El pasado domingo 5 de junio se llevó a cabo en el Batallón de Infantería Ayacucho de Manizales un desfile de modelos de la Agencia Big Model y la Fundación New Model Talentos y Diversidad, que despertó indignación en redes sociales por parte de varios sectores. El Ejército y la agencia de modelaje dieron explicaciones sobre el contexto en el que sucedió este desfile, por lo que este medio quiso consultar las voces de tres mujeres expertas en asuntos de género para que nos dieran su opinión sobre estos hechos.
Adriana Villegas es periodista de Manizales y columnista del diario La Patria, quien dijo que este es un episodio complejo que ofrece una oportunidad pedagógica para aprender sobre género.
“Por un lado creo que puede haber moralismo o infantilización al criticar a las modelos. Ellas son mujeres autónomas que pueden hacer lo que deseen y hay que respetar las decisiones que toman, por eso creo que el cuestionamiento no puede ser sobre ellas. La pregunta es sobre el Ejército, sobre la presencia o la ausencia de enfoque de género en la formación de los soldados y sobre cómo se utilizan las instalaciones militares y los espacios de formación o de esparcimiento que tienen en el Batallón para perpetuar estereotipos patriarcales”.
Villegas recordó también la campaña ‘No es broma, es violencia’ de Unicef, que llamó la atención sobre conductas cotidianas que, por ser “normales” o frecuentes, invisibilizan esa estructura patriarcal que oprime a las mujeres. Sobre la explicación que dio el Ejército, la periodista se pregunta si cualquier agrupación cultural puede entrar al batallón a realizar actividades, y dijo que sería muy positivo que los cuarteles se abrieran hacia todas las formas que toman las manifestaciones culturales y no solo a algunas.
Por otra parte, María Carolina Giraldo, feminista de Manizales y militante en el partido Estamos Listas, dijo que en el marco de las explicaciones que han dado desde el Ejército y la Agencia de Modelaje, es importante comprender aspectos relativos a la perspectiva de género.
“Las mujeres hemos sido botín de guerra desde mucho antes de la Guerra de Troya, y es una costumbre de los hombres que participan en las hostilidades, en este caso el Batallón, el Ejército, que las mujeres seamos botines de guerra. No debería suceder, tal como está prohibido por el Derecho Internacional Humanitario, y por las leyes nacionales, pero sigue siendo una costumbre del conflicto. En ese sentido el Ejército es la primera institución encargada de velar que el cuerpo de la mujer no sea objetivizado sexualmente.
Dijo Giraldo que está bien que se realicen actividades culturales en ese lugar, pero señaló que desde el Ejército han debido pensar en un desfile de modas que se enfocara en la moda y no en los cuerpos de las mujeres como objeto, teniendo en cuenta la condición de víctimas que tienen las mujeres en el marco de los conflictos armados. Puntualizó que en el Batallón Ayacucho fallaron los controles sobre esta actividad en el marco de la perspectiva de género.
Diana Hoyos, profesora de la carrera de Filosofía de la Universidad de Caldas, integrante del Colectivo Femenino Las Hijas de Lilith, dijo que este debate saca a la luz que varias personas y segmentos de la sociedad ya han señalado prácticas que debilitan las instituciones que operan con ciertas lógicas. Dijo que es extraño que un batallón se preste para un evento privado sin nada más que una simple solicitud, donde al parecer no solamente prestaron las instalaciones, sino también parte del personal militar que acompañó el evento y la banda musical que toca ritmos marciales mientras desfilan.
“Si los batallones se prestan para eventos privados de ese corte yo quiero saber si en unos días podemos organizar un evento feminista en su interior y contamos con el mismo apoyo. En las explicaciones difusas también se dice que este era un evento para los soldados y sus familias, entonces no sé cuál de las dos explicaciones debemos entender. Un evento como este en el que desfilan mujeres, donde posiblemente hay menores de edad, ligeras de ropa en una ciudad tremendamente fría, pone sobre la mesa la discusión sobre la hipersexualización de la mujer, su objetivización, su reducción a belleza que camina para el solaz de la mirada masculina en un lugar donde la mayoría del público estaba compuesto por hombres”.
Hoyos añade que muchas personas están convencidas de que es necesario pensar en eventos que ayuden a superar esa visión retrógrada de la mujer como adorno y pasar a una en la que se resalten sus facultades intelectuales y sus fortalezas de carácter.
“Necesitamos evaluar qué prácticas se han naturalizado y son nocivas para las mujeres, en gran parte porque perpetúan estructuras que las dañan a ellas y a la sociedad en general. No es solo una cuestión de género o en contra de las mujeres, sino que nos daña a todas y todos”, puntualizó.