de academia se dedicaban a enseñar las piezas clásicas para órgano de Bach o de Franck, y ninguno prestaba atención a los sonidos tradicionales del país.
Al llegar a Bogotá a finales de la década del 50, empezó a trabajar como organista en el bar La Cabaña y en serenatas privadas. Luego, con la anuencia del pianista nortesantandereano Oriol Rangel, logró incorporarse a la orquesta de la emisora Nueva Granada, acompañando allí a cantantes como Víctor Hugo Ayala y Alberto Granados en programas como Nocturnal Colombiano y Fantasía Musical. Luego haría pareja artística con el propio Rangel, con Luis Uribe Bueno y con Ruth Marulanda; y fue además acompañante de José A. Morales y de los duetos Garzón y Collazos y Silva y Villalba. Al lado de los Hermanos Martínez y del pianista Felipe Henao conformó también la agrupación Los Maestros, con la que amenizó las noches bogotanas en el Hotel Tequendama y el espacio de televisión que llevaba el mismo nombre.
Jaime Llano González grabó más de 60 discos con su órgano, pero más allá de su labor como ejecutante también compuso piezas de repertorio, incluida la célebre danza-bolero ‘Si te vuelvo a besar’, famosa en voces como las de Carmiña Gallo y Víctor Hugo Ayala, incluida por Restrepo Dique en su selección de 100 grandes canciones del país. Otras composiciones suyas fueron ‘Puntillazo’, ‘Orgullo de arriero’, ‘Ñito’, y fue autor de al menos un centenar más, aunque siempre prefirió conservarlas sin divulgar. En su honor, el músico José A. Morales compuso el pasillo “Titiribí”.
El pasado domingo 6 de noviembre conmemoramos cinco años de la partida de Jaime Llano González. Por eso es nuestro Artista de la Semana.