A los pies de un minarete del siglo XII, unos obreros trabajan entre ladrillos y alabastros salvados de la destrucción yihadista. Reconstruyen mezquitas, iglesias y casas centenarias para revitalizar la antigua ciudad de Mosul, una metrópoli del norte de Irak.
Con sus calles sinuosas, el distrito fue el último reducto de los combatientes del grupo Estado Islámico (EI), tras plantar una feroz resistencia a las fuerzas iraquíes que habían reconquistado la ciudad en el verano de 2017.
Gracias a la Unesco y su iniciativa "Revive el espíritu de Mosul", varios proyectos están en marcha, financiados sobre todo por los Emiratos Árabes Unidos y la Unión Europea.
En la explanada de la mezquita al-Nouri sólo queda la base de un minarete inclinado de 850 años de antigüedad, conocido como Al-Hadba, "el jorobado", actualmente cubierto con una lona de protección.
"Al-Hadba es el símbolo de Mosul", explica Omar Taqa, un ingeniero que supervisa el trabajo para la Unesco.
"Todos los habitantes esperan ver el minarete tal como era", asevera Taqa.
El ejército iraquí acusó a los yihadistas de haber hecho estallar con explosivos esta torre que fue destruida en junio de 2017.
Solo ha sobrevivido la parte central de la mezquita, cubierta con una cúpula, que tiene ahora forma de una cáscara vacía sobre arcos sostenidos por cuñas de madera. Encima de las columnas de mármol gris, notas de azul realzan los entrelazados de los capiteles.
“Allí encontramos 11 explosivos listos para ser activados”, recuerda el ingeniero. "Algunos escondidos dentro de las paredes", prosigue.
Tras extraer 5.600 toneladas de escombros a mediados de marzo, se iniciará ahora la reconstrucción del minarete, que permanecerá inclinado, mientras que el trabajo de la mezquita comenzará este verano. Los especialistas prevén que esté restaurado para finales de 2023.
- "Todo el mundo ha sufrido" -
A la espera de una reconstrucción idéntica, los vestigios más frágiles se guardan en un almacén.
Están los fragmentos de un Mihrab, un nicho que indica la dirección de la Meca. Pero también las partes de un Minbar, un púlpito desde donde se predica al que se había subido el antiguo jefe del EI para proclamar su "califato" en 2014.
Los ladrillos de terracota están alineados en unos estantes. Se reutilizarán 45.000 de ellos, un tercio de la estructura original del minarete, detalla Taqa.
El sitio aún guarda muchas sorpresas. En enero, las autoridades anunciaron que habían descubierto una sala de oración subterránea del siglo XII.
En total, la Unesco movilizó 110 millones de dólares, casi 100 millones de euros, para llevar a cabo la reconstrucción. Además de Al-Nouri, se están construyendo dos iglesias, Al-Tahira y Nuestra Señora de la Hora, junto con un centenar de casas, así como la escuela del barrio.
Otorgadas a empresas locales, las obras han generado 3.100 puestos de trabajo, la mitad de los cuales están ocupados por jóvenes que se han beneficiado de cursos de formación sobre restauración de patrimonio y edificios, según la ONU.
En el casco antiguo, Azhar vendía fruta en un carro. Ahora, trabaja en la renovación de Al-Nouri.
"Casas y calles fueron destruidas, la gente fue trasladada a campamentos", contó este hombre, de 48 años, que tiene cinco hijos.
"Todo el mundo ha sufrido. Están los que han perdido a sus seres queridos, sus casas, sus tiendas, sus coches", lamenta.
Bajo las exhortaciones de sus camaradas, se niega a hablar de su difunta esposa, reflejo de una herida que sigue abierta.
- "La casa de los abuelos" -
A pesar de los edificios medio derrumbados, la normalidad se ha ido recuperando. Los cafés, talleres y panaderías han reabierto.
En un pequeño callejón, dos mujeres eligen tomates y frijoles en un puesto, a pocos pasos de las obras donde unos trabajadores mezclan el cemento.
Las viviendas pronto estarán terminadas. Algunas tienen entre 100 y 150 años. A través del laberinto de terrazas y patios interiores, se encuentran elegantes fachadas de alabastro, esculpidas con motivos de inspiración otomana.
"Hay 44 viviendas casi terminadas, que serán entregadas a finales de marzo", indica a la AFP el ingeniero Mostafa Nadhim. Otros 75 serán reconstruidos antes de que finalice el año.
El proyecto incluye la rehabilitación de la infraestructura: "cables eléctricos, alumbrado público, tuberías de agua y pavimentación de calles", agrega Nadhim.
Hace unos meses, Ikhlas Salim volvió a vivir en su casa. Después de la guerra, el edificio fue completamente destruido. La restauración tuvo un efecto "terapéutico".
“Es la casa de los abuelos”, cuenta la mujer de 55 años. "Habíamos perdido la esperanza de volver", remarca.
En el patio, la ropa se seca al sol, tendida en un tendedero. Ikhlas está calentando judías para sus dos hijos, que regresan a casa para almorzar durante el descanso del mediodía. Trabajaron toda la mañana en las obras de reconstrucción del barrio.