El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) compartió los resultados del primer estudio transfronterizo del jaguar entre Colombia, Ecuador y Perú, realizado en el corredor de conservación Napo-Putumayo, donde se encuentran dos parques nacionales y el resguardo indígena del pueblo Murui-Muina.
Un equipo técnico integrado por por científicos de WWF, investigadores locales y líderes indígenas de la Amazonía colombiana, siguieron durante dos años los pasos de estos felinos con cámaras trampa, encontrando más de 2.000 jaguares en el territorio y confirmando la importancia de las comunidades locales y las áreas protegidas para la conservación de fauna.
Según la ONG, debido a que este animal requiere grandes extensiones de territorio para recorrer y alimentarse de presas como la danta, la pérdida del hábitat es la mayor amenaza que enfrentan actualmente, la cual se ha visto afectada por la deforestación, el desarrollo de la infraestructura y la expansión de las actividades agrícolas y ganaderas.
Teniendo en cuenta estas problemáticas, WWF señala que tanto las áreas protegidas como los territorios indígenas, cumplen un papel fundamental en el mantenimiento del jaguar y otros vertebrados terrestres en los bosques tropicales, pues estas zonas sirven de refugios para especies amenazadas.
La investigación sugiere que este corredor en el noroeste de la Amazonía aún no ha tenido grandes alteraciones, lo que implica que el ecosistema se encuentra en un estado saludable para la existencia del felino, que se mueve a través de las fronteras geopolíticas impuestas por los humanos.
Teniendo en cuenta la información científica recopilada, el estudio propone la creación de planes conjuntos que traspasen las barreras territoriales entre Colombia, Ecuador y Perú, además del trabajo con las comunidades que habitan estos territorios y apoyarlos en su gobernanza, según explicó Jaime Cabrera, biólogo e investigador de WWF-Colombia.
Para recopilar esta información, fueron analizadas 64.700 fotos obtenidas en 10.500 horas de trabajo a lo largo de 540 km2. Asimismo, fueron necesarias 129 estaciones de cámaras trampa en tres áreas del Corredor Napo-Putumayo: Reserva de Producción Faunística Cuyabeno (Ecuador), Parque Nacional Gueppi-Sekime (Perú) y en el Resguardo Indígena Predio Putumayo (Colombia).
Para realizar el conteo de cuántos ejemplares había aproximadamente en la región, se tuvo en cuenta el patrón de las manchas de su pelaje conocido como ‘rosetas’, ya que este es único para cada espécimen y gracias a ello es posible identificarlos.
Los jaguares son considerados una especie sombrilla, es decir que de su conservación, también depende la presencia de otras especies con las que convive y de las que se alimenta, y también es uno de los indicadores del estado de conservación de los bosques.
Jaime Cabrera resalta que algo clave en el estudio “fue el diálogo entre el conocimiento tradicional indígena y el occidental. En el caso colombiano, los monitores del pueblo indígena Murui-Muina, fueron capacitados para el uso de GPS, sistemas de información geográfica y cartografía. Gracias al proceso se han convertido en investigadores pues empezaron con la interpretación de la información de acuerdo con lo que ellos sabían o cómo denominaban a esas especies”.
El jaguar mide entre 1.5 y 2.4 metros, pesa entre 45 y 120 kg. y, vive entre 10 a 12 años. Es un animal que se caracteriza por su fortaleza, cuerpo robusto y musculoso, cabeza ancha, orejas pequeñas y redondeadas. Su mordida es considerada una de las más fuertes entre los grandes felinos.